¿De verdad hay aquí tantos tontos y tontas del bote?
Estar alguien en el bote significa «ser considerado como ya convencido o ganado». La RAE. Pero si hablamos del tonto o la tonta del bote, entonces la cosa se pone fea, porque referimos a alguien, «sumamente tonto».
Después de seis años de atropello sin tregua, el sanchismo no es que piense que nos tiene a todos en el bote. Directamente, que somos tontos del bote. Esta apreciación a modo introductorio, tanto va por los votantes, como los electos en las listas de los partidos de izquierdas, visto su comportamiento dócil y completamente sumiso, en momentos de especial gravedad para la permanencia de la división de poderes y el Estado de Derecho.
Bueno será recordar que juntarse, división de poderes y Estado de Derecho, es referirnos de manera objetiva a lo que llamamos un sistema democrático. Pero de los de verdad, o sea, objetivamente, es decir, «en cuanto al objeto o por razón del objeto». De nuevo la RAE. Cosa distinta, es lo sucedido en el telón de acero, o iron curtain, que utilizó Winston Churchill en 1946 para referirse al bloque de la Europa del Este bajo tutela de la Unión Soviética y, mira por dónde, proliferando repúblicas democráticas, que no eran tales.
Porque cuando la izquierda alude sistemáticamente a la democracia será lo más seguro para venderles una moto a los ilusos. Mentiras en definitiva. A la socialdemocracia, de verdad, no le hacía falta la argucia, porque estaba comprometida con el sistema de valores que fundamentó la convivencia. Hasta que llegó la ideología woke y todo se fue a la mierda. Y todo es todo.
Pedro Sánchez se sacó de la chistera el conejo ese del muro para aislar a la derecha extrema y la extrema derecha e impedir que volviera a gobernar. Y los tontos y tontas del bote le compraron la idea aplaudiendo con las orejas. Lo que no deja de ser ein Eiserner Vorhang, en palabras de Goebbels; es decir, una cortina de hierro (traducción del alemán), en este caso con idea de impedir que el centroderecha volviese a gobernar y le funcionó bien el 23 de julio de 2023 gritándonos ¡que viene la extrema derecha, que viene el fascismo! El resultado, destaparse una corrupción nauseabunda, pero como dirían los tontos y las tontas del bote, al menos no gobierna la derecha. Sin reparar –por eso son tontos y tontas del bote, o sea sumamente tontos- que en realidad solamente era el intento de anular la credibilidad y la fiabilidad del discrepante y mantenerse en el poder. Solo eso, tontos y tontas del bote.
El 17 de septiembre del año pasado el Consejo de Ministros aprobó el Plan de Acción por la Democracia, otra vez utilizando esa palabra como la voz fraudulenta que siempre fue en manos del comunismo del Este de Europa y a modo de hoja de ruta, a tres años vista, para «garantizar una información veraz». Dicho de otra manera, para silenciar los medios no afines y al poder judicial. Solamente un trimestre después, tal que el viernes 10 de enero, nos ha comunicado el PSOE su Proposición de Ley Orgánica de garantías y de protección de derechos fundamentales frente al acoso derivado de acciones judiciales abusivas. Nótese que es una proposición y no un proyecto de ley al objeto de eludir el pronunciamiento del Consejo de Estado, entre otros.
Tanto el Plan de Acción Democrática como esta Proposición solo buscan evitar que se investigue la corrupción nauseabunda del sanchismo. Prueba de ello es que la Proposición, de aprobarse, tendrá carácter retroactivo. Es decir, que los casos Begoña, Hermanísimo, Koldo, Ábalos y compañía –el número 1 incluido-, serían archivados de inmediato. Pero los tontos y las tontas del bote están contentos porque al menos no gobierna la derecha.
¿De verdad hay aquí tantos tontos y tontas del bote? Puedo entender a los tontos y tontas del bote electos, porque les va en ello ser estómacs agraïts. ¿Pero y el resto? ¿No tienen conciencia de lo que está sucediendo? Porque este Gobierno socialcomunista había llegado para regenerar la democracia. Bueno, lo cierto es que defendió la moción de censura a José Luis Ábalos y hemos acabado por saber quién era él realmente.
El asunto es que los expertos señalan que el Plan de Acción Democrática es muy poco creíble porque no se menciona el reconocimiento del acceso a la información como un derecho fundamental. Dicho de otra manera, lo que se persigue es acabar con el periodismo independiente, lo que siempre hemos conocido como el cuarto poder, y en cuanto a la proposición esa, crecen las voces que advierten de la gravísima injerencia en el poder judicial. Y todo porque Pedro Sánchez lo que persigue es impunidad a toda costa, palabra que refiere quedar libre de culpa de todas y cada una de sus irregularidades.
Mis queridos votantes socialistas, hay demasiada mierda en vuestro entorno pero a cambio, ¡felicidades!, no gobierna la derecha; esa misma derecha a la que siempre habéis crucificado –rasgamiento de vestiduras incluido- por sus casos de corrupción, que, por cierto, ni se aproximan a las barbaridades y calamidades de vuestro «puto amo». Por eso no dejaréis de ser nunca, y nunca es nunca, los tontos y tontas del bote que sois. Por… ¿vocación? La mediocridad y el sectarismo os han podrido el cerebro. Y no hay retorno.
Temas:
- Gobierno
- Pedro Sánchez
Lo último en OkBaleares
-
Galmés exige respetar la presunción de inocencia de Rodríguez acusado por un anónimo de agresión
-
Comienza Sant Antoni en Manacor con la salida de los ‘dimonis’ de Cas Baciner y el baile ante la Sala
-
El Mallorca anuncia la renovación de Valjent hasta 2029
-
La Justicia absuelve al ex conseller del PP en Baleares Carlos Delgado por el concurso de un puerto deportivo
-
Mallorca celebra por todo lo alto la fiesta de Sant Antoni
Últimas noticias
-
España vence a Chile y arranca el Mundial de balonmano con paso firme
-
El Barcelona cambia de auditores tras dar 141 millones de pérdidas y sacar el escándalo de Barça Studios
-
El líder de Vox en Valencia pedirá el archivo del procedimiento: «Es una persecución política del PSOE»
-
Todo sobre Santi Millán: cuántos años tiene, su mujer, sus hijos, programas y series…
-
ACS suma una inversión de 12.000 millones de euros en suelo en España para centros de datos