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Esto que todos tenemos en casa tiene 614 virus: y lo peor de todo es que te lo metes en la boca

Toma nota del objeto que metemos en la boca y está cargado de virus

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  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Todos lo tenemos en casa este foco de virus y bacterias que nos ponemos en la boca de forma recurrente. Es la hora de conocer un poco mejor los distintos elementos que pueden acabar siendo los que marquen un antes y un después. En este camino hacia la salud integral, hemos aprendido que cada elemento cuenta. Como si fuéramos capaces de acabar con algunos elementos que pueden ser claves y que quizás hasta ahora, un detalle que puede acabar siendo el que marque la diferencia.

La higiene ha salvado a la humanidad en las peores epidemias posibles, en la Edad Media se convirtió en un factor clave que quizás hasta ahora no habíamos vuelto a tener en cuenta. Siendo uno de los elementos que quizás hasta la fecha no habíamos ni imaginado. Por lo que, es importante disponer de la máxima higiene posible en cualquier situación, de tal manera que deberemos empezar a gestionar algunos elementos que hasta el momento nunca hubiéramos pensado que tenemos por delante. Son tiempos de analizar cómo podemos proteger mejor nuestra salud.

Todos lo tenemos en casa y tiene 614 virus

Un dato que pone los pelos de punta y que debemos empezar a gestionar. Es hora de afianzar determinados cambios que quizás nos hagan tener en cuenta determinadas gestiones que hasta el momento no habíamos ni imaginado. Por lo que, habrá llegado el momento de empezar a crear algunos datos que son fundamentales.

Los expertos son los primeros en darnos algunas recomendaciones que quizás hasta el momento no habíamos ni esperado. Por lo que, habrá llegado ese momento de empezar a cuidarnos un poco más, de la mano de determinados detalles que pueden ser los que marquen la salud de hierro que queremos poner en práctica.

El tiempo es el que juega de nuestra parte en una serie de momentos que quizás hasta el momento no habíamos ni pensado. En estos días que tenemos por delante y que puede ser lo que nos afecte de lleno. Un gesto tan común como meternos en la boca este objeto puede suponer más de un problema de salud.

Lo más destacado de este objeto es que lo usamos para ‘limpiar’ aunque en realidad, quizás no esté cumpliendo por completo su función, sino más bien todo lo contrario.

Lo peor de todo es que te lo metes en la boca

Un reciente estudio puede ponernos los pelos de punta, especialmente si conocemos en estos días lo que puede provocarnos este tipo de elementos que son claves y que quizás hasta el momento no habíamos ni imaginado. Veremos que en nuestra casa hay más virus de lo que nos imaginaríamos.

Publicado en la revista americana Fronteirs nos puede dar algunos datos destacados de lo que está llegando en este momento y en el que realmente nos enfrentamos: «El estadounidense promedio pasa el 93% de su tiempo en entornos construidos, casi el 70% de ese tiempo en su lugar de residencia. La salud y el bienestar humanos están intrínsecamente ligados a la calidad de nuestros entornos personales y los microbiomas que los pueblan. Por el contrario, el microbioma del entorno construido se siembra, se forma y se remodela según el comportamiento de los ocupantes, la limpieza, la higiene personal y las elecciones de alimentos, así como la ubicación geográfica y la variabilidad en la infraestructura. Aquí, nos centramos en la presencia de virus en biopelículas domésticas, específicamente en cabezales de ducha y cepillos de dientes. Se ha demostrado que los bacteriófagos, virus que infectan bacterias con alta especificidad de hospedador, impulsan la estructura y la función de la comunidad microbiana a través de la infección del hospedador y la transferencia horizontal de genes en sistemas ambientales. Debido al entorno dinámico, con cambios extremos de temperatura, períodos de humectación/secado y exposición a productos de higiene/limpieza, además de la baja biomasa y la naturaleza transitoria de los microbiomas interiores, planteamos la hipótesis de que la infección del hospedador por fagos en estos entornos construidos únicos es diferente de las interacciones con biopelículas ambientales. Abordamos la hipótesis mediante metagenómica, consultando 34 metagenomas de cepillos de dientes y 92 de cabezales de ducha. Representativas de biopelículas en el entorno construido, estas interfaces demuestran distintos niveles de interacción con los ocupantes. Identificamos 22 OTU virales completas, 232 de alta calidad y 362 de calidad media. La riqueza de la comunidad viral se correlacionó con la riqueza bacteriana, pero no con los índices de Shannon o Simpson. De las OTU virales de calidad con cobertura suficiente (614), 532 estaban conectadas con 32 familias bacterianas, de las cuales solo Sphingomonadaceae, Burkholderiaceae y Caulobacteraceae se encuentran tanto en cepillos de dientes como en cabezales de ducha. La baja identidad de nucleótidos promedio con las secuencias de referencia y una alta proporción de marcos de lectura abiertos anotados como hipotéticos o desconocidos indican que estos entornos albergan muchos fagos nuevos y no caracterizados. Los resultados de este estudio revelan la escasez de información disponible sobre los bacteriófagos en ambientes interiores e indican la necesidad de métodos más centrados en los virus para la extracción de ADN y la secuenciación específica destinada a comprender el impacto viral en el microbioma en el entorno construido».