¿Sabes quién fue Irene de Atenas?
¿Has oído hablar de Irene de Atenas? Se trata de una de las figuras femeninas con más poder en su época. Te contamos más.
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Irene de Atenas fue la primera mujer que llegó a ser emperatriz del Imperio Bizantino. Tras la muerte de su esposo, León IV, se convirtió en regente debido a que su único hijo Constantino tenía tan solo nueve años. Su poder estaba condicionado desde el comienzo por el movimiento iconoclasta impulsor de la eliminación de las figuras e imágenes religiosas. Esta figura femenina de la historia no es muy conocida, y sin embargo su reinado fue muy curioso.
Ese movimiento consideraba que el culto a las imágenes importaba una nueva divinidad diferente, por eso se las prohibía. Se sospecha que Irene no era iconoclasta, sino iconódula. Por eso, Irene de Atenas restableció durante su reinado el culto a las imágenes durante al menos un breve periodo.
Esa decisión es la que resultó determinante para Irene, ya que su posición de poder tambaleaba debido a la falta de seguidores. En esos momentos, ese aspecto era crucial porque los cargos más altos en instituciones como la Iglesia o el ejército eran iconoclastas y se perseguía brutalmente a los iconódulos.
El reinado de Irene de Atenas
El mandato de Irene de Atenas estuvo muy marcado por la oposición y la inestabilidad. Además, su decisión de contraer un segundo matrimonio terminó por derribar su imagen. Pese a sus muchos intentos, su búsqueda incesante de respaldo durante su reinado fracasó.
A punto tal llegó en esa búsqueda que llegó a masculinizarse, entendiendo que todo lo relacionado al poder y su ejercicio era «cosa de hombres». Así es que, si una mujer ocupaba cargos de relevancia, permanecería vestida y caracterizada como hombre.
La caída del reinado de Irene
Una conspiración terminó con el reinado de Irene de Atenas. Sin embargo, Irene lo peleó con uñas y dientes hasta el final. Tanto es así que hasta contra su propio hijo se volvió para evitar que este le arrebatase el trono. Desde recluir a los hermanos de su esposo, los césares, en un convento, hasta arrancarle los ojos a su propio hijo, cometió todo tipo de crueldades para mantenerse en el reinado.
Pero, la última de las conspiraciones, en 802, no pudo evitarla: Nicéforo, uno de los césares, fue instituido emperador e Irene fue desterrada para siempre.
Hoy se recuerda a Irene de Atenas como una mujer extremadamente cruel que hirió a su hijo en el lugar de su nacimiento para seguir gobernando. Pero una cosa no puede negarse: su reinado no tuvo nada que pedir al de los mejores emperadores de la historia, a pesar de su condición de mujer en la época.
Hemos recordado algunos aspectos de la emperatriz Irene la ateniense. Si te ha parecido útil esta información, compártela. Y tú… ¿sabes quién fue Irene de Atenas?
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