5 cosas que se acaban en tu vida cuando eres madre
Tener un hijo es una experiencia única, especial, mágica y casi imposible de describir con palabras. Y es que, a pesar de los síntomas sufridos durante el embarazo o del doloroso parto que se haya podido experimentar, tener por primera vez al bebé en brazos es la plena y absoluta felicidad. O al menos así lo es para la mayoría de las mujeres.
Sin embargo, ser madre supone marcar un antes y un después en la vida, que cambia para siempre y de manera irremediable. Tener que cuidar y velar por un niño supone que desde ese momento el día a día, los valores y las ideas se modifiquen.
Una situación que trae consigo también que haya una serie de cosas que para cualquier mamá se acaben. Sí, hay cosas que se esfuman y que se convierten en simples recuerdos, unos añorados y otros no. ¿Quieres conocer alguna de esas cosas que desaparecen casi por arte de magia cuando se tiene un hijo? Te presentamos varias a continuación, léelas con sentido del humor:
1-El egoísmo
Todos podemos ser más o menos egoístas por nuestra propia personalidad. Sin embargo, la mayoría de las féminas que se han convertido en madres coinciden en subrayar que tener un hijo supone dejar esa características de lado. Saber que hay un bebé del que cuidar y al que se debe proteger hace que ya dejen de pensar única y en primer lugar en ellas. Una mamá, y sólo tenemos que tomar de ejemplo la nuestra, hace siempre prevalecer el bienestar, las necesidades y las atenciones a su vástago a cualquier otra cosa.
Si llega la hora de la comida, primero le da al pequeño; si hay que comprar ropa nueva para la familia, en primer lugar le adquirirá la suya a su hijo…Ejemplos como estos hay miles.
2-Dormir más de cuatro horas seguidas
Ni que decir tiene, porque así lo sabrán todas las mujeres que cuentan descendencia, que en el momento que asumen el rol de madres se acaba para siempre eso de dormir del tirón horas y horas, de levantarse el fin de semana casi al mediodía, de estar holgazaneando en la cama porque no hay ganas de ponerse en pie…Cuando se tiene un hijo esos instantes se añorarán y se tendrán como un bello recuerdo. Y es que eso ya es imposible volver a repetirlo. ¿Por qué? Porque los bebés necesitan alimentarse mediante las tomas nocturnas, porque cuando son mayores pueden tener miedo a la oscuridad o estar enfermos y de madrugada reclaman las atenciones de su mamá, porque cuando son jóvenes salen de fiesta y su progenitora no se duerme hasta que no regresan a casa…
3-Bañarse
Con el título quizás estés confundida, no es que las mujeres que tienen hijos no se duchen sino que ya no pueden acometer un baño relajante, lleno de espuma y sales, con música de fondo, unas velitas…Eso se acabó. Cuando hay un pequeño en casa, la madre tiene que ducharse y sin demorar demasiado porque este le reclamará llorando, porque si está sola en casa con él tendrá que llevárselo al cuarto de baño con su hamaca para tenerlo controlado, porque si el niño ya anda posiblemente se dedique a abrir y cerrar la mampara de la ducha…
Vamos, que más que una ducha parece que la madre está llevando a cabo una contrarreloj o está participando en el programa de retos “¿Qué apostamos?”: ¿será capaz de ducharse y lavarse el pelo en menos de cinco minutos?…
4-Pasarse el domingo en casa viendo películas en televisión
Muchas féminas que ahora son mamás reconocen que una de las cosas que echan de menos de su vida anterior era pasarse la tarde del domingo en casa, tumbada en el sofá, sola o con su pareja, viendo películas y series de televisión sin parar. Eso las relajaba y las hacía disfrutar, pero ya es imposible que lo hagan. Y es que cuando se tiene un hijo hay que estar pendiente de sus necesidades, lo que supone en muchos casos que si se está viendo un filme haya que detenerlo continuamente para atender al pequeño, ya sea para cambiarle el pañal, darle de comer o hacer que deje de llorar.
Eso sin olvidar que cuando ya es más grande los domingos se convierten en el “día de la familia”, en el que se sale fuera de casa para ir al parque.
5-Salir de compras sin prisas
Cualquier mujer a la que le haya gustado y le siga gustando ir de tiendas, habrá comprobado con el nacimiento de su hijo que ya es imposible hacer eso como antes. Si en el pasado se podía tirar horas y horas de establecimiento en establecimiento hasta encontrar las prendas que buscaba, ahora no es viable si tiene que llevarse consigo a su pequeño. Y es que este se cansará, llorará, reclamará atenciones, tendrá hambre, querrá irse a casa…
¿Qué cosas han acabado en tu vida al convertirte en madre?
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