Hipertensión y embarazo
Una de las complicaciones a las que tienen que hacerle frente algunas mujeres durante el embarazo es a lo que se conoce como hipertensión arterial (HTA). En concreto, se calcula que 8 de cada 10 féminas sufren, en mayor o menor medida, este problema que se refleja a través de los siguientes parámetros: tiene más de 140 mm Hg de presión arterial sistólica y más de 90 mm Hg de presión arterial diastólica.
Una situación esa que requiere la mayor atención médica y el máximo control ya que puede traer consigo serios problemas para la futura mamá y también para el bebé.
Hipertensión gestacional
Aunque hay mujeres que ya tienen una tensión alta de manera crónica, la mayoría de embarazadas que la sufren es debido únicamente al periodo de gestación. En concreto, suele aparecer alrededor de la semana número 20 del mismo y desaparece una vez que se ha dado a luz. En estos casos responde al nombre de hipertensión gestacional.
Consecuencias peligrosas
Como hemos mencionado, las futuras mamás que se topen con esta complicación deben estar sometidas a exhaustivos controles médicos para poder evitar que llegue a provocar consecuencias peligrosas, ya sea para ellas, para los bebés o incluso para ambos. En concreto, se considera que la hipertensión puede traer consigo problemas como estos que esgrimimos a continuación:
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Nacimiento prematuro. En muchos casos, esta complicación del periodo de gestación trae aparejado el nacimiento del pequeño antes de lo previsto, lo que puede suponer que este requiera pasar un tiempo ingresado en la incubadora del hospital.
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Bebé con bajo peso. De la misma manera, se considera que otra de las consecuencias más graves de la HTA es que el niño venga al mundo con un peso más bajo de lo que sería normal y adecuado. De ahí que, al igual que en el caso anterior, deba permanecer en la incubadora para poder recibir las atenciones necesarias que le hagan desarrollarse convenientemente y alcanzar el peso adecuado.
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Preeclampsia. Unas de las complicaciones más adversas que pueden sufrir las embarazadas con hipertensión gestacional es que algunos de sus órganos no funcionen correctamente, como sería el caso de los riñones. Esto es lo que se conoce como preeclampsia y resulta muy peligroso para su salud y la del feto. Y es que puede ocurrir que sufra el conocido como síndrome HELLP, que entre en coma o que padezca un fallo orgánico grave. De ahí que los médicos se vean en la necesidad de tener que tomar decisiones rápidas y contundentes para evitar que ni madre ni hijo tengan sus vidas en peligro.
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Desprendimiento de la placenta. Esto también puede producir en el caso de las gestantes con tensión alta, haciendo que el bebé esté corriendo un grave peligro, pues puede morir. Por eso, lo habitual es que acabe llevándose a cabo una cesárea de emergencia.
Medidas para tenerla a raya
Teniendo en cuenta las graves consecuencias que puede traer consigo la hipertensión arterial durante el periodo de gestación, se hace imprescindible que la embarazada lleve a cabo el mayor número de medidas posibles para tenerla bajo control, en pro de su salud y de la de su bebé. En concreto, se considera que las acciones más efectivas y eficaces al respecto son las siguientes:
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Lo primero y más importante es que acuda a todas y cada una de las citas médicas que le establezca su doctor. Y es que de esta manera es como el mismo podrá realizarle un seguimiento exhaustivo, establecer el tratamiento más idóneo e incluso poder detectar cualquier cambio que pueda resultar peligroso.
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Otra de las medidas más útiles que debe acometer la gestante es la de llevar a cabo una dieta sana, equilibrada y completa. En la misma deben tener mucha presencia las frutas y las verduras, deben eliminarse los productos fritos y debe reducirse a la mínima expresión lo que es la sal. Eso sin olvidar que tiene que dejar de comer productos enlatados porque estos, por regla general, poseen más sal que los que se pueden preparar en casa.
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Es fundamental que beba mucha al agua, como mínimo 1,5 litros diarios.
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No menos importante es que tiene que dejar de lado el sedentarismo. Esto significa que es fundamental que realice ejercicio físico, siempre dentro de lo que su avanzado estado de gestación se lo permita. Como mínimo, debe caminar diariamente durante media hora.
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Por supuesto, es vital que no consuma alcohol, que no fume y que elimine de su dieta el consumo de café. En este último caso porque la cafeína, además de influir en lo que es la tensión, puede provocarle otra serie de consecuencias negativas para el embarazo. En concreto, se establece que dicha sustancia, entre otras cosas, puede provocar un parto prematuro o incluso un aborto espontáneo.
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