El análisis de las secuelas del coronavirus, por los mejores médicos de España según Forbes
Los avances en la investigación de vacunas que inmunicen contra el covid-19 y en tratamientos que suavicen sus efectos sobre la salud permiten vislumbrar un futuro esperanzador, sin embargo, todavía hay que estudiar y realizar un seguimiento de las secuelas que puede dejar en personas que la han padecido. Algunos de los mejores médicos de España, según la lista de Forbes, analizan la huella que el nuevo virus puede dejar.
El neumólogo José María Echave-Sustaeta, del Hospital La Luz, indica que si bien todavía es pronto para conocer cuáles serán las secuelas a largo plazo de los pacientes que haya padecido una neumonía por covid-19, “la información disponible hasta el momento sugiere que la incidencia de secuelas respiratorias relevantes no será demasiado elevada, y probablemente se limite a aquellos pacientes que hayan padecido las formas más graves de neumonía covid-19”.
Este experto piensa que esta enfermedad “ha supuesto un reforzamiento del papel de la neumología y el neumólogo en la atención del paciente respiratorio agudo grave y en su seguimiento después del alta. Ha ampliado el conocimiento de la neumología y el neumólogo en la población general y su valoración por el resto de los especialistas”.
Junto a las enfermedades pulmonares, las coronarias se encuentran entre las más relevantes de las provocadas por el coronavirus. El doctor José Ángel Cabrera, del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, dice que desde los primeros casos descritos de pacientes infectados por SARS-Cov-2 se han puesto de manifiesto implicaciones relevantes de la enfermedad en el sistema cardiovascular.
“La afectación por covid-19”, relata, “puede producir isquemia miocárdica por alteración en la oferta-demanda de oxígeno por insuficiencia respiratoria con marcada hipoxia, defecto de perfusión a nivel microvascular con eventual falta de permeabilidad vascular con vasoespasmos y estrés de pared endotelial con aumento del flujo coronario y rotura de la placa arteriosclerótica”.
Todo ello causa un alto riesgo para desarrollar un síndrome coronario, “así como un infarto agudo de miocardio tipo 2. Menos frecuente, o al menos con menor conocimiento en el momento actual, es el efecto directo del virus sobre el corazón”.
El impacto de la pandemia en estos pacientes ha sido relevante, ya que el descenso en el número de urgencias cardiovasculares en los hospitales españoles durante los días de confinamiento ha sido muy significativo. Este experto señala que “todo esto ha generado un elevado número de infartos evolucionados en las semanas posteriores a la primera oleada con una afectación mucho más importante del corazón y que se asocian claramente a complicaciones agudas, o a medio o largo plazo. Es importante remarcar que cada minuto cuenta, pues el retraso en el tratamiento del infarto conlleva un aumento de la morbi-mortalidad”.
Si hablamos sobre el efecto o secuelas que se pueden detectar en los próximos meses, sostiene que la infección por coronavirus “puede predisponer a fenómenos protrombóticos en la circulación arterial y venosa debido a un cuadro inflamatorio grave, activación de las plaquetas, disfunción endotelial y estasis sanguíneo”.
Otra de las protagonistas en esta pandemia ha sido la anestesiología. El doctor José Luis de la Calle Reviriego, jefe de la Unidad para el Estudio y Tratamiento del Dolor, Hospital Universitario Ramón y Cajal, manifiesta que estos profesionales han realizado “un papel esencial en la atención de los pacientes críticos afectados por la covid-19. Los servicios se han volcado en el tratamiento de este perfil de pacientes, y han colaborado en la reorganización, planificación y asistencia de la actividad quirúrgica”.
Estas iniciativas se han realizado en colaboración con otras especialidades. En su hospital se creó el Servicio MacroCovid, dirigido por el doctor Jaime Masjuan, jefe del servicio de Neurología, que ha diseñado una estructura de grupos multidisciplinares para la atención de los pacientes afectados por el coronavirus.
La medicina interna y urgencias también se han visto afectadas por un impacto muy notable, por dicha enfermedad. El doctor Ángel Charte, Hospital Universitari Dexeus, tiene presente el hecho de que durante el primer brote las consultas a urgencias “eran casi única y exclusivamente por infección de covid-19”, mientras que en la segunda ola ha convivido con las patologías habituales de urgencias. “Nos extrañó mucho que durante la primera ola ‘desapareció’ prácticamente toda aquella patología que no fuera covid. En la asistencia en urgencias era poco frecuente que acudieran otras patologías. En esta segunda, la asistencia médica ya comparte la patología habitual”.
“La experiencia acumulada en estos meses”, añade, “supone un mayor conocimiento de la enfermedad lo que nos permite detectar rápidamente pacientes con probable mala evolución y diferenciar formas leves de los que precisan hospitalización. La disponibilidad de PCR, pero también de test antigénico y serología ha sido, sin duda, de una gran ayuda diagnóstica y de manejo”.
El diagnóstico por imagen ha sido clave. El doctor Juan Álvarez-Linera Prado, del Hospital Ruber Internacional, reseña que, “sin duda, las imágenes radiológicas de la afectación pulmonar han sido muy características en esta patología y nos ha permitido diferenciarlas de otras formas de neumonía, sobre todo en estadios precoces”.
Ese experto está convencido que la pandemia ha iniciado el camino de la teleradiología y que continuara, también las sesiones clínicas por videoconferencia. “Hemos aprendido que lo inesperado puede ocurrir y que hay que invertir en planes de contingencia. A colaborar y a valorar más el trabajo de equipo tanto con otros médicos como con el resto de personal sanitario”.
El coronavirus ha provocado que cada paciente padezca enfermedades muy distintas. Los alérgicos no han sido la excepción. El doctor Pedro Gamboa Setién, del Hospital de Cruces, cuenta que “existen datos discrepantes dependiendo de la raza y países pero en algunos países asiáticos los pacientes con enfermedades alérgicas previas presentaban formas más frecuentes y graves de infección por este virus”.
En otros países, sin embargo, “no se ha detectado un mayor riesgo de infección, incluso en algunas series se detecta un factor protector de la patología alérgica sobre las formas graves de esta enfermedad. De hecho, los pacientes con asmas bronquiales no alérgicos sí presentan un mayor riesgo de complicaciones y formas graves por el SARS-Cov2 comparados con aquellos pacientes con asma bronquial alérgico que no presentan este mayor riesgo o incluso menor que la población general”
La importancia de la telemedicina
La telemedicina ha llegado para quedarse a causa de esta pandemia, sin embargo, se debe de tener en cuenta el papel primordial de la medicina preventiva y la salud pública.
La doctora María Dolores Martín Ríos, jefa del Departamento de Medicina Preventiva del Hospital Universitario General de Villalba, declara que esta especialidad “ha sido la gran desconocida, incluso entre el propio colectivo médico”.
Añade que esta especialidad ha desempeñado un papel clave en el manejo del virus, “en la asesoría técnica en todos los ámbitos (sanitarios, sociosanitarios, colegios, etc), así como en la comunicación de la información y en la formación a otros profesionales. Con nuestra participación en grupos multidisciplinares, así como en equipos de investigación, hemos contribuido a generar conocimiento para el control del SARS-Cov2”.
En el ámbito de la Hematología, la doctora Pilar Llamas Sillero, jefa del Departamento de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz, dice que la manifestación trombótica más frecuente en pacientes con covid-19 es el tromboembolismo pulmonar y se ha visto una mayor incidencia en el paciente crítico.
“En principio”, añade, “tiene una buena evolución si se establece un tratamiento antitrombótico adecuado, aunque hay que contar también con las posibles secuelas de la afectación pulmonar de base por este coronavirus. En este tema se está trabajando activamente. La sospecha clínica es la que debe alertar sobre la posibilidad de un evento trombótico. Por ejemplo, en el caso del tromboembolismo pulmonar, una falta de oxígeno de aparición brusca; o un aumento de volumen de una extremidad en el caso de la trombosis venosa profunda”.
Respecto a la investigación de tratamientos con plasma para abordar el virus, indica que “hubo un impulso inicial, que motivó la publicación de estudios observacionales de los que se podía extraer un beneficio en etapas precoces de la enfermedad”, si bien recientemente se han publicado “en una revista científica de prestigio los resultados de un estudio randomizado y controlado sobre la eficacia del plasma convaleciente en pacientes con neumonía grave, concluyendo que carece de beneficio. En España estamos participando en varios ensayos randomizados, y trabajos observacionales de los cuales estamos esperando los resultados”.
Por otro lado, uno de los grupos de población que menos afectado se ha visto por el covid-19 han sido los niños. El doctor Jesús Argente Oliver, catedrático de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid y jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús Madrid, cree que la información dada sobre la covid-19 en niños “ha sido ciertamente confusa, con demasiadas personas expresando opiniones no demostradas científicamente. La única realidad es que la incidencia en niños ha sido muy inferior a la incidencia en adultos, habiéndose descrito más portadores que enfermos”.
Coronavirus & Niños
El doctor Argente recuerda que “algunos hospitales de la Comunidad de Madrid hemos hecho estudios conjuntos; sin embargo, no disponemos del número de niños afectados en España. Un dato de interés ha sido comprobar que los niños que han iniciado un cuadro clínico de diabetes mellitus tipo 1 han desarrollado formas más graves de la enfermedad, como hemos publicado recientemente en la revista Journal of Pediatric Endocrinology & Metabolism”.
Pese a que el curso escolar no ha aumentado los casos, insiste en la llegada del invierno “plantea una gran duda que solo comprobaremos cuando se desarrolle esta época estacional, que seguro será complicada en los Servicios de Urgencia de la Comunidad de Madrid y de España en general, pero no puede deducirse de ello que el número de casos de covid-19 se incremente en niños”.
Los pacientes oncológicos han sido unos de los que más han sufrido en esta pandemia. El doctor Jesús García-Foncillas, del Instituto Oncohealth reconoce que “el nivel de afectación por la pandemia ha sido tan fuerte e intenso que, por una parte, muchos pacientes decidieron unilateralmente no hacerse estudios ni pruebas y otros, también unilateralmente, no acudieron a las citas de tratamiento, o incluso de procedimientos quirúrgicos. Cuando se pierde la pauta de tratamiento nos encontramos en un contexto de posible aumento del riesgo de recidiva o de progresión de la enfermedad tumoral”.
El doctor García-Foncillas cuenta que en su centro se realizaron controles siempre que un paciente ingresaba para cualquier tratamiento o procedimiento, a fin de confirmar que no había un proceso de infección asintomático. “Esto nos ha permitido detectar precozmente cualquier inicio asintomático de covid-19 y evitar que se iniciaran un tratamiento quimioterapéutico en un contexto que pudiera poner en especial riesgo al paciente”.
También las personas con enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la esclerosis múltiple, la pandemia les ha pasado “una importante factura” y al no poder hacer sus actividades físicas, cognitivas y sociales “muchos de ellos han empeorado en movilidad y sus deterioros de memoria, y ahora hay que incidir y trabajar para que vuelvan a todas sus actividades”, precisa el doctor Rafael Arroyo, del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.
La salud mental de la población se ha visto severamente afectada, según el doctor Eduard Vieta, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínico de Barcelona, han aumentado los transtornos de ansiedad, depresivos y estrés postraumático, “y personas que ya sufrían trastornos mentales han empeorado como efecto de diversos factores, como el confinamiento, la soledad, los fallecimientos y el menor acceso a la sanidad pública cuando esta estuvo desbordada”.
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