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Montferri tiene una pequeña Sagrada Familia escondida entre viñedos

Hay ocasiones en las que el viajero se topa con lugares que inesperadamente lo dejan boquiabierto. Si acude a Barcelona es más que seguro que admire maravillado la magnificencia de la Sagrada Familia de Antoni Gaudí. Pero, ¿y si se encontrase con una pequeña joya arquitectónica en una pequeña localidad tarraconense llamada Montferri? La sorpresa sería mayúscula. Pues bien, eso es lo que le ocurrirá al visitar el santuario levantado en honor de la Mare de Déu de Montserrat. Y es que estamos hablando de una construcción obra del arquitecto Josep María Pujol, que fue casualmente fue discípulo del eterno Gaudí.

¿Por qué en Montferri?

En 1922 el jesuita Daniel María Vives, hijo de la localidad, quería empezar la construcción de un santuario dedicado a la Moreneta. Y lo quería hacer en una colina a la entrada de Montferri, conocida como Corralet.

No fue hasta 1925 cuando se colocara la primera piedra del futuro santuario. Sin embargo, la construcción no iba a ser sencilla. De hecho, en 1931, debido al clima político revuelto, se quedaron sin fondos. Eso paralizó las obras. Y claro, una vez acabada la Guerra Civil, los recursos eran tan escasos que no se continuó.

Y pasó el tiempo en Montferri

Los años pasaron en la localidad tarraconense hasta que a mediados de los años 90 decidieron hacer una limpieza a fondo del santuario. Entonces le vieron las posibilidades, observaron su innegable belleza y se lanzaron a la conclusión de la obra. Ésta fue posible gracias a las aportaciones de los ciudadanos, así como a la ayuda de muchos vecinos agricultores que colaboraron con sus tractores.

En 1999 se llevó a cabo la inauguración oficial, concretamente el 30 de mayo. Desde entonces todos los años en esa fecha hay actos de conmemoración.

¿Y qué decir de su estructura? La Mare de Déu de Montserrat quiere recrear al perfil de la famosa sierra homónima. Para ello se sustenta en 42 pilares que aguantan un total de 33 cúpulas.

Visitarla no es tan sencillo para el viajero que desee evitar el fin de semana, dado que el santuario cierra todos los días laborables. Es más, sólo abre los sábados y domingos por la mañana. El precio de la visita es simbólico: un euro.

No obstante, dada su belleza y el paulatino conocimiento de su ubicación, están evaluando la viabilidad de abrir todos los días e incluso de aprovechar la “Ruta del Císter” que recorre la zona. Y es que son muchos los peregrinos que se acercan allí, al haber sido declarada iglesia jubilar del Año Santo de la Misericordia.

Como curiosidad, cabe señalar que a escasa distancia hay una cueva natural en la que hay una imagen de la Mare de Déu de Montserrat. También es posible visitarla, aunque en este caso sólo los domingos por la mañana.