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Llegan a Zaragoza los contenedores marrones con tarjeta: ¿necesidad ecológica o más control social?

A partir de este mes de abril, Zaragoza instalará 2.000 contenedores por toda la ciudad

Los residuos orgánicos se transformarán en compost o en energía

Este mes de abril ha comenzado el despliegue en Zaragoza de los nuevos contenedores marrones. Hasta 2.000 contenedores se instalarán en todos los barrios de la ciudad, incluido los rurales. Un proceso diferente de recogida de los residuos orgánicos, que se está implantando poco a poco en la mayoría de ciudades de España, llevando la delantera el País Vasco.

El objetivo que el Ayuntamiento de Zaragoza persigue con este tipo de contenedores marrones con los que se recogen aparte los residuos orgánicos, es convertir los restos en compost para servir de abono natural, así como para generar energía renovable con ellos, a partir del tratamiento que recibe la basura orgánica en el Centro de Tratamientos de Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ).

Según valoran desde el Gobierno municipal, en este 2024, está previsto recoger unas 6.000 toneladas de residuo orgánico, aunque todo dependiera del compromiso de la ciudadanía.

Para tal fin, los restos deben ser separados correctamente si no, no se pueden aprovechar. En estos contenedores, el ciudadano puede depositar restos de comida, infusiones, cáscaras de marisco o huevo, frutos secos, posos de café, tapones de corcho, palillos, papel de cocina, restos de jardinería.

Desde el área de Medio Ambiente de la concejal Tatiana Gaudes, advierten que los restos que no son aptos para generar su reciclaje son, por ejemplo, pañales, cápsulas de café, arena de gato, restos de barrido, cenizas, colillas, textil sanitario o toallas. Algo que no es sencillo de discernir. 

Este es el motivo aparente por el cual los nuevos contenedores marrones desplegados por las ciudades, como Madrid, Zaragoza, Bilbao o Sevilla, disponen de un sistema de apertura y cierre digital que requiere la identificación del ciudadano para poderlo usar. Algo que no lo tienen los contenedores marrones, por ejemplo, de Málaga.

Y es aquí donde nace la polémica. En una era donde que cada vez se presenta con mayor nitidez el Gran Hermano que predijo el visionario George Orwell, en su novela 1984, el requerimiento de una tarjeta de identificación del ciudadano anónimo, ¿es una necesidad ecológica o un pretexto para ejercer mayor control social? ¿Son los contenedores marrones de Zaragoza espías de nuestra intimidad, como de lo que consumimos y desechamos?

Los contenedores marrones en Zaragoza

Aragón forma parte de la alianza de municipios por la sostenibilidad de los residuos, promovida por Ecovidrio, una entidad sin ánimo de lucro. En ella, se aboga por conseguir «que los residuos se conviertan en recursos», favoreciendo a la «economía circular».

Pues bien, la propia entidad reconoce, en su web, que el «anonimato» del que disponen los ciudadanos provoca «la falta de participación en la recogida selectiva no tengas consecuencias». Por ello, propugnan por la adopción de «sistemas de control, vigilancia y sanción», puesto que mediante estas medidas, «el usuario del servicio se siente controlado pro el ente competente de la gestión de los residuos» y, consecuentemente, «mejora los niveles de recogida selectiva».