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El taller de Belén Escutia en Palma rebosa magia y buenas vibraciones

Su obra se basa en el uso del acrílico y las resinas y tiene una gran acogida a través de las redes

Hace ya un tiempo que las nuevas tecnologías de comunicación han provocado que cambien los procesos y las herramientas con los que un artista, un escritor, un pensador o un creador de tendencias se manifiesta y ejerce su influencia. Hay poetas que todavía no han publicado un libro en papel pero que tienen más lectores en la red que los poetas oficiales que poseen una decena de poemarios con el lomo en alto en las estanterías de las librerías. Y qué decir de los llamados influencers o youtubers, cuyo campo de juego es el universo virtual pero cuya huella alcanza esferas de la vida real más allá de lo que ningún comunicador convencional pudiera imaginar para sí.

Ese fenómeno, claro, también ha alcanzado al mundo del arte y muchas galerías han ido reduciendo su espacio expositivo y los horarios de atención al público, en aras de fomentar un engrosamiento de la consulta de las obras on line. De hecho, aquí, en Palma, la galería que actualmente trabaja con mayor rendimiento, a mucha distancia del resto, realiza el 90% de sus operaciones de manera virtual, y sus coleccionistas principales no han visitado jamás sus instalaciones, están en Singapur o Kuala Lumpur y se han interesado y han adquirido después una obra a través de la omnipotente red virtual que teje y entrelaza nuestro frenético mundo.

En este sentido, hay artistas que para asombro de muchos de los que todavía creen en las ferias, las exposiciones, la proyección en colecciones de instituciones y entidades públicas, críticas en medios escritos afamados y demás, llevan en cambio su carrera por un derrotero aparte y lo hacen con sumo y grato resultado. Reciben encargos y peticiones de compra a través de las aplicaciones telemáticas y su nivel de impronta en el mercado no es irrelevante, ni mucho menos. Que después de este periplo personal puedan llegarle invitaciones más convencionales, eso también es posible. Y de hecho es lo que le ha ocurrido, por ejemplo, al malagueño Javier Calleja, cuyo currículum de exposiciones individuales es más bien corto y sin embargo el éxito comercial de su obra es asombroso.

Obra ‘El púlpito de los dioses’ de Belén Escutia.

Un caso de esta índole es el de Belén Escutia (Palma, 1973), cuyo estudio en el centro de la ciudad, cerca de la plaza des Mercat, visité hace unos días. Belén se formó desde muy joven en los talleres de Joan Vich, Paco Gaita y Xim Torrens Lladó, y después estudió ilustración en la Escuela de Artes y Oficios de Palma, así como diseño de Moda con Mar Sobrón. Ha expuesto a la manera clásica en muy contadas ocasiones, no obstante ello carece de stock en su taller pues las obras duran escasos días en sus manos después de acabadas y publicadas en su página web.

Su obra es ecléctica y contemporánea, trabajada básicamente en acrílico y resinas que confieren materia a la imagen en las ocasiones en que ella lo requiere (un fondo submarino de luz reverberante, la explosión de colores de una naturaleza que se manifiesta efusiva, los pliegues y anfractuosidades de formaciones rocosas que plantean más de un misterio…) y su manejo de la perspectiva y la dotación de profundidad a la pintura es en verdad envidiable. Eso se acentúa en una de sus últimas obras, la titulada El púlpito de los dioses, que el editor de Sloper Román Piña ha escogido para la portada de mi próximo libro, Agujeros negros. Una imagen poderosa que me encanta como pórtico de entrada al texto.

Otra obra de la artista.

Belén Escutia es el ejemplo claro de una nueva forma de estar en el mundo del arte, y en su mercado, y aunque exitosa, creo que estaría bien poder contar, a nivel de público en general, de alguna ocasión para disfrutar en vivo y en directo de su trabajo, como yo mismo pude hacerlo al visitar su taller, un lugar lleno de magia y buenas vibraciones. Así que espero que pronto alguien recoja este anhelo y Belén, a su vez, consiga retener un número suficiente de obras confeccionadas según un proyecto específico, una serie (de hecho, sus trabajos se van inscribiendo en distintas series: visiones submarinas, perspectivas aéreas, rostros postmodernos…) y así desarrollar una exposición que pueda ser accesible al público en general. Será una buena exposición, seguro.