La próxima Edad de Hielo confirmada: los científicos confirman la fecha exacta
Desde hace siglos, los científicos han estudiado los cambios climáticos de la Tierra para comprender mejor su impacto en la evolución de la vida. Uno de los fenómenos más intrigantes es la alternancia entre periodos glaciares e interglaciares, ciclos que han moldeado el planeta y condicionado el desarrollo de diversas especies, incluida la humana. Investigaciones recientes sugieren podría estar en camino una nueva Edad de Hielo, aunque la actividad humana podría alterar drásticamente su curso.
Un equipo de expertos de la Universidad de California, Santa Bárbara, ha profundizado en la relación entre la inclinación del eje terrestre y la formación de glaciares. Publicado en la revista Science, el estudio detalla cómo estos cambios han desencadenado y finalizado ocho Edades de Hielo en los últimos 800.000 años. Según sus cálculos, la próxima glaciación debería comenzar en aproximadamente 11.000 años, salvo que el calentamiento global inducido por el hombre la retrase indefinidamente. La influencia del ser humano sobre estos ciclos naturales podría alterar de manera irreversible el futuro climático del planeta.
El papel de la inclinación terrestre en la Edad de Hielo
Las Edades de Hielo son periodos en los que muchas regiones del planeta quedan cubiertas por espesos mantos de hielo durante milenios. Estos eventos climáticos ocurren cada 100.000 años y están separados por fases interglaciares más cálidas, como la actual, en la que las masas de hielo se retraen hacia los polos. La última gran glaciación alcanzó su apogeo hace unos 20.000 años y desde entonces la Tierra ha experimentado un periodo de relativo calor.
El estudio liderado por Stephen Barker revela una conexión estrecha entre la inclinación del eje terrestre y la expansión o contracción de las capas de hielo. Actualmente, la Tierra tiene una inclinación de 23,5 grados en relación con el Sol, lo que incide en la distribución de la radiación solar sobre la superficie. Sin embargo, este ángulo no es fijo y oscila en un ciclo de 41.000 años, variando entre valores más altos y más bajos, lo que influye en la cantidad de energía que llega a distintas latitudes.
A su vez, el planeta experimenta un movimiento de precesión, similar al bamboleo de una peonza, con un ciclo de 21.000 años. Esta oscilación impacta la intensidad de la radiación solar en el ecuador, afectando la temperatura global. Al analizar registros geológicos y fósiles marinos, los investigadores han identificado una sorprendente correlación entre estos factores astronómicos y la duración de los periodos glaciares.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo estudió núcleos de sedimentos oceánicos que contienen restos de microorganismos llamados foraminíferos. La proporción de ciertos isótopos de oxígeno en sus conchas proporciona información sobre la extensión de los glaciares en distintos momentos de la historia terrestre. Los patrones hallados indican que cuando la inclinación terrestre es mayor, la formación de capas de hielo disminuye, mientras que una menor inclinación favorece su expansión.
La investigación sobre estos procesos no sólo busca comprender el pasado, sino también proyectar el futuro del planeta en los próximos milenios. Si bien el calentamiento global ha sido señalado como un problema urgente en el corto plazo, su influencia podría extenderse a escalas de tiempo mucho mayores de lo que se pensaba. La actividad humana podría estar alterando no sólo el clima del próximo siglo, sino también el destino climático del planeta a lo largo de decenas de miles de años.
¿Cuándo ocurrirá?
Si el clima evolucionara únicamente por factores naturales, la siguiente glaciación debería comenzar en unos 10.000 a 11.000 años, con una expansión máxima de los hielos en los siguientes 80.000 a 90.000 años. Posteriormente, el planeta entraría en una fase de deshielo que duraría otros 10.000 años hasta volver a un estado interglaciar.
Sin embargo, los investigadores advierten que la acción humana ha introducido un nuevo factor en la ecuación. Las emisiones de gases de efecto invernadero han incrementado la temperatura global hasta niveles sin precedentes en la historia reciente. Este calentamiento podría interrumpir los ciclos naturales de glaciación, impidiendo que se desencadene una nueva Edad de Hielo.
Barker y su equipo destacan que, aunque las predicciones actuales sugieren que las capas de hielo comenzarían a expandirse en el próximo milenio, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera podrían mantener la Tierra en un estado de calentamiento prolongado. Si el CO₂ sigue aumentando, es posible que nunca vuelva a producirse una glaciación en el futuro.
El planeta ha pasado por múltiples ciclos de glaciaciones e interglaciaciones, regulados en gran parte por los cambios en la inclinación del eje terrestre y la precesión. De acuerdo con las proyecciones basadas en modelos naturales, la próxima Edad de Hielo debería comenzar dentro de 10.000 a 11.000 años. Sin embargo, la intervención humana en el clima, a través de la emisión de gases de efecto invernadero, podría haber cambiado el rumbo de estos ciclos para siempre. Si las emisiones de CO₂ continúan aumentando, la posibilidad de una nueva glaciación podría desvanecerse, dejando al planeta en un estado interglaciar perpetuo.
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