OkBaleares
TERRORISMO

La Audiencia Nacional sienta en el banquillo a los yihadistas que soñaban con una masacre en Mallorca

El cabecilla habría convertido la red social en una plataforma de radicalización con estética de guerra

La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a seis presuntos yihadistas acusados de captación y adoctrinamiento terrorista, liderados por Tariq C., un predicador del salafismo radical que utilizó YouTube como su púlpito digital para extender el odio.

Con más de 12.000 suscriptores y vídeos reproducidos más de diez millones de veces, Tariq C. habría convertido la red social en una plataforma de radicalización con estética de guerra y propaganda del Estado Islámico (DAESH).

Según la Fiscalía, el acusado desarrolló «una labor de predicación del Islam en su versión más extremista», prohibida en Marruecos, que trasladó a internet con la intención de ayudar a organizaciones terroristas vinculadas a la yihad global, como DAESH o Jabhat al Nusra.

El Ministerio Público pide ocho años de prisión y una multa de 12.000 euros para el cabecilla y su colaborador Hussein F., mientras que solicita cinco años de cárcel para los otros cuatro acusados por autoadoctrinamiento.

Entre los materiales analizados destacan cuatro vídeos titulados «Toufik se fue a Siria», donde se recrea el proceso de captación de un joven ficticio residente en Palma. El fiscal considera que el objetivo era «captar nuevos militantes» apelando al sufrimiento de las víctimas en Siria y presentando a los muyahidines como héroes.

Pero el caso va más allá de la propaganda. Uno de los acusados, Azzouz A., grababa entrenamientos de combate con menores de edad, imitando los vídeos del Estado Islámico. Durante las sesiones, se reproducían cantos islámicos violentos (‘anasheeds’). En una ocasión, un niño que asistía a esas clases llegó a decir en el colegio que «no compartían el mismo Dios y que por eso los matarían a todos».

Los seis acusados fueron encarcelados de forma preventiva en 2017, cuando sus vídeos desaparecieron de la red. La Fiscalía advierte que existía «temor de que pudieran llevar a cabo un ataque terrorista contra la población».

Ahora, el tribunal deberá decidir si esta célula digital de Mallorca fue simplemente un grupo de fanáticos con delirios de grandeza o una auténtica fábrica de radicalización al servicio del yihadismo global.