Feria de Málaga: Morante se lleva una oreja mientras que Aguado y Ortega se van de vacío

Toros Málaga
El torero Morante de la Puebla durante la faena del cuarto toro.

Sólo una oreja a cargo de Morante de la Puebla fue el balance artístico de la corrida «Picassiana» que abrió hoy la feria de Málaga, pero más allá de trofeos lo importante fue la dimensión ofrecida también por Juan Ortega y Pablo Aguado, que, con Morante, son los tres estandartes del actual toreo sevillano.

Lo mejor de Morante en el toro que abrió la feria fueron las maravillosas pinceladas que plasmó con su capote, primero por verónicas rodilla en tierra a las que prosiguieron otras de igual de guisa, ya de pie, de exquisito trazo. Hubo también unas garbosas chicuelinas al paso para poner en suerte y otras verónicas en posterior quite rematadas con una media de cartel.

Y no hubo mucho más, pues el toro, que tuvo buen son de salida, se vino muy abajo en el último tercio. El de La Puebla anduvo voluntarioso en una labor de cositas sueltas pero sin armazón por falta de oponente. Fue ovacionado.

El cuarto, de Parladé, salió con muy pocas fuerzas de chiqueros y no dejó a Morante estirarse de capa. Trujillo fue el encargado de ponerlo en el caballo entre las protestas del tendido. Pero no fue para atrás y, ya muleta en mano, Morante fue tornando las cañas en lanzas a base de temple y, sobre todo, mucha torería.

Primero le fue robando naturales de uno en uno de mucho sabor, pero fue a derechas cuando la faena subió de intensidad. Decidida apuesta de Morante que, en otro momento de su carrera, seguro que hubiera tirado por la calle del medio. Pero esta vez no. El sevillano quiso mucho y acabó construyendo una faena repleta de gusto, empaque y sabor.

Una tanda final citando de frente y a pies juntos fue colosal, tanto que, tras pinchazo y estocada, acabó cortando una oreja.

Ortega dejó también su sello capotero con un exquisito recibo a la verónica al segundo, al que acunó en las bambas de su capote para sacárselo al tercio con muchísima cadencia y belleza, la misma que hubo en un galleo por chicuelinas para llevar por segunda vez al toro al caballo.

Por alto empezó la faena Ortega a un toro que protestaba por el derecho y que pronto buscó el refugio de las tablas. Pero antes hubo pasajes de nota alta, con algunos derechazos de exquisita firma, un cambio de mano colosal y varios naturales también a cámara lenta. Buena faena del sevillano a la que le faltó rúbrica con los aceros.

El quinto fue un animal muy descastado sin ánimo de colaborar y Ortega apenas pudo pasar de algún detalle suelto pero sin poder redondear ante tan deslucido antagonista.

Aguado se las vio en primer lugar con un toro de poca clase y que se apagó también demasiado pronto en el último tercio. El tercer sevillano de la terna anduvo muy dispuesto para tratar de exprimir al máximo a su oponente, al que acabó robándole pases por el derecho de mano baja y bonita expresión.

Al natural se los tuvo que sacar de uno en uno, por lo que tuvo que volver a la diestra para culminar la faena que acabó siendo silenciada.

En el sexto, Aguado salió muy dispuesto para exprimir al de Parladé, que tenía su distancia y había que llevarlo muy enganchado a la muleta. Entregadisimo el sevillano que, sin separarse de su clase y temple, fue sacándole las embestidas a base de tesón, de querer, de ponerle alma y garra.

Gran faena del sevillano que, sin ser excelsa, le puso todo lo que le faltaba al animal. Estocada y vuelta al ruedo tras fuerte petición de oreja.

FICHA DEL FESTEJO

Toros de Juan Pedro Domecq, los tres últimos con el hierro de Parladé, de buena presencia. El primero se apagó pronto; noble el segundo, que acabó rajándose; sin raza y deslucido, el tercero; blandito el cuarto; descastado el quinto; y noblote el sexto.

Morante de la Puebla, de turquesa y oro: media (ovación); pinchazo estocada con derrame (oreja tras aviso).

Juan Ortega, de frambuesa y azabache: dos pinchazos y estocada (gran ovación tras aviso); estocada delantera (palmas).

Pablo Aguado, de gris plomo y azabache: pinchazo hondo muy caído y dos descabellos (silencio tras aviso); estocada (aviso y vuelta al ruedo tras petición de oreja).

En cuadrillas, Juan José Trujillo y Sánchez Araújo saludaron en el primero; Andrés Revuelta y Perico en el segundo; e Iván García, que destacó en la brega del tercero, junto a Pascual Mellinas en el sexto.

Incidencias: La Orquesta Filarmónica de Málaga fue la encargada de ambientar un festejo para que el que se decoró La Malagueta con motivos del artista francés Loren Pallatier.

La plaza registró un lleno de «no hay billetes», con 4.900 espectadores en los tenidos, dentro de las limitaciones de aforo, que, en Andalucía, está estipulado en un 50 %.

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