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Nuevo sindicato

Rodrigo Alonso (Solidaridad): «Venimos a combatir a la mafia corrupta sindical de UGT y CCOO»

"Las hordas de ultraizquierda que se manifiestan estos días animadas por Pablo Iglesias nada tienen que ver con la clase obrera"

"El Estado debería asumir el 100% del salario de las personas en ERTEs a las que se les ha prohibido trabajar"

Rodrigo Alonso, secretario general de Solidaridad, afirma que su sindicato, recién creado, viene a «combatir a la mafia corrupta sindical de UGT y Comisiones Obreras». Alonso ha estado en el programa HOY RESPONDE de OKDIARIO. Cree que los sindicatos tradicionales han pervertido su función y son sólo «megaestructuras mafiosas», «chiringuitos» dedicados al «clientelismo», a premiar «a un hermano, un primo, un cuñado o a un amigo como liberado sindical para cobrar y no hacer nada» y a generar un ambiente de extorsión en las empresas («te señalan si te separas de ellos») y a captar y vivir de las subvenciones públicas. Pone como ejemplo las movilizaciones del pasado 11 de febrero. «Después de salir a la calle [y sugerir una huelga general], el Gobierno ha desbloqueado las subvenciones directas y les ha dado 14 millones de euros». «Viven fuera de la realidad» y pone como ejemplo su apoyo a la jornada semanal de cuatro días habiendo «seis millones reales de parados» porque, desgraciadamente, con este Gobierno «de la ruina, la miseria y las 100.000 muertes, los ERTEs se convertirán en EREs». «Ni Errejón ni Pepe Álvarez saben cómo funciona el mercado laboral. Lo de los 4 días es una aberración y un disparate».

Alonso es andaluz y recuerda el escándalo de los ERE y la cantidad de casos de corrupción acumulados en cuatro décadas de socialismo. «UGT y Comisiones no es que participaran; es que fueron instrumentos de la corrupción. UGT usó 40,7 millones de euros que iban a la formación e inserción de trabajadores en el mercado para su propia megaestructura y su red clientelar. Y, ¿quién se beneficiaba?, el PSOE».

Rodrigo Alonso, que es además portavoz adjunto de Vox en el parlamento andaluz, empieza a dudar de la voluntad «regeneradora» del gobierno de Juanma Moreno (PP) y Juan Marín (Cs) como «gobierno del cambio». «Sus intenciones no se corresponden con sus hechos» y cuenta que la Junta no ha recurrido el recurso de la sentencia de los ERE que ha presentado el PSOE ante el Tribunal Supremo: «Han dejado pasar el tiempo y no sabemos por qué. Un Gobierno que venía a levantar las alfombras». Rodrigo Alonso destaca que, casualmente, estos días PSOE y PP negocian el Consejo del Poder Judicial.

Solidaridad ya tiene, en apenas cinco meses de vida, más de 10.000 afiliados y representación en un centenar de Comités de Empresa. «En algunos casos porque alguno de UGT o Comisiones, harto de sus sindicatos, se ha pasado a Solidaridad. El transfuguismo sindical existe y es perfectamente lícito porque estamos luchando contra la mafia».

Alonso afirma que Solidaridad vive exclusivamente de las cuotas de sus afiliados (entre 3 y 5 euros de media, salvo aportaciones extraordinarias). No se niegan al uso de liberados sindicales, «pero son dos los problemas», señala: «Son demasiados y no sabemos a qué se dedican». Los de Solidaridad -dice- se someterán a una permanente auditoría de sus actividades.

«Solidaridad viene a cambiar el sistema con un mercado de trabajo cada vez más deteriorado y una clase trabajadora con peores sueldos y menor poder adquisitivo», dice. «No creemos en el globalismo; es la excusa de los ricos y las multinacionales para justificar su supuesto ecologismo y flujos migratorios de mano de obra barata que destruye nuestro mercado de trabajo». «Inmigración, sí», afirma, «pero cuando haga falta, regulada y desde países próximos culturalmente». «La patria -afirma- es la verdadera defensa de los trabajadores» y emulando a Donald Trump afirma que «por supuesto, España, primero». Alonso garantiza la independencia de Solidaridad respecto a Vox, «aunque dudo que vaya a haber discrepancias importantes». «Solidaridad tiene que ser una herramienta al servicio de los trabajadores. Cuando un trabajador o un parado entra en nuestras sedes con un problema, no se le pregunta ni nos importa a quien ha votado. Tiene un problema y tenemos que ayudarle».

Rodrigo Alonso califica de «hordas orquestadas por la izquierda y la ultraizquierda» a los manifestantes que estos días han destrozado Barcelona y protagonizaron también disturbios en Madrid. «Ahí no ha habido trabajadores», como gritaban ellos mismos. «A esta gente no se le puede controlar -destaca- y, sin embargo, a un hostelero se le impide abrir su negocio». Y recuerda que «hay un vicepresidente como Pablo Iglesias que les anima a salir a quemar la calle». Solidaridad -recuerda- se está movilizando con hosteleros y otros sectores afectados por la crisis y la pandemia «y estará en la calle contra la crisis, pero pacíficamente; no hace falta destrozar nada».

Solidaridad dice que «ahora no» toca derogar la reforma laboral del PP, aunque «sólo ha traído precariedad a nuestro mercado laboral». Es partidario de subir el Salario Mínimo Interprofesional, pero con otras medidas adicionales, como reducir las cotizaciones de empresarios y trabajadores para que tengan más dinero en el bolsillo y eso genere empleo y consumo. Y cree que el Estado debería pagar el 100% del sueldo de las personas que están en ERTEs. «No tienen por qué perder el 30% de su sueldo todos aquellos a los que el Estado les ha prohibido trabajar. Que menos que pagarles el 100% de su nómina. ¿Por qué esos trabajadores tienen que asumir un coste de un 30% de su nómina?». Rodrigo Alonso cree que, bien repartido, hay dinero para hacerlo, «en vez de darlo para la inmigración ilegal, la ideología de género, la Agenda 2030 con este falso ecologismo y los chiringuitos y televisiones públicas que hay entorno a la administración».

«¿Han pedido hablar con la ministra Yolanda Díaz?», le preguntamos. Sonríe y dice que aún no, pero que lo harán aunque no cree que les vaya a recibir. Como Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, que dijo, al nacer el sindicato, que no cabían más centrales en el panorama empresarial español. O Pepe Álvarez, de UGT, que, con sinceridad, les deseó a Solidaridad directamente «toda la peor suerte». «Le contestamos -dice Rodrigo Alonso- que Solidaridad ha venido a quedarse y que las negociaciones entre empresarios y sindicatos no van a ser como hasta ahora «un conchabeo consistente en que cuando se sientan a negociar… el negocio ya lo tienen hecho».