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Mi hijo no juega sólo: Cómo educar la autonomía lúdica en los niños

Basta con elegir los juguetes adecuados, explicarlos bien y compartir el espacio para comprobar como los niños desarrollan su autonomía lúdica.

Muchos son los padres que se preguntan el porqué sus hijos no saben jugar solos. Ya sea porque siempre solicitan que papá o mamá juegue con ellos, o porque siempre se ponen a jugar junto a sus hermanos aunque la diferencia de edad sea evidente y los juguetes quizás no sean los apropiados. Por ello, desarrollar la autonomía lúdica en los niños es algo esencial para que sepan cómo distraerse o divertirse aunque estén solos y para conseguirlo, bastará con aplicar algunos trucos que a continuación os enumeramos.

Mi hijo no juega sólo: Cómo educar la autonomía lúdica en los niños

No hay nada como jugar con los niños. Ellos se divierten y nosotros que seguramente llevamos una vida de lo más ocupada, podemos disfrutar de un poco de tiempo con los pequeños, además de recuperar en cierto modo y aunque sea por un instante, la magia de la infancia, pero también es aconsejable que los niños desarrollen su propia autonomía lúdica ya que con ello, conseguiremos que hagan uso de su imaginación que por otro lado, resulta esencial en la infancia.

Si nos damos cuenta que nuestro hijo o hija no es capaz de desarrollar esa autonomía lúdica, es posible que nos desesperemos, pensando que no se van a distraer mientras nosotros tenemos que trabajar o dedicarnos a otras tareas en casa. Debido a la pandemia que todavía nos azota, nos vemos obligados a pasar más tiempo en casa, algo que los niños pequeños pueden ver como una oportunidad para que juguemos con ellos aunque lo más seguro es que tengamos que teletrabajar.

De este modo, conciliar las actividades del hogar y del trabajo a menudo puede ser bastante complicado. Por lo que os queremos ofrecer ahora  algunos consejos para educar a los niños para que jueguen con autonomía.

Tengamos en cuenta la edad de los niños

Antes que nada debemos destacar que cada niño adquiere su autonomía a distintas edades. Hay niños que ya a los dos o tres años se entretienen solos con un juego incluso durante media hora, mientras que otros, incluso los mayores, no pueden pasar ni 5 minutos de forma independiente.

Esto puede depender tanto del carácter, hay niños más introvertidos que se sienten cómodos incluso solos mientras otros más expansivos que tienen mayor necesidad de compararse con los demás. Ambos tipos de conductas suelen desarrollarse por cómo sus padres los han acostumbrado.

Esto no significa que debamos abandonar a los niños a sí mismos, pero orientarlos hacia su autonomía incluso en el juego es importante desde una edad temprana. Esto les permitirá desarrollar sus habilidades cognitivas y «liberarse» lentamente de sus padres desarrollando su propio carácter y siguiendo sus propias inclinaciones. Además, es importante que los niños se acostumbren a lidiar con el aburrimiento.

Tener una autonomía lúdica , de hecho, es un momento importante de relación con uno mismo, donde se desarrolla la mencionada imaginación, así como la introspección, la capacidad de elegir y la autoorganización. No son más que pequeñas lecciones derivadas del juego, pero que luego serán útiles a lo largo de la vida.

Además de lo mencionado, podemos también aplicar los siguientes consejos que son más concretos. Con todos, comprobarás que tu hijo o hijo es capaz de tener una autonomía lúdica que facilitará mucho el que puedes conciliar su ocio con tu trabajo:

  1. Indícales que elijan los juguetes adecuados. Si le damos a nuestro hijo o hija juguetes que son difíciles para su edad, seguramente necesitará nuestra ayuda para entender que tiene qué hacer o en qué consiste el juego. Así que elegir juegos sencillos y adecuados será la regla básica para que empiece a jugar solo/a. Primero eso sí, tendremos que invertir algo de tiempo en mostrarle cómo hacerlo, luego juguemos un poco juntos y luego dejemos que se sienta cómodo con el juego por su cuenta. Hagámosle entender cómo se puede jugar sin otros y resaltemos que es lindo hacerlo solo porque podemos inventar, cambiar o hacer las reglas que más nos guste, algo que si jugamos con otros no podemos.
  2. Hagámoslo que desarrolle su autonomía lúdica a través de pequeños desafíos. Por ejemplo, podemos decirle que termine un acertijo mientras estamos fuera por unos minutos. O que resuelva un puzzle día a día. Poco a poco se interesará y él solo ya se levantará por las mañanas para ir a colocar la pieza e incluso más de una.
  3. Utiliza la estrategia del bloque de tiempo. Le decimos a nuestro hijo/a que jugaremos con él/ella durante cierto tiempo y le advertimos que luego tendremos que hacer algo, por ejemplo, preparar la cena o tender la ropa. De esta forma el niño ya sabe que tendremos que hacer algo después para que lo acepte mucho más.
  4. A veces los niños no quieren estar solos porque tienen miedo. Si este es el motivo bastará con utilizar la sala donde tenemos que hacer algo para que puedan jugar solos pero siempre en nuestra presencia, algo que también puede venir bien para vigilarlos en el caso de que sean muy pequeños.