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¿Qué santos se celebran hoy, domingo 13 de julio de 2025?

San Enrique es uno de los santos que destacan en este día

¿Qué santos se celebran hoy, domingo 13 de julio de 2025?  El calendario litúrgico de la iglesia católica de este domingo nos invita a mirar hacia figuras que encarnan, cada una a su manera, distintas formas de santidad. Desde la firmeza del gobernante cristiano, pasando por la voz profética que interpreta las señales del cielo y de la tierra, hasta la entrega de un obispo mártir en tiempos de persecución, el 13 de julio reúne en el santoral a hombres que dejaron huella no sólo por su fe, sino también por su acción concreta en la historia.

Hoy recordamos con especial atención a tres figuras: San Enrique II el Santo, emperador del Sacro Imperio; San Joel, profeta del Antiguo Testamento; y San Eugenio de Cartago, obispo y mártir en tiempos de herejía y destierro. Aunque separados por siglos y contextos muy distintos, todos ellos vivieron profundamente arraigados en una visión del mundo en la que Dios tenía un papel central. Ya sea desde un trono imperial, desde los versos de un poema profético o desde un exilio en la Galia, cada uno representó una forma singular de servicio y de testimonio. Conozcamos la vida de los tres al detalle, y además os enumeramos al resto de santos que se celebran en este día.

San Enrique II el Santo

San Enrique II el Santo, también conocido como Enrique II de Alemania, fue una figura clave de la Europa del siglo XI, tanto en el plano político como en el espiritual. Nacido el 6 de mayo del año 973, se convirtió en rey de Alemania en el año 1002 y más tarde, en 1014, en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, siendo el último soberano de la dinastía Sajona. Aunque su vida estuvo marcada por campañas militares, tensiones diplomáticas y esfuerzos por consolidar el poder imperial, fue su profunda religiosidad lo que lo distinguió en el panorama político de su tiempo. San Enrique no sólo gobernó, también reformó: apoyó decididamente el papel de los obispos frente al clero secular, impulsó el celibato eclesiástico y fortaleció la autoridad espiritual frente a los intereses familiares o políticos.

Oblato de la Orden de San Benito, Enrique es además patrono de todos los oblatos benedictinos y de las parejas que no han tenido hijos, ya que él y su esposa, Santa Cunegunda, no fueron padres. Su compromiso con la Iglesia quedó sellado en 1014, cuando pidió al papa Benedicto VIII la inclusión del Filioque en el Credo durante su coronación como emperador, un gesto que tendría implicaciones históricas profundas, al contribuir años después a la separación entre la Iglesia de Roma y las Iglesias orientales. Fue canonizado en 1146 por el papa Eugenio III, y su festividad se celebra en el aniversario de su muerte, el 13 de julio de 1024. Más allá de sus conquistas y reformas, la figura de San Enrique brilla por su empeño en unir poder y fe, justicia y espiritualidad, en un momento clave de la historia europea.

San Joel

El nombre de San Joel nos lleva a los tiempos antiguos del Antiguo Testamento, al siglo VIII antes de Cristo, cuando el pueblo de Israel luchaba por entender su destino en medio de invasiones, sequías y desastres naturales. El libro de Joel, compuesto apenas por cuatro capítulos, es una joya poética y teológica que ha fascinado durante siglos por su intensidad y su carga simbólica. En él, el profeta describe con un realismo estremecedor una plaga de langostas y una gran sequía que asolan la tierra, pero pronto su mirada se eleva: estos acontecimientos no son meros sucesos naturales, sino señales del juicio de Dios y del llamado a la conversión del pueblo.

San Joel, hijo de Petuel, es una figura envuelta en el misterio. Apenas sabemos nada de su vida personal, pero su obra revela una mente cultivada, con un manejo refinado del lenguaje y de las formas poéticas de su tiempo. Su profecía culmina con una promesa conmovedora: «Derramaré mi Espíritu sobre toda carne; vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…». Estas palabras serían más tarde retomadas en el Nuevo Testamento, durante el episodio de Pentecostés, como cumplimiento de aquella antigua visión. Su mensaje no se limita a anunciar castigo, sino que abre una puerta a la restauración, a una comunión renovada con Dios. San Joel nos enseña que incluso en medio del caos y la ruina, la fe puede anunciar un futuro distinto, y que el lenguaje de lo sagrado puede surgir incluso de las catástrofes más terrenales.

San Eugenio de Cartago

En un contexto mucho más tardío, durante los últimos estertores del Imperio romano, surge la figura de San Eugenio de Cartago, obispo africano que vivió entre la segunda mitad del siglo V y el año 501. Su vida estuvo marcada por la persecución religiosa: primero fue obstaculizado en su elección como obispo por el rey vándalo Hunerico, de confesión arriana; más tarde, tras un breve periodo de paz, sería desterrado y perseguido por mantenerse fiel a la fe católica. A pesar de las presiones, Eugenio no se doblegó. Fue desterrado al desierto junto a más de 300 cristianos y, posteriormente, obligado a vivir en el exilio en Vieux (la actual Provenza), donde fundó un monasterio y escribió textos que defendían con firmeza la doctrina católica frente a las herejías.

Su obra más conocida es la Expositio fidei catholicae, un tratado en el que defiende la divinidad del Espíritu Santo, así como otros textos, hoy sólo conservados parcialmente, donde se enfrenta dialécticamente a los arrianos y a las autoridades que querían silenciarlo. Murió el 13 de julio del año 501, lejos de su amada Cartago, pero con la certeza de haber sido fiel a su fe hasta el final.

Otros santos que se celebran el 13 de julio

Junto a los mencionados, en este día se celebra también a: