Cómo lidiar con la autonomía de los niños
La fase de autonomía en los niños es algo importante para ellos pero todo un reto para los padres
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¿A tu hijo ya no parece importarle en absoluto lo que dices y actúa como una persona diferente? Bienvenidos a la fase de autonomía de los niños. Tu hijo o hija ha descubierto que tiene una mente propia y ahora te estás poniendo a prueba, sin malas intenciones, por supuesto. Pero ¿Cuánta autonomía le dejas? Ambos estáis a punto de embarcaros en un viaje interesante, durante el cual vais a conocer a vuestro hijo desde una perspectiva completamente nueva, por lo que resulta importante saber cómo lidiar con la autonomía de los niños.
Cómo lidiar con la autonomía de los niños
La fase de autonomía también se conoce como la fase de desafío, porque eso es exactamente lo que el niño está tratando de hacer cuando llega a ella: Está tratando de desafiar a papá y a mamá, pero por supuesto sin malas intenciones. Simplemente siente un deseo muy fuerte de libertad y quiere determinar por sí mismo lo que sucede. El niño o niña ahora se da cuenta por primera vez de lo que es realmente querer algo. Sin embargo, aún no comprende por qué no puede tenerlo todo o hacer todo lo que quiere. La frustración se acumula, lo que bien puede convertirse en ira.
¿Por qué es tan importante la fase de autonomía?
Se solía suponer que los niños solo entran en la fase de autonomía si sus padres no son lo suficientemente autoritarios. Por supuesto, esto es una completa tontería, como afortunadamente sabemos hoy en día. Un niño en la fase de autonomía no se propone retarte y hacerte la vida difícil. Simplemente ha descubierto que tiene voluntad propia, pero aún no puede controlar los sentimientos que la acompañan. Simplemente brotan de él. Ahora está aprendiendo a lidiar con esos sentimientos, lo cual es increíblemente importante para su vida posterior.
Pero mientras tanto, tu hijo no solo descubre su propia voluntad, sino que también se ve a sí mismo como una persona independiente por primera vez. Él o ella está desarrollando una personalidad y apenas se está conociendo a sí mismo. Esto puede volverse abrumador rápidamente, y su hijo necesita desesperadamente tu hombro fuerte para apoyarse. Igualmente importante es tu mano guía, que le muestra una dirección. Por supuesto, esto no significa que debas moldear la personalidad de tu hijo. Más bien, se trata de guiarlo en este importante viaje y saber lidiar con ello.
Veamos entonces que podemos hacer para ayudar al niño, y también a nosotros mismos, cuando se produce esa fase en la que reclama una mayor autonomía.
- Escuchando: Estar en una posición de escucha con respecto al niño nos servirá para conocer muchas cosas sobre él. Escucha sus problemas, sus alegrías, sus decepciones sin hacer juicios apresurados o superficiales . Dale a sus cosas y pensamientos la importancia que merecen. Más que se alguien que le dice qué hacer en este momento, necesita a alguien que realmente pueda escucharlo.
- Respeta sus espacios: Cada uno de nosotros tiene sus propios espacios, íntimos y privados. Su habitación es su reino: hurgar en sus cosas, tratar de descubrir sus secretos buscando señales en su habitación no es la manera correcta. Tienes que dar el mensaje a tu hijo que si quiere compartir cualquier cosa contigo, estás ahí para escucharle. Desde su libertad, tiene que ser el niño quien se abra.
- Recuerda lo que no te gustaba del comportamiento de tus padres: Trata de recordar las actitudes de tus padres que han sido una desaceleración o incluso un obstáculo para tu crecimiento en los difíciles años de la adolescencia: esas frases equivocadas, esas actitudes que te hicieron enojar, esas elecciones incomprensibles que no te fueron explicadas. Una vez que haya recordado estas situaciones, evita repetirlas con tu hijo o hija.
- Da la bienvenida a las personas que son importantes para tu hijo o hija: Hospitalidad significa no ser perpetuamente sospechoso u opuesto a nadie que no sea «como nosotros» o lo que pensamos. Amigos, novias, novios, maestros: si sabes que estas personas son queridas por tu hijo, no hables mal de ellas, para que se sientan libres de sentir los sentimientos que desean. ¡No tengas miedo de ser reemplazado, ya que nadie puede sustituir a un padre o a una madre!
- Confía cada vez más: Cuando tu hijo perciba que confías en él, se abrirá más en vuestra relación. Si él sabe que puede contar contigo, que lo estimas y confías en él o en ella, no evitará depender de ti cuando sea necesario. Esta actitud favorecerá además gradualmente su autonomía y capacidad de asumir la responsabilidad.
- Dedica momentos para ti: Para lidiar con el hecho de que los niños hayan crecido, es importante que los padres se organicen la vida más allá de los hijos. Para ello, se puede por ejemplo cultivar la vida en pareja, amistades e intereses. No significa que ames menos a tus hijos. Si de vez en cuando te tomas el tiempo para hacer lo que quieres, será más fácil para ti no ser intrusivo y posesivo hacia él y separarte más suavemente de él, mientras que él se verá favorecido en el desarrollo de su autonomía.
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