Según la neurociencia, los humanos elegimos ser malvados y egoístas

¿Nacemos, o nos hacemos? Esta es una pregunta de difícil respuesta que nos ha inquietado durante siglos, ya que no son pocos los científicos y psicólogos que han intentado dar respuesta. Al parecer, a tenor de la neurociencia, somos los humamos los que elegimos ser malvados y egoístas, pues nacemos buenos e inocentes.
Al parecer, según un estudio realizado por expertos de la Universidad de Harvard, auténtica autoridad en el campo de la psicología, y que ha sido publicado en la revista Science of Us, los seres humanos nacemos con tendencia innata a la bondad y generosidad, es decir, no se aprenden en la infancia, aunque sí que se pueden optimizar y promover, pero es algo intuitivo en nosotros.
Nacemos generosos, pero elegimos ser malvados y egoístas
Entonces, ¿por qué elegimos ser malvados en algunos casos? Según el estudio, siempre que se da un caso conflictivo, el primer pensamiento que pasa por la mente de un ser humano es bondadoso, ya que tiende a querer ayudar a otros bajo presión, algo que es innato e intuitivo.
Sin embargo, a lo largo de nuestra vida y educación social, desarrollamos egoísmos, por ejemplo, que se considera, a tenor del estudio, como una racionalización exagerada. Surge al pensar en exceso en un problema, lo que genera intereses propios a costa de otros, incluso.
Para llegar a esta conclusión, el equipo investigador contó con un grupo de voluntarios dividido en dos partes a los que les dio una cantidad de dinero. Ellos podían elegir dividirla entre todos o quedarse con todo. Así pues, si decidían no compartir nada, también ganarían una recompensa.
Todos ellos fueron presionados para tomar una decisión rápida. No obstante, no tuvieron problemas para compartir el dinero. Además, al ser cuestionados a gran velocidad sobre las partes monetaria, cuánto dividirían, etc., sus reacciones fueron bondadosas y de sorpresa en un primer momento.
Sin embargo, la segunda parte del grupo a la que se le dio tiempo para elegir y reflexionar decidió no compartir el dinero recibido o prefirió donar una cantidad menor a los demás.
Tras estos datos, los investigadores concluyeron que los seres humanos podemos ser bondadosos de nacimiento, pero el tiempo, la educación y la reflexión nos hacen menos generosos y más interesados, lo que puede ser muy negativo tanto a nivel de grupo social como a nivel individual, puesto que, de forma natural, intuitiva e instintiva, elegimos ser solidarios. ¿Estamos yendo contra nuestra propia esencia humana?
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