Esto es lo que comía la gente en la Edad Media
¿Alguna vez te has preguntado qué comía la gente en la Edad Media? También conocida como el Medievo, es el período histórico que abarca desde la caída del Imperio romano en el año 476 d.C. hasta el descubrimiento de América en el año 1492 d.C.. En total, este periodo comprende aproximadamente 1016 años de la civilización occidental.
Durante la Edad Media, la sociedad se organizaba en un sistema feudal, donde los señores feudales detentaban el poder sobre sus tierras y siervos, estableciendo una estructura jerárquica basada en la lealtad y el servicio. La vida cotidiana en este periodo era difícil, especialmente para la mayoría de la población rural, que se dedicaba a la agricultura y la ganadería. La alimentación era rudimentaria, centrada en cereales, legumbres y carne.
¿Qué comía la gente en la Edad Media?
Durante el Medievo, la dieta se basaba principalmente en cereales como el trigo, la cebada, y el centeno, que eran consumidos en forma de pan, gachas, papillas y pasta por todas las clases sociales. Las habas y las verduras también eran elementos importantes en la alimentación, especialmente para las clases más bajas.
La carne, siendo más costosa, era considerada un alimento prestigioso y se reservaba principalmente para la nobleza, siendo la carne de caza más común en sus mesas. Las carnes más accesibles para la población general eran el cerdo, el pollo y otras aves domésticas, mientras que la carne de res era menos frecuente debido a la mayor inversión requerida en tierras.
En las regiones costeras, el bacalao y el arenque eran alimentos fundamentales, tanto frescos como secos, ahumados o salados, y se consumían ampliamente en todo el continente, junto con una variedad de otros peces de agua salada y dulce.
Antes de una comida en la Edad Media, era común abrir el estómago con un aperitivo caliente y seco, como dulces de especias recubiertos de azúcar o miel, semillas de anís, hinojo o comino, vino fortificado y bebidas lácteas endulzadas. Al finalizar la comida, se buscaba cerrar el estómago con un dulce integral, como peladillas de azúcar con especias, o un hipocrás, un vino aromatizado con especias, acompañado de queso curado.
Idealmente, la comida comenzaba con frutas fácilmente digeribles, seguidas de vegetales, carnes ligeras como pollo o cabrito, y luego carnes más pesadas como cerdo y res, junto con verduras y nueces. Se solía finalizar con queso añejo y dulces integrales.
Los calendarios de las Iglesias católica y ortodoxa ejercieron una fuerte influencia en los hábitos alimenticios de los cristianos durante la Edad Media. Durante aproximadamente un tercio del año, se prohibía el consumo de carne para la mayoría de los fieles. Durante períodos como la Cuaresma y otros días de ayuno, se imponía la abstinencia de todos los productos animales, excepto el pescado. Además, antes de participar en la eucaristía, era común ayunar, a veces durante todo un día, con la obligación de abstenerse completamente de alimentos.
Alimentos y bebidas
El pan era un elemento fundamental en la dieta medieval, constituyendo hasta el 70% de la ración diaria de alimento, especialmente para las clases bajas que consumían pan de centeno, cebada, alforfón, mijo y avena, mientras que las clases altas preferían harinas refinadas como la de trigo para elaborar pan blanco.
Para acompañar el pan, las bebidas más comunes eran la cerveza, el vino, el aguamiel y la sidra, ya que el agua era considerada poco segura debido a las precarias medidas higiénicas de la época. La cerveza era especialmente popular, llegando a consumirse hasta seis litros diarios por persona en algunos países escandinavos, aunque su bajo contenido alcohólico la hacía más aceptable en grandes cantidades. En los países mediterráneos, el vino era la bebida preferida, consumido solo o especiado con diversas especias.
Los vegetales y leguminosas eran componentes habituales en los platillos medievales, aunque es importante tener en cuenta que muchos vegetales comunes en la actualidad no existían en la Europa medieval, como las patatas, judías verdes y pimientos.
Costumbres
Durante la época medieval, era común la práctica de comer dos veces al día, con un almuerzo cercano al mediodía como la comida principal y una merienda más ligera. La influencia de la Iglesia católica y ortodoxa también se reflejaba en los hábitos alimenticios, desaconsejando los banquetes nocturnos por considerarlos propiciadores de actividades no bien vistas.
En los banquetes reales o nobles, se disponían amplios tablones con manteles para limpiarse, sin utilizar servilletas ni juegos de cubiertos, solo cucharas para algunos platillos. Se esperaba que los comensales utilizaran sus propios cuchillos y era común compartir utensilios como la escudilla y los vasos.
Los anfitriones de la nobleza solían usar sus propias copas, a menudo de oro y decoradas con joyas. Partir la carne con su propia espada era un honor, y se consideraba un privilegio para los invitados el ser invitados a pinchar la comida.
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