Las secuelas del Covid en una paciente de 34 años: «Cuando desperté no podía hablar ni mover los brazos»

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Sanitarios atienden a un paciente Covid.
David García de Lomana

«Cuando desperté de la UCI no podía mover nada de mi cuerpo, ni los brazos ni las piernas. Tampoco podía hablar». Es el testimonio de Mercedes Rodríguez, de 34 años, que se contagió de Covid-19 el pasado mes de julio y llegó a estar mes y medio ingresada en la UCI.

La joven, que inicialmente presentaba sólo «síntomas leves», acabó semanas después en el hospital con una neumonía y permaneció finalmente 30 días entubada: «No entraba oxígeno en mi cuerpo», relata. «Si no es imprescindible, no salgan de casa», aconseja la paciente, que en enero seguía en terapia ante la pérdida de movilidad en las extremidades inferiores.

Es sólo uno de los ejemplos que refleja las secuelas del virus y que recoge un vídeo difundido en redes por la Agencia Sanitaria Poniente y recogido por Europa Press. Una experiencia similar es la que relata Francisco Javier Rodríguez, camionero de profesión de 44 años, que pasó un mes en planta y otro en la UCI tras infectarse en uno de sus viajes. «Creía que estaba muerto, la verdad», recuerda después de que fuera inducido al coma. Ahora trabaja para recuperar el tono muscular, la movilidad en el lado izquierdo y su capacidad respiratoria, ya que ha perdido capacidad de tomar aire.

«Para mí es un muy difícil respirar con la mascarilla», ha reconocido ante las secuelas que presenta y ante las que invita a «quienes no se lo crean» a que se pasen por el hospital para comprobar la situación por la que pasan los pacientes post-Covid.

El Área de Rehabilitación y Fisioterapia del Hospital de Poniente trabaja con personas que pese a superar el Covid-19 aún están luchando por recuperar sus vidas, lo que les ha llevado a adoptar la iniciativa de dar a conocer algunos de los casos de sus pacientes para concienciar sobre los efectos de la enfermedad.

«Si te pilla bien, te puede matar»

Fernando Ramón López, de 60 años, también pasó el Covid-19 en octubre tras contagiarse en su entorno familiar. Durante los 38 días que pasó en la UCI llegó a sufrir dos paradas cardiorrespiratorias. «He pasado lo mío para recuperarme, y ha sido gracias al trabajo que están haciendo», ha señalado, pese a las secuelas que aún padece. «Muchas personas piensan que esto es como un resfriado o una gripe pequeña y bajan la guardia pensando que es poca cosa, pero he vivido en mis carnes que si te pilla bien, te puede matar», ha advertido.

El médico del servicio de Urgencias del Hospital de Poniente en El Ejido (Almería) Munir Abu Jok Rajab, reconocido como el primer facultativo de la provincia que al inicio de la pandemia ingresó en UCI a consecuencia del Covid-19, aún lucha por «recuperar su vida» junto a su equipo de fisioterapia debido a las duras secuelas que sufrió a consecuencia de su paso durante 38 días en la UCI y más de dos meses en planta.

«Recomiendo que todo el mundo cumpla las normas: la mascarilla, el distanciamiento, que no hagan reuniones familiares, eso para luego», manifiesta el profesional sanitario tras una sesión de fisioterapia. Munir fue entubado en la UCI y pasó más de cinco semanas a causa de una neumonía bilateral.

El doctor, con 13 años de trabajo en el citado hospital, pretende que su testimonio sirva para concienciar sobre la gravedad del coronavirus y sus consecuencias ante el largo proceso de recuperación que enfrenta, ya que cuando volvió a planta tras salir de la unidad de cuidados intensivos «no podía hacer nada, no podía ni sentarme un segundo» ante la falta de movilidad que padecía.

El tratamiento para la recuperación comenzó con su paso a planta. «Estaba a cero, no podía mover ni una parte de su cuerpo», ha explicado la fisioterapeuta Encarnación Bermúdez ante el «duro» tratamiento por el que pasa el paciente para conseguir «activar» su musculatura. «Es una evolución lenta, él trabaja mucho», ha apostillado.

El propio doctor reconoce las dificultades de su recuperación. «Es un proceso largo y lento, del que me estoy recuperando psicológicamente bien, pero es un sufrimiento para toda la familia», ha explicado a la espera de que su experiencia sirva para «concienciarse» y «tener cuidado» ante posibles contagios así como para adoptar las medidas preventivas que sea precisas «a cualquier edad».

El afectado ha expresado su agradecimiento a todos los profesionales y compañeros que le han tratado durante estos meses y quienes, a su salida de la UCI el 3 de mayo del año pasado, le recibieron entre aplausos. De esa fecha han transcurrido ya más de 300 días. «Esto te afecta y te cambia la vida para siempre. Hay gente que se ha ido, yo lo estoy contando», apunta el doctor, quien ha deseado «suerte para todo el mundo» ante la enfermedad.

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