Un reportaje fotográfico recoge testimonios de mujeres con partos traumáticos
Cuando pensamos en el nacimiento de un bebé a todos nos viene a la mente un momento lleno de felicidad, único y que parece pura magia. Sin embargo, desgraciadamente todas las mujeres que se han enfrentado a la llegada de un hijo no han sentido esas emociones de alegría desbordante, porque algunas han sufrido un parto traumático.
En muchas ocasiones, esas féminas no son comprendidas, no consiguen que se entienda su dolor y pueden incluso caer en depresiones dadas las circunstancias. Por ese motivo, se ha comenzado a realizar un significativo reportaje fotográfico que les da voz y las convierte en protagonistas.
El reportaje
“Exposing The Silence Project” (“Exponiendo el silencio”) es el título de este trabajo de fotografía que está siendo llevado a cabo en estos momentos por Cristen Pascucci (Vicepresidenta de ImprovingBirth.com) y la doula Lindsay Askins. Se trata de dos mujeres que, ahora, se encuentran viajando por Estados Unidos con el claro propósito de encontrar a féminas que han tenido partos complicados y traumáticos.
De esta manera, una vez dan con esas lo que hacen es darles voz, permitirles que cuenten lo que les sucedió para así poder sentirse comprendidas, para evitar que casos similares vuelvan a suceder y también para poder ayudarles a las mamás que se encuentran pasando ese mismo trance.
Violencia obstétrica
Numerosas ciudadanas de a pie, que podrían ser nuestras hermanas, vecinas o amigas, son las que forman parte así de este trabajo fotográfico que las muestra bien con sus bebés en brazos o bien sentadas y con rictus serenos pero llenos de dolor. Y es que parecen recordar todo lo que tuvieron que pasar por ser víctimas de lo que se conoce como violencia obstétrica.
¿No sabes qué significa ese término? Es el que se emplea para referirse a la violencia, física o psicológica, que experimenta una embarazada en el hospital en el momento del parto por parte de lo que son los profesionales sanitarios que la atienden. En concreto, esa se puede manifestar a través de diversas actuaciones y señales:
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Que se le realice una cesárea cuando no es necesario en absoluto, porque el parto se está produciendo al ritmo adecuado y sin complicaciones de ningún tipo. Un tipo de violencia este que se agrava cuando a la mujer ni siquiera se le pide consentimiento para acometer la pertinente intervención quirúrgica.
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Que el médico encargado del nacimiento de su bebé tome la decisión de hacer uso de fórceps.
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Que se le realice el raspado del útero sin anestesia de ningún tipo.
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De la misma manera, también se considera violencia obstétrica a la falta de atención sanitaria sobre la embarazada en el momento que es necesario y haciendo uso de los protocolos y recursos imprescindibles.
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Por supuesto, también se enmarca dentro de esa categoría la acción de los médicos y profesionales sanitarios que alteran lo que sería el proceso natural del parto sin ninguna justificación aparente. En este caso, lo que hacen es suministrar a la mujer medicación o utilizan ciertos recursos para acelerar, sin el consentimiento de esa, el nacimiento de su hijo.
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Asimismo se considera que también es violencia de ese tipo la imposibilidad de que, cuando no hay riesgo de ninguna clase, la madre coja a su bebé en el momento que este nazca.
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No debe pasarse por alto que, del mismo modo, está considerada como tal la negación del derecho a estar acompañada que tiene la embarazada durante el alumbramiento. Y es que, salvo partos de riesgos, cualquier mujer puede recibir el apoyo y la compañía de su pareja, de su madre o de la persona que considere oportuna.
A pesar de que se han puesto en marcha distintas iniciativas en pro de denunciar la violencia obstétrica, esta sigue siendo hoy una gran desconocida. Por eso, reportajes fotográficos como el que nos ocupa contribuyen a darle visibilidad a la misma, a que en todo el mundo se conozca que existe y que requiere que las mujeres víctimas de esos daños físicos o psicológicos denuncien.
Precisamente a eso va a contribuir, por ejemplo, en Argentina la puesta en marcha del primer Observatorio de Violencia Obstétrica. Este, en concreto, va a servir no sólo para recoger datos sobre ese fenómeno sino también para crear estadísticas, conocer la gravedad de los hechos y poder “presionar” a las autoridades pertinentes para que tomen medidas serias ante el mismo.
Y es que es fundamental que se luche contra la misma, no sólo para depurar responsabilidades y exigir que los profesionales sanitarios realicen su labor como deberían sino también para evitar que las féminas puedan sufrir estrés postraumático. Una enfermedad esta que puede hacerles sufrir síntomas tales como ansiedad, insomnio, irritabilidad, constantes cambios de humor, ataques de ira, mareos y desmayos, taquicardias e incluso dolores de cabeza.
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