Madeira, la perla natural del Atlántico
Aunque ya hemos hablado de lugares paradisíacos como Costa Rica o las playas de colores de Hawái, hay mucho que ver en este mundo que dejará al viajero boquiabierto. Uno de esos destinos es Madeira. Un pequeño archipiélago portugués caracterizado por ser un auténtico vergel. Paisajes maravillosos, barrancos imposibles, flores por doquier, mar, buen vino… Todo eso y más es Madeira.
Conociendo Madeira
Madeira y Porto Santo son las dos islas habitadas del archipiélago. Como es evidente, la primera es la más grande y le da el nombre. Están situadas en el Océano Atlántico a 900 Km. de Portugal y a 600 Km. de Marruecos.
Conocida por su vino y, en estos últimos años, por ser el lugar e nacimiento del futbolista Cristiano Ronaldo, Madeira es digna de ser visitada por todo el encanto que tiene. Valles, montañas, exóticas flores, frutas tropicales, fuegos artificiales de Nochevieja que están en el Libro Guinness de los Récords… Hagamos un repaso a todo ello.
En 1418 la primera isla descubierta fue Porto Santo. Un año después avistaron una gran nube oscura. Navegaron hasta allí y se encontraron con Madeira, que como su nombre indica significa isla de madera. Frente a la sequedad de Porto Santo y sus 9 Km. de playa de arena dorada, Madeira es una isla frondosa, de costa abrupta y rocosa.
Qué ver en Madeira
Uno de los muchos atractivos de la islas con los Carreiros do Monte. Esta atracción consiste en subirse a un carro de mimbre, al estilo de un trineo, y unos hombres vestidos de blanco, llamados carreiros, empujan calle abajo. Esta tradición viene del siglo XIX. Los comerciantes utilizaban los carros para descender más rápido del monte de la ciudad y transportar sus mercancías. Esta tradición se ha vuelto en la actualidad un ingreso importante. Subir a uno de estos carros cuesta unos 30 euros.
Guste el vino o no, hay una visita que es imprescindible: al Old Blandy’s Wine Logde, en el monasterio de San Francisco. Allí fabrican uno de los vinos de Madeira. Es la bodega más antigua de la isla y hacen visitas guiadas.
El mercado de Lavradores en otro lugar para no dejar pasar de largo. En él se puede ver la cantidad de frutas exóticas, pescados, verduras de todos los colores e incluso hasta una veintena de variedades de maracuyá. También se puede comprar una flor de Ave del Paraíso, la más característica de Madeira.
Machico se encuentra a 20 Km. de Funchal, la capital. Este es uno de los pocos sitios donde poder bañarse en la playa. Eso sí, t también tiene el museo de la Ballena. Cuenta con dos miradores, desde el primero se puede ver todo el paisaje de montes y valles. Desde el segundo se observa todo el pueblo con las islas Selvagens al fondo y el aeropuerto.
En Sao Vicente aparte de la vegetación, destacan las cuevas, el centro de Vulcanismo junto a las cuevas y el entorno para poder hacer deportes acuáticos. En cuanto a Porto Moniz, está el mirador de Santa y sus piscinas naturales, entre otros atractivos. Y así podríamos estar enumerando lugares. Pero lo mejor será que el viajero la recorra de norte a sur y de este a oeste. No se arrepentirá de ello.
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