Increíble: nace un bebé de un embrión congelado hace ¡25 años!

Está claro que la ciencia ha avanzado de manera considerable y que, de vez en cuando, nos deja perplejos con los resultados que consigue. Precisamente buena muestra de eso es la noticia que ahora se ha hecho viral en todo el mundo. Y es que ha nacido un bebé de un embrión congelado hace, ni más ni menos, que ¡25 años!

Sí, como lo has leído. ¿Quieres conocer la historia? Te la contamos a continuación.

¿Dónde ha sucedido?

En Estados Unidos es donde ha tenido lugar este hecho que ahora es un verdadero fenómeno en la Red. Más en concreto el escenario del mismo es Tennessee, que es donde viven sus protagonistas.

Los protagonistas

Tres podemos establecer que son las figuras que ahora han pasado a ser noticia en todo el mundo:

• Tina y Benjamin Gibson. Son una joven pareja que quería tener un hijo y que no lo conseguía de forma natural. Por eso, recurrieron a la llamada donación de embriones.
• Emma, que es la bebé que ha nacido ahora después de que el embrión permaneciera congelado 25 años. Es una pequeña que ha venido a traer la absoluta felicidad a sus papás.

El origen de esta historia

Años atrás se encuentra el punto de partida del caso de esta pareja estadounidense. Está en el instante en el que comienzan a intentar conseguir un embarazo pues quieren ser papás. Sin embargo, por más que hacen todo lo que está en su mano para lograrlo, les resulta imposible. Y es que Benjamin sufre fibrosis quística, que puede originar infertilidad.

Quieren tener un hijo

Así después de intentarlo durante varios años, Tina y Benjamin tomaron la decisión de optar por la donación de embriones para hacer realidad su sueño. Esta viene a ser un tratamiento de reproducción asistida en el que a la mujer se le implanta en el útero un embrión que no lleva sus genes. Ese tiene la carga genética de un hombre y de una mujer donantes.

Se marcharon hasta el Centro Nacional de Donación de Embriones y comenzaron el proceso. Resultaron ser aceptados y así se les dio un plazo de dos semanas para que pudieran elegir el embrión entre un total de 300 alternativas. Y así lo hicieron. No obstante, el primer intento resultó fallido.

Por eso, volvieron a escoger un segundo embrión y ahí sí tuvieron suerte.

El embrión congelado se convierte en la opción

Lo singular de la segunda opción fue las características del embrión. Y es que la doctora que llevaba su caso, Carol Sommerfelt, les dio a conocer a los futuros papás que ese llevaba congelado un total de ¡25 años! Sí, fue donado en el año 1992, cuando Tina contaba precisamente con 18 meses de edad. De ahí que la mujer se quedara absolutamente sorprendida y llegara a expresar a la médico que prácticamente el embrión y ella tenían la misma edad. Vamos, que incluso podrían haber llegado a ser amigas.

Según se ha podido saber el citado embrión fecundado mediante un tratamiento de fertilización in vitro. La donación del mismo fue realizada por una pareja que decidió dejar cuatro embriones congelados para que pudiera ayudar a otras personas que no podían tener hijos naturalmente. Querían ayudarles a poder hacer realidad su sueño de formar una familia.

Nace Emma

A pesar del tiempo que llevaba congelado, el proceso ha llegado a buen puerto sin ningún tipo de problema. Y es que el embrión, el más “viejo” de los que se disponía en el Centro, se encontraba en perfecto estado y el útero de la mujer también.

El 13 de marzo de este año 2017 fue cuando se descongeló para poder ser implantado en el útero de Tina. Partiendo de ese buen estado citado, el embarazo ha sido perfecto y el pasado 25 de noviembre venía al mundo la pequeña Emma. Una niña que nació con 2,940 kilos de peso y con una altura de unos 50,8 centímetros, aproximadamente.

Su caso se ha dado a conocer ahora y el mismo se ha convertido rápidamente en viral, ya que está claro que resulta llamativo y sorprendente. Lo es no solo por todo el tiempo que el embrión había permanecido congelado sino también porque prácticamente tiene la misma edad que su mamá. De ahí que esta seguro que no dudará en contarle dicha particularidad a su hija cuando crezca.

Es más, aunque no se puede demostrar porque no hay una relación de datos certera, se considera que quizás este sea el caso de éxito con un embrión más longevo.

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