Netrebko dando vida a Abigail lidera el asalto a la Bahía de Palma
El pasado 3 de agosto se despidió la quinta edición del Festival Cap Rocat con 'Nabucco' y la soprano rusa
El pasado 3 de agosto se despedía la quinta edición del Festival Cap Rocat, que organiza la Fundación Madina Mayurqa y, por eso mismo, un nuevo intento de fuerte apuesta cultural por parte de la iniciativa privada.
Tres son los pilares sobre los que se levanta esta idea: Ilias Tzempetonidis, como su director artístico (en la actualidad dirige el Teatro San Carlo de Nápoles, después de su paso por la Scala de Milán y la Ópera de París), además de la presencia permanente de la Orquesta Sinfónica de Baleares (OSIB), en el papel de orquesta del Festival. El tercer elemento es el coro del Festival, creado expresamente como apoyo de la programación con el valor añadido de haberlo formado Joan Company, referente de la dirección de corales, no solamente en Baleares, también en España.
En la clausura, además, el coro cumple una función capital por encarnar al pueblo de Israel y por lo tanto jugando un papel protagonista. Los hay que ven en el coro al gran protagonista de Nabucco, sobresaliendo su legado para la posteridad: Va pensiero, conocido como el coro de los esclavos.
Un reclamo evidente es el glamour repartido a diestro y siniestro por todas las esquinas de esta antigua fortaleza de defensa que ha sido rehabilitada hasta convertirse en hotel de lujo y además el anfitrión de estas citas.
Ha sido una constante a lo largo de las cinco ediciones del Cap Rocat elegir para el programa a figuras destacadas del panorama internacional, que en el caso de la sesión de clausura nos remitía a la soprano rusa Anna Netrebko, en el que sin duda es su verano español, pues se la espera igualmente en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, El Palau de les Arts de Valencia y en el Teatro Real de Madrid, lo que da mayor relevancia al Festival Cap Rocat.
La presencia de Netrebko-Abigail en la versión en concierto de Nabucco era sobre el papel muy relevante puesto que hablamos de una voz lírica que ha encarnado muchos de los personajes relevantes del repertorio verdiano. Larga lista: Aida, Desdémona, Gilda, Giovanna, Lady Macbeth, Leonora, Violetta… También adquiría un fuerte carácter verdiano el escenario –una fortaleza, ya lo he apuntado- puesto que la trama gira en torno al conflicto religioso y político entre el israelita Zacarías y el asirio Nabucodonosor, con las ciudades de Babilonia y Jerusalén como dramático telón de fondo.
Aunque por encima de todo sobresale la sed de venganza de Abigail. Este trío magnífico lo completaban el barítono italiano Gabriele Viviani, en el papel de Nabucco, y el bajo-barítono estadounidense Christian Van Horn encarnando a Zacarías. Puesto que no hay dos sin tres, en este caso trío sin quinteto, a los papeles centrales debían sumarse la mezzosoprano italiana Caterina Piva, como Fenena hija de Nabucco, e Ismaele el sobrino del Rey de Jerusalén, interpretado por el tenor italiano Francesco Demuro.
Así, los dos frentes de acción quedaban perfectamente alineados: conflicto político entre israelitas y asirios y la sed de venganza de Abigail ante el amor que se profesan Ismaele y Fenena. Cinco voces magníficas, además providenciales para situar en su justo momento la evolución de la ópera romántica.
Debe tenerse en cuenta que Giuseppe Verdi, en Nabucco, explora a través del personaje de Abigail innovaciones vocales inéditas, hasta el punto de ir a transformarlo en el primer personaje femenino que supone la ruptura con el bel canto convencional, haciendo posible la transición hacia el verismo y en líneas generales señalando el futuro de la ópera romántica. Netrebko, en tales circunstancias y condiciones, se convertía en la soprano lírica idónea atendiendo al timbre, flexibilidad y suavidad de su voz. Si a ello unimos las circunstancias anímicas que concurrían en el ánimo de Verdi, el año 1841, sea en lo personal o directamente teniendo que ver con la Italia mediado el XIX, pues ya tenemos todos los ingredientes para una colosal espinagada.
Sin olvidar un escenario situado en lo más escarpado del hotel, llevando las miradas de los solistas a navegar en las aguas de la Bahía de Palma, por lo que es fácil imaginar que los ánimos podían andar felizmente incendiados; incluidos los propios integrantes de la OSIB. En la tarima, un Pablo Mielgo desatado y feliz de encontrarse en su salsa, puesto que las galas líricas son su pasión o al menos eso es lo que a mí me parece. Todo era un engranaje perfecto a beneficio de una versión que transmitía intensidad y pasión.
Inevitablemente era obligado amplificar el sonido, con sumo cuidado, pues de lo contrario habría sido un desastre y, además, las veces que miré a la pantalla concluí que el realizador o realizadora sabía de qué iba la cosa. Excelentes los planos, bien ajustados a los secretos de la partitura.
En definitiva y como conclusión, Anna Netrebko dando vida a Abigail fue a liderar el asalto a la Bahía de Palma desde una fortaleza ex profeso.
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