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La imagen viral del reencuentro entre un nieto y una abuela

Álvaro Carrillo se despidió de su abuela Carmen hace un año con un abrazo y un beso. Entre ellos ha habido siempre la conexión propia

Álvaro Carrillo se despidió de su abuela Carmen hace un año con un abrazo y un beso. Entre ellos ha habido siempre la conexión propia de un nieto con su abuela. Carmen hasta ese día había disfrutado de sus hijos y ahora de sus nietos. Con mucho amor y cariño, los besos, los abrazos y las comidas en casa de la mejor cocinera del mundo, según sus nietos, parecían ser infinitos. Pero, por desgracia, llegó la pandemia y todo cambió. La abuela se quedó sola, su piso se cerró para protegerla, pero no su corazón. Álvaro ha querido ver a su abuela, para darle un poco de alegría después de mucho tiempo, la imagen llega al alma y genera más de una lágrima.

Un nieto decide visitar a su abuela en una imagen que se ha vuelto viral

El tiempo pasa, sin darnos cuenta ha pasado un año. Unos meses en los que nuestra vida ha cambiado por completo. Semanas encerrados y toques de queda que impiden hacer una vida normal. Si para una persona joven es duro, los mayores lo pasan aún peor. Ellos son los más vulnerables y los más solos, lo peor de todo es que su tiempo no puede recuperarse.

El virus nos ha quitado un año o más que podemos recuperar, pero quizás los abuelos no dispongan de este tiempo. De hecho, nadie podrá recuperarlo, aunque queramos dar la vuelta al mundo, acumulando viajes que no hemos hecho, lo más importante, la compañía de los nuestros no la podremos recuperar.

Álvaro vive lejos de su abuela y con los cierres perimetrales no ha podido visitarla hasta que le han dado cita médica. Aprovechando su visita con el médico en la misma ciudad donde vive su abuela ha ido a visitarla, a cinco metros y en la puerta de su casa. Esta es la imagen que genera este virus, la tristeza más absoluta, con unas personas que no tienen el tiempo que perder.

Abuela y nieto se vieron, pero sin recuperar su vida normal. Álvaro no fue a comer los pucheros de su abuela, ni se pudieron sentar en el sofá. Ni siquiera hubo un abrazo de despedida, el coronavirus se ha llevado por delante toda la humanidad posible. No hay contacto, solo un pasillo vacío entre ambos y unos minutos de aún más tristeza.

Quizás en unos meses todo cambie, pero de momento, esto es lo que se ha conseguido. Un virus que no se detiene y para el que la ciencia solo ha encontrado una forma de frenarlo, una o varías vacunas. Álvaro está haciendo algo que antes hacía con frecuencia, visitar a su abuela, pero a diferencia de los otros días, lo hace con miedo y pensando que está haciendo algo mal.

Sacar las fuerzas para ver a Carmen a ella le ha dado un poco de alegría dentro de la tristeza de su día a día. Álvaro tiene 21 años, toda la vida por delante para recuperarse de todo lo que ha sucedido en esta pandemia. Carmen tiene un reloj que juega en su contra, este año no lo podrá recuperar, el amor perdido nunca vuelve.