Andalucía
Religión

Un cura de Cádiz recoge firmas contra la bendición de parejas homosexuales: «Contradice el plan de Dios»

El sacerdote se opone a la declaración avalada por el papa Francisco

La petición supera ya las 7.000 firmas

El Vaticano autoriza que los sacerdotes bendigan parejas homosexuales sin que sean matrimonio

Antonio Diufaín Mora, cura de Cádiz, está recogiendo firmas para pedir al papa Francisco que anule la declaración Fiducia supplicans que autoriza la bendición a parejas homosexuales y a divorciados que se vuelven a casar, al margen, eso sí, de cualquier ritualización e imitación del matrimonio. La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe fue aprobada por el pontífice el pasado 18 de diciembre.

El sacerdote, párroco de San Severiano en Cádiz, pide a través de la plataforma Change.org que el papa dé marcha atrás a esta declaración ya que, según considera, bendecir parejas en situación irregular o en convivencia homosexual, aunque sea de forma extralitúrgica, «contradice el plan de Dios».

Los promotores de la petición, impulsada también por sacerdotes de las diócesis de Toledo, argumentan que, según el Código de Derecho Canónico, los fieles «tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarlo a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres».

Diufaín Mora ya había manifestado en días pasados su negativa a la declaración avalada por el papa Francisco, manifestando su firme postura de que las uniones y prácticas homosexuales y otras fuera del matrimonio son «pecados graves».

Concretamente, la recogida de firmas expresa lo siguiente: Con Cristo, en Él y como Él, queremos amar a cada una de todas las personas. Nos adherimos a la verdad revelada, recogida en la Biblia y en la Tradición e interpretada por el magisterio secular de la Iglesia. Bendecir parejas en situación irregular o en convivencia homosexual, aunque sea de forma extralitúrgica, contradice el plan de Dios. En conciencia, no podemos aceptar el reconocimiento de este tipo de bendiciones. Pedimos filialmente al santo padre que anule Fiducia supplicans. Oramos por nuestra conversión y la de todos para que vivamos la caridad en la verdad.

Con más de 4.000 apoyos recogidos este viernes, la petición supera ya las 7.000 firmas. El cura de Cádiz también ofrece una opción alternativa: que los votantes aparezcan como «promotores» de esta idea, bien como seglares o como sacerdotes. Al momento de la redacción de este artículo, hay 157 promotores de diversos países como España, Colombia, Estados Unidos, Costa Rica, Brasil, Ecuador, Paraguay, Argentina, Armenia, Puerto Rico, El Salvador, México, Alemania, Guatemala, Bélgica, Nicaragua, República Dominicana, Portugal, Italia, Panamá, Chile y, especialmente, Perú.

El Vaticano explica Fiducia supplicans

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano aclaró este pasado jueves que las bendiciones a los homosexuales, a los divorciados vueltos a casar y a las parejas que conviven sin haber pasado por el altar no suponen un «visto bueno» a estas formas de vida y pidió que sean breves, es decir, que duren como máximo «10 o 15 segundos» y que se realicen sin ningún tipo de ritual, ya que «no es moralmente aceptable».

El dicasterio emitió un comunicado de seis páginas para ayudar a clarificar el documento Fiducia supplicans que permite estas bendiciones, ante las reacciones que ha suscitado en algunas conferencias episcopales.

«Las comprensibles manifestaciones de algunas conferencias episcopales sobre el documento Fiducia supplicans tienen el valor de evidenciar la necesidad de un tiempo más prolongado de reflexión pastoral. Lo que han expresado esas conferencias episcopales no puede interpretarse como una oposición doctrinal, porque el documento es claro y clásico sobre el matrimonio y la sexualidad», subraya la nota aclaratoria, añadiendo que «no habría lugar para distanciarse doctrinalmente» de la misma «ni para considerarla herética, contraria a la Tradición de la Iglesia o blasfema».

En concreto, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha asegurado que esta declaración aprobada en diciembre por el papa no cambia la «doctrina sobre el matrimonio» y que son los obispos los que pueden discernir «su aplicación según el contexto». Además, ha precisado que no se «aprueba ni justifica la situación en que se encuentran esas personas».

«Esta forma de bendición no ritualizada, con la simplicidad y brevedad de su forma, no pretende justificar algo que no es moralmente aceptable. Evidentemente, no es un casamiento, pero ni siquiera es un ‘visto bueno’ ni una ratificación de nada. Es sólo la repuesta de un pastor a dos personas que piden la ayuda de Dios. Por eso, en ese caso, el pastor no pide condiciones ni quiere conocer la vida íntima de esos sujetos», señala el prefecto del dicasterio, Víctor Manuel Fernández, que recomienda «la lectura completa y reposada de la declaración para comprender mejor el sentido de su propuesta».

Asimismo, puntualiza que «se trata de bendiciones de pocos segundos, sin ritual ni bendicional», y pone el ejemplo de una pareja de divorciados en nueva unión que, en medio de una gran peregrinación, piden al sacerdote una bendición.

«Le dicen al sacerdote: ‘Por favor, denos una bendición, no conseguimos empleo, él está muy enfermo, no tenemos casa, la vida se nos vuelve muy pesada, que Dios nos ayude’. En ese caso, el sacerdote puede decir una simple oración semejante a ésta: ‘Señor, mira a estos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz, ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vivir según tu voluntad. Amén’. Y finaliza con el signo de la cruz sobre cada uno de los dos», propone.

Así, el prefecto de Doctrina de la Fe puntualiza que las bendiciones tienen que ser breves, es decir, de una duración máxima de «10 o 15 segundos». «¿Tiene sentido negar este tipo de bendiciones a esas dos personas que la suplican? ¿No vale la pena sostener su fe, poca o mucha, auxiliar su debilidad con la bendición divina, dar un cauce a esa apertura a la trascendencia que podría llevarlos a ser más fieles al Evangelio?», se cuestiona el cardenal argentino.

Por ello, aclara que cada obispo, en su diócesis, está autorizado por la declaración Fiducia supplicans a habilitar este tipo de «sencillas bendiciones, con todas las recomendaciones de prudencia y cuidado», pero que de ninguna manera «están autorizados a proponer o habilitar bendiciones que puedan asemejarse a un rito litúrgico».

«Algunos obispos, por ejemplo, han establecido que cada sacerdote podrá discernir, pero que podrá realizar estas bendiciones sólo en privado. Nada de esto resulta problemático si se expresa en un marco de respeto hacia un texto firmado y aprobado por el mismo sumo pontífice, intentando acoger de algún modo la reflexión que contiene», señala.

Al mismo tiempo, la nota alude a la delicada situación de algunos países, donde se condena, prohíbe y criminaliza la homosexualidad. En estos casos, el Vaticano señala que, más allá de la cuestión de las bendiciones hay «una tarea pastoral amplia a largo plazo que incluye formación, defensa de la dignidad humana, enseñanza de la doctrina social de la Iglesia y diversas estrategias que no admiten prisas».

«Si hay legislaciones que penalizan con la cárcel, y en algunos casos con torturas e incluso la muerte el sólo hecho de declararse gay, se entiende que sería imprudente una bendición. Es evidente que los obispos no quieren exponer a las personas homosexuales a la violencia», concluye.