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EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Liam de Paor: de casta le viene al galgo

'Estius Simfònics' dedicó la velada del 6 de julio monográficamente a los alumnos de la Petita Simfònica

El joven pianista mallorquín estuvo certero y fascinante en su interpretación

El piano protagonizará la XXVIII edición de ‘Estius Simfònics’ en el Castillo de Bellver

En su edición 2023 el ciclo Estius Simfònics fija su prioridad en el piano, con la salvedad de la próxima cita, el jueves 13, donde tomará el relevo sin que sirva de precedente, el violonchelo, a cargo del austríaco Kian Soltani, que interpretará el Concierto para violonchelo Opus 129 de Schumann. Es del todo recomendable acudir, puesto que a Soltani, de 31 años, le precede el calificativo de sublime y bueno será comprobarlo. Y disfrutarlo.

En el programa destacaba una fecha, el 6 de julio, por su gran significado al dedicar la velada monográficamente a los alumnos de la Petita Simfònica y con el valor añadido de darle la alternativa a dos solistas, los mallorquines Liam de Paor (piano) y Carme Alzina (violín). Me detendré en el primero.

La pareja de bailarines y coreógrafos formada por Laura Macías y Gavin de Paor, a su vez fundadores de la compañía de danza Pasodos, son los padres de ese pequeño tesoro que debutaba con la Orquestra Simfònica de les Illes Balears (OSIB) el pasado jueves 6 de julio. Macías, mallorquina, De Paor irlandés, el año 2013 apostaron fuerte para dotar al Teatre Principal de Palma de una compañía estable de danza.

La experiencia apenas llegó a consolidarse, pero al menos estuvo vigente hasta 2016. Después el silencio escénico, perdida la oportunidad de refundar -digámoslo así- el Teatre Principal d’Òpera i Dansa de Palma, como venía ocurriendo en la prolífica Francia, siendo el Théâtre Capitol de Toulouse y el Ballet National de Marseille los que mejor conocemos por participar en la desaparecida Gran Temporada de Ballet de Mallorca, vigente entre los años 1996 y 2010.

Liam de Paor lleva nombre y apellido de célebre arqueólogo e historiador irlandés, que bien podría ser su abuelo… o no. Me cuentan que baila y no es casual debido a su cuna. Aunque ahora mismo, a sus 14 años, se crece a cuenta del piano que nos lo ha descubierto como esa joven promesa que le mira de frente a un futuro muy prometedor. Formado en el Conservatorio Profesional de Mallorca, otros hablan de fuerte componente autodidacta, lo que no casa –salvo un talento inspirador- con su excelencia interpretativa.
Por méritos propios fue invitado como solista por la Orquesta Sinfónica del Conservatorio y ahora acaba de convertirse en el protagonista de la Petita Simfònica, un gran acierto de Pablo Mielgo, al igual que la Acadèmia Simfònica, para crear lo que cabe entender como una sólida cantera de nuestra orquesta. De hecho, desde su creación hemos visto incrementado el número de jóvenes que se acercan a escuchar a la OSIB.

Debo reconocer que acudí a Bellver sin mayores ansias puesto que la cosa iba de algo parecido a un fin de curso de la Petita Simfònica, incluyendo la alternativa a dos talentos todavía por descubrir, siendo la prioridad darle a la violinista mallorquina Carme Alzina un caramelo, el Concierto para violín número 1 de Bruch y para Liam de Paor el primer movimiento del Concierto para piano Opus 16 de Edvard Grieg.

No era un asunto menor, en absoluto. Porque es una obra de juventud que se inspiraba en el concierto para piano en la menor de Schumann. Tenía Grieg la edad de Liam de Paor cuando conoció esta obra y solo diez años después fue capaz de escribir esta pieza en la misma tonalidad que había empleado Schumann. Centrarse en el primer movimiento iba encaminado a señalar allí donde se desarrolla toda la fascinación de Grieg a propósito de Schumann y Liam de Paor estuvo certero y fascinante en su interpretación. Sereno, concreto, muy impulsivo a veces y resuelto siempre.

Llevaba en la memoria la lectura de permanentes cambios y sus dedos se acercaban al teclado con determinación impropia para su edad. Demasiada madurez interpretativa y una elegancia natural enfrentando al piano. Una solvencia, rozando la magia para su edad temprana. La noche reservada a las buenas reválidas dejaba al descubierto que de casta le viene al galgo.

Para cerrar velada un pequeño juego de acertijos: la Guía de orquesta para jóvenes, de Benjamin Britten. Un simple divertimento para navegar por las secciones de la orquesta en clave de variaciones y fuga. Magnífico estuvo Pere Estelrich en su locución mientras iban incorporándose las secciones en todo su abanico y rociándose el momento de los jóvenes valores que le dan esperanza a la continuidad de la orquesta en un momento clave al estar en puertas de recibir la Caja de Música, su nueva sede, que será un punto de inflexión en el recorrido de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears.