Illa ficha al alto cargo socialista que provocó la quiebra de la sanidad pública en Baleares
Siendo director del Servicio de Salud de Baleares triplicó en cuatro años la deuda de este organismo
Vació las arcas del Ib-Salut y dejó de pagar a los proveedores durante dos años
Ocho sindicatos exigieron su dimisión como gerente del Hospital de Son Espases por su "pésima gestión" durante la pandemia
El presidente socialista de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, ha colocado al mallorquín Josep Pomar al frente de la sanidad pública catalana. Pomar fue director general del Servicio de Salud en Baleares (IB-Salut) entre 2007 y 2011, cuando gobernaba el pacto de izquierdas que presidía el socialista Francesc Antich. Eran los años de la crisis económica y su gestión no fue ni mucho menos brillante.
Durante esa etapa el IB-Salut triplicó su deuda y dejó en los cajones cientos de facturas sin pagar. La gestión de Pomar en el Servicio de Salud de Baleares se caracterizó también por diversos conflictos judiciales relacionados con el pago irregular de incentivos.
Josep Pomar será ahora el gerente del Institut Català de la Salut, la empresa pública más grande de Cataluña, con más de 52.000 empleados. Sustituye en el cargo a Xavier Pérez. Este mismo jueves el consejo de administración del Institut Català de la Salut ha confirmado el nombramiento de Pomar como gerente de este organismo público.
Siendo director del IB-Salut, Pomar redujo en un 7% el presupuesto en sanidad y según el informe del Consejo Económico y Social de Baleares, entre 2007 y 2010 triplicó la deuda de la sanidad pública balear, que pasó de 187 a 526 millones.
La deficiente gestión de Pomar generó la imposibilidad de atender las necesidades más prioritarias de la sanidad pública balear y el IB-Salut no tuvo más remedio que aumentar en un 36% el presupuesto para contratar con las clínicas privadas. En 2009, estos contratos suponían un gasto de 38 millones de euros que Pomar incrementó hasta los 52 millones en sólo un año.
En 2011, el Ejecutivo del PP se encontró con que no había ni un euro para pagar servicios básicos sanitarios como el desplazamiento de pacientes entre islas o las recetas que adelantaban las oficinas de farmacia.
Tampoco había dinero para abonar las dietas de los pacientes desplazados y mucho menos para pagar a los proveedores, muchos de ellos pequeños empresarios que se vieron obligados a cerrar sus negocios. Durante la etapa de Pomar el tiempo medio para pagar una factura era de dos años y medio. Y lo más grave es que tampoco había dinero para pagar las nóminas de los profesionales sanitarios.
Ahora Josep Pomar da el salto a Cataluña. La nueva consellera de Salud de la Generalitat, Olga Pané, considera que Pomar cuenta con una amplia experiencia en atención Primaria, salud pública, centros sociosanitarios, dirección de un servicio de salud e incluso consultoría.
En 2013, el servicio Andorrano de Atención Sanitaria también se fijó en Pomar para dirigir el organismo. Había superado ya varias entrevistas y se consideraba el candidato ideal, pero de pronto el Gobierno andorrano descubrió que el ex jefe de la sanidad balear estaba denunciado en una causa judicial por haber pagado de forma irregular unos pluses salariales a determinados médicos.
Tras abandonar la dirección del IB-Salut, Pomar fue nombrado gerente del Hospital Universitario de Son Espases, centro de referencia en Palma, donde su gestión también fue muy criticada. En 2021, en plena pandemia, ocho sindicatos denunciaron en un comunicado conjunto la falta de planificación y la «pésima» gestión del Hospital Son Espases y del servicio de Atención Primaria del sector Ponent para afrontar «cada una de las olas de la pandemia».
Las organizaciones sindicales aseguraban que desde la gerencia del hospital y de Atención Primaria no se había previsto un plan de contingencia para cubrir las necesidades en recursos humanos que permitiera dotar las unidades de suficientes profesionales sanitarios.
Además, los sindicatos criticaron el «desastroso» reparto del llamado complemento covid que, sumado a los mensajes contradictorios por parte de ambas gerencias, «no hacen más que generar un clima de crispación y malestar» entre los profesionales, que son «acosados» por sus superiores en sus días libres, afirmaron.
Previamente, en 2018, el hombre elegido por la Generalitat que preside Salvador Illa para dirigir la sanidad pública catalana, ya fue muy cuestionado como gerente del Hospital de Son Espases hasta el punto de que todos los jefes de servicio (menos el de Medicina Interna) se sublevaron contra él por crear un agravio entre los trabajadores del mismo hospital y repartir 450.000 euros de incentivos únicamente entre una cuarta parte de los empleados. Aproximadamente, 216 médicos de 18 servicios cobraron un plus de poco más de 500 euros, mientras el resto (otros 500 médicos de las otras 25 unidades) se quedaron fuera de esta bonificación, al contrario de lo sucedido en los demás hospitales donde se hizo un reparto equitativo de esta retribución.
Según explicaron los facultativos, Pomar ocultó este incentivo y posteriormente, una vez abonado, explicó que lo repartió teniendo en cuenta el gasto de personal de cada servicio (premiando que se ajustara al presupuesto) y la contribución a rebajar las listas de espera.
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