JUICIO EN PALMA

La acusada de atropellar mortalmente a un motorista estando ebria no recuerda el accidente

Declara que desde que ocurrió se ha sentido "como un monstruo"

El abogado defensor ha pedido al jurado no caer en la "venganza"

La Fiscalía pide cuatro años de cárcel por un delito de homicidio por imprudencia grave y de omisión de socorro

motorista accidente
La acusada por el atropello mortal a un motorista conduciendo ebria, sentada para el juicio en la Audiencia Provincial. EUROPA PRESS

La joven acusada de atropellar mortalmente a un motorista conduciendo ebria ha declarado este lunes, ante un jurado, que no recuerda el accidente, aunque no discute su autoría, y ha afirmado que desde que ocurrió se ha sentido «como un monstruo».

Así lo ha expresado en el juicio que se celebra desde este lunes en la Audiencia Provincial, donde ha contestado a las preguntas de la Fiscalía pero no de los abogados de la familia de la víctima, según informa la agencia Europa Press.

La Fiscalía pide cuatro años de cárcel para la acusada por un delito de homicidio por imprudencia grave y de omisión de socorro. Además, solicita la privación del derecho a conducir vehículos a motor y motocicletas durante cinco años por el delito de imprudencia.

Los hechos tuvieron lugar en Palma el 16 de febrero de 2019, alrededor de la medianoche. Según el escrito de la Fiscalía, la acusada conducía por la calle Alfonso el Magnánimo cuando realizó un cambio de dirección a la izquierda a pesar de estar prohibido y ocupó el carril contrario, embistiendo una moto conducida por un hombre de 40 años.

La víctima sufrió un traumatismo craneoencefálico grave y fracturas óseas múltiples de gravedad. Finalmente, tres días después del choque, el hombre murió por una hemorragia cerebral.

La Fiscalía relata que la acusada, «consciente de lo ocurrido y a pesar de que el motorista quedó tendido sin sentido en el suelo», huyó del lugar sin atender al herido ni llamar a los servicios de emergencias. Finalmente, perdió el control del vehículo y chocó con unas barras de aparcamientos de bicicletas donde fue detenida.

El fiscal sostiene que el estado de embriaguez de la acusada de exteriorizaba «claramente» ya que andaba «de modo vacilante, tenía el rostro congestionado, olía a alcohol y sus ojos estaban enrojecidos y con las pupilas dilatadas». La prueba de alcoholemia dio como resultado 0,66 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.

Además de la pena de prisión y la privación del derecho a conducir, la Fiscalía pide una indemnización por un valor cercano a los 132.000 euros.

En el juicio, la acusada ha explicado que aquel día había quedado con una amiga en S’Escorxador y que durante unas tres horas se tomó tres cervezas, aunque una no se la llegó a acabar. Según ha dicho, no está acostumbrada a tomar alcohol y no notó que le hubiera afectado. «No lo noté, si no, no hubiera cogido el coche», ha dicho, entre sollozos.

Condujo el coche en dirección a Esporles, donde la esperaba su novio. Estaba acostumbrada a circular por la zona en la que tuvo lugar el accidente. «Conozco esa calle y sé que no puedo girar ahí. Sé que giré, pero es que no sé por qué giré ahí, sé que más adelante puedo girar, justo un poquito más adelante», se ha lamentado.

La joven ha manifestado que recuerda sentir «un golpe», pero sin especificar si se trata del atropello o del aparcamiento de bicis contra el que colisionó posteriormente. Lo único que recuerda después de arrancar el coche es encontrarse «cruzada delante de la Policía». «Recuerdo sentir un golpe y ya estar delante de la Policía», ha declarado.

Después de esto la Policía le hizo la prueba de alcoholemia y la llevaron al cuartel de San Fernando, donde sufrió un ataque de ansiedad y fue trasladada al hospital, según ha contado.

La acusada ha asegurado que si hubiera sabido que había atropellado a alguien se hubiera parado a ayudar, y que se declaró culpable del atropello desde su primera declaración en el Juzgado. También ha afirmado que ha hecho aportaciones económicas a la familia en función de sus posibilidades porque tiene pocos ingresos.

A preguntas de su abogado, la joven ha dicho que se ha sentido «como un monstruo» tras lo ocurrido, que le han diagnosticado depresión y ansiedad y que ha querido suicidarse. «Son ustedes quienes deben juzgarme», ha dicho al Jurado, añadiendo que «ojalá todo esto no hubiera pasado».

La acusación particular niega que la conductora no fuera consciente del accidente, asegurando que se quedó unos momentos mirando el atropello a través del retrovisor, circulando lentamente, y que tras ello aceleró la marcha dejando abandonada a la víctima para huir, ya sin luces delanteras. También afirma que la joven hizo una maniobra para evitar los restos del accidente.

Mientras, la defensa niega este aspecto, asegurando que la conductora «no fue consciente» de haber atropellado al motorista y que por eso «no pudo ni plantearse pedir auxilio». Además, señala que aunque se hubiera detenido, no hubiera sido «útil», puesto que la víctima ya fue atendida por testigos y ella se encontraba afectada por el alcohol.

Igualmente, la defensa recoge en su escrito que la acusada se confesó culpable facilitando la investigación y que ha tratado de reparar el daño con aportaciones económicas a los familiares de la víctima, a los que ha pedido perdón. El abogado defensor ha pedido al jurado no caer en la «venganza». «Ojalá el accidente no se hubiera producido, pero ya está hecho», ha dicho.

Por su parte, la abogada de la familia no cree que la joven facilitase realmente la investigación ya que inicialmente dijo no recordar nada y el reconocimiento de los hechos llegó cuando la Policía ya había logrado reconstruir lo ocurrido.

En este sentido, la letrada cree que tanto las supuestas disculpas como las aportaciones dinerarias han sido puramente para conseguir mejoras procesales. Según la abogada, sólo firmó una breve nota de disculpa en el momento en el que iba a solicitar la libertad provisional.

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