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Los 3 lugares europeos a los que no se atreven a entrar ni los turistas de riesgo

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Europa, con su rica historia y diversidad cultural, alberga algunas ciudades que atraen a turistas de todo el mundo, como París, Londres o Roma. Además, hay otros lugares que, por su naturaleza misteriosa, e incluso trágica, han ganado fama como destinos prohibidos incluso para los turistas más audaces. Estos sitios, envueltos en leyendas oscuras o desastres históricos, despiertan intriga y temor a partes iguales entre quienes buscan explorar los rincones más enigmáticos del continente.

Desde lugares peligrosos para la salud hasta islas abandonadas, estos lugares cautivan la imaginación pero también generan una sensación de inquietud. Aunque algunos aventureros intrépidos se aventuran a desafiar las advertencias y explorar estas áreas prohibidas, la mayoría de los turistas prefieren mantenerse alejados.

Bóveda del Juicio Final

En el archipiélago de Svalbard, ubicado entre Noruega y el Polo Norte, se encuentra una impresionante obra de ingeniería conocida como El Banco Mundial de Semillas de Svalbard o Cámara Global de Semillas, famosa como «La Bóveda del Fin del Mundo». Este complejo, inaugurado en 2008, constituye el mayor almacén subterráneo de semillas del mundo, diseñado para preservar la diversidad genética de cultivos y garantizar la seguridad alimentaria en caso de catástrofes globales.

Administrado por el Ministerio de Agricultura y Alimentación de Noruega, el Centro Nórdico de Recursos Genéticos (NordGen) y la organización internacional Crop Trust, este almacén subterráneo alberga más de un millón de muestras de semillas de casi todos los países del mundo, lo que representa 30.000 años de agricultura agrupados en un solo lugar.

Su objetivo principal es salvaguardar la diversidad de cultivos y evitar la extinción de especies cultivadas, ofreciendo capacidad para almacenar hasta 4,5 millones de variedades de cultivos y 2.250 millones de semillas. La selección de la ubicación para la Bóveda del Fin del Mundo se basó en criterios de seguridad y protección contra amenazas como el cambio climático y otros desastres naturales.

La infraestructura del almacén se beneficia del permafrost del suelo circundante, lo que reduce la necesidad de refrigeración artificial y proporciona un sistema de enfriamiento natural en caso de fallo eléctrico. Asimismo, se ha diseñado para ser impermeable a terremotos, radiación, crecida del nivel del mar y otras amenazas potenciales.

Isla Poveglia

Entre Venecia y Lido, al norte de Italia, se encuentra Poveglia, una pequeña isla conocida como «la isla de los fantasmas» o la «isla sin retorno». En un principio, se utilizó como lugar de aislamiento y cuarentena durante la epidemia de la Peste Negra en el siglo XIV. Durante este periodo, se convirtió en un cementerio masivo donde se quemaron alrededor de 160.000 víctimas para detener la propagación de la enfermedad.

Durante el siglo XIX y parte del siglo XX, la isla continuó funcionando como casa de convalecencia geriátrica. Sin embargo, se dice que en realidad era un hospital psiquiátrico donde se llevaron a cabo experimentos atroces con los pacientes.

Desde 1968, la isla ha permanecido abandonada y se ha cedido al estado. Hace unos años, dos británicos exploraron la isla y documentaron su recorrido en un video que se volvió viral en las redes sociales. La isla, con su atmósfera de decadencia y abandono, evocaba imágenes de una película de terror, con la naturaleza reclamando su espacio entre las ruinas.

En la actualidad, a pesar de la curiosidad que despierta, acceder a la isla de Poveglia está completamente prohibido. Sin embargo, se puede observar desde la seguridad de un barco, permitiendo contemplar el estado ruinoso de sus edificaciones y la atmósfera macabra que la envuelve desde el mar.

Reactor nuclear de Chernóbil

En abril de 1986, la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, fue testigo del accidente más catastrófico en la historia de la energía nuclear. Durante una prueba de corte energético, uno de los cuatro reactores de la planta comenzó a arder, desencadenando así el peor desastre nuclear jamás registrado.

Este incidente dio origen a objetos peligrosos como el conocido «Pie de Elefante», el cual se formó a partir de la lava de material fundido del núcleo, combinado con componentes estructurales de la planta y otros materiales del reactor. Compuesto principalmente por vidrio de corio solidificado, contiene trazas de diversos compuestos como dióxido de silicio, uranio, titanio, circonio, magnesio y grafito.

Los científicos advierten que incluso breves periodos de exposición al «Pie de Elefante» pueden ser letales. Calculan que cinco minutos junto a este objeto podrían acabar con la vida de una persona en sólo dos días, debido a la intensa emisión de radiación que alcanzó hasta 10.000 roentgens el mismo año del accidente, equivalente a 1.000 veces más de la dosis necesaria para provocar cáncer.

Además, una hora de exposición a niveles de radiación tan altos equivaldría a recibir aproximadamente cuatro millones y medio de radiografías consecutivas en el tórax. Los síntomas iniciales de la exposición incluyen vómitos, diarrea y fiebre. Con aproximadamente un 10% de masa de uranio, el «Pie de Elefante» representa un riesgo significativo para la salud humana.