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Ni Irlanda ni Escocia: este pueblo de España cuenta con un castillo medieval en un alto rodeado de vegetación

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En un rincón poco conocido de España, se encuentra un pueblo que parece sacado de un cuento de hadas. En lugar de las verdes colinas de Irlanda o Escocia, este lugar sorprende con un castillo medieval impresionante, ubicado en lo alto de una colina y rodeado de exuberante vegetación.

Este castillo, testigo silencioso de siglos de historia, añade un aura misteriosa a este pueblo encantador. Con su arquitectura imponente y su entorno natural, invita a los visitantes a hacer un viaje en el tiempo y a disfrutar de la belleza en este lugar único en España.

Urriés, un pueblo con una rica historia

En el entramado urbano de Urriés se encuentra la Iglesia parroquial de San Esteban, de estilo románico, con una planta cuadrada y un ábside semicircular que, lamentablemente, se encuentra parcialmente oculto por construcciones más recientes.

A lo largo de los siglos, esta iglesia ha experimentado diversas transformaciones. En el siglo XVI, se amplió la nave y se añadieron capillas laterales, modificando su estructura original. En su interior, decorado con frescos del siglo XVIII, se pueden admirar retablos del siglo XVII, que añaden un toque de esplendor a esta joya arquitectónica.

Urriés, conocido por su impresionante entorno natural, ofrece una variedad de rutas senderistas que deleitan a los visitantes. Una de las más destacadas es el camino hacia la ermita de la Magdalena, siguiendo la antigua ruta utilizada para distribuir el correo entre Sos del Rey Católico, Urriés y Pintano.

Con una longitud total de 13 kilómetros (ida y vuelta), esta ruta es ideal para familias, ya que su dificultad es moderada. El ascenso hacia la ermita, con más de 500 metros de desnivel, culmina en una serie de miradores que ofrecen vistas panorámicas espectaculares del monte de las Cinco Villas y de los pueblos circundantes.

Castillo de Ruesta

Enclavado en lo más alto del abandonado pueblo de Ruesta, dentro del término municipal de Urriés, se encuentra el Castillo de Ruesta, una joya histórica para los aficionados a la historia y la arquitectura medieval.

Desde el año 850, los reyes de Navarra emprendieron una expansión territorial hacia el oriente, lo que los llevó a construir un castillo en una posición estratégica para defender el territorio ganado. Este castillo se convirtió pronto en sede de tenencia real entre los años 905 y 925, desempeñando un papel crucial en la defensa de las zonas de Yesa y Arrés.

Sin embargo, la fortaleza sufrió un revés entre 996 y 999, cuando fue destruida por Almanzor durante su campaña de reconquista. Esta incursión devastadora marcó un punto de inflexión en la historia del castillo y de la región circundante. Se cree que este ataque pudo estar relacionado con los intentos del rey navarro y los condes catalanes de dejar de pagar tributo a Córdoba, aprovechando las distracciones de Almanzor en otros frentes.

La reconstrucción del castillo tuvo lugar entre los años 1016 y 1018, bajo el reinado de Sancho Garcés III de Pamplona. Tras su muerte, el castillo pasó a manos de su sucesor en el trono navarro. Sin embargo, en 1056, el rey de Navarra, Sancho Garcés IV, concedió la ciudad de Ruesta a su tío Ramiro I de Aragón. A lo largo de los siguientes siglos, el castillo de Ruesta pasó por diferentes manos.

El Castillo de Ruesta, con su diseño de planta rectangular que abarca aproximadamente 45 por 20 metros, contaba con dos torreones que aún hoy se mantienen en pie, aunque en distintos estados de conservación. El torreón principal, conocido como Torre del Homenaje, era la estructura más imponente y robusta del conjunto.

Sos del Rey Católico

A pocos kilómetros de distancia se encuentra Sos del Rey Católico, uno de los pueblos más bonitos de toda España. Con su casco antiguo catalogado como Bien de Interés Cultural, este municipio encierra un tesoro histórico en cada una de sus calles empedradas.  Las imponentes puertas-torre, como las de Jaca, Nador, Zaragoza o Uncastillo, aún se mantienen como testigos del pasado.

En la Plaza Mayor, dominan el Ayuntamiento renacentista del siglo XVI y el Colegio Isidoro Gil de Jaz, de estilo barroco del siglo XVIII. Entre ellos, la Lonja medieval se alza como un monumento al comercio de antaño. Ascendiendo por los elevados terrenos de la villa, se descubre la iglesia románica de San Esteban, unida al Castillo. Su cripta, adornada con frescos protogóticos y capiteles esculpidos, evoca la espiritualidad de la época.

En la cima opuesta, el Palacio de Sada y su capilla privada, la Iglesia de San Martín de Tours, ofrecen un viaje en el tiempo al Renacimiento. Hoy en día, el palacio alberga un centro de interpretación sobre la vida de Fernando el Católico. Rodeando el palacio, en la Plaza de la Sartén, se despliega el antiguo barrio judío, junto a otros palacios renacentistas que completan el encanto intramuros.