Médicos piden arrinconar al cigarrillo y advierten a Estados de que pueden «supervisar la transición»

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Médicos y expertos han coincidido este lunes en señalar que el principal objetivo de salud pública en lo que se refiere al tabaco consiste en arrinconar al cigarrillo de combustión de manera progresiva y han advertido a los Gobiernos de que pueden «supervisar la transición» hacia otros productos de nicotina y finalmente hacia una eventual abstinencia o conformarse con «ser meros espectadores» del proceso.

Pero las consecuencias de no hacer todo lo posible son más enfermedades y muertes, así como más costes para los sistemas de salud públicos, de acuerdo a varias informaciones y estudios presentados durante la primera jornada del sexto Encuentro para la reducción del daño en tabaco (Summit tobacco harm reduction, en inglés), que se celebra en Atenas (Grecia) hasta este martes.

El médico y profesor asociado de cardiología de la Universidad Sapienza de Roma Giuseppe Biondi Zoccai explicó que productos como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, así como los parches o el tabaco para uso oral, tienen que ser vistos como una «transición» con el objetivo primordial de «discontinuar» el consumo del cigarrillo tradicional. «Los gobiernos tienen la oportunidad de supervisar esta transición o de ser meros espectadores», remarcó.

En su opinión, lograr este cambio supondría un impacto favorable en la salud de los actuales fumadores y se podría seguir teniendo como objetivo la «abstinencia total». Eso sí, precisa que ve «complicado librarse totalmente» de la nicotina de igual forma que lo es del alcohol en todas sus fórmulas.

El consultor Tim Philips, experto en el sector tabaquero, considera que «hay una cantidad importante de datos» que apunta a que las políticas de reducción de daño en el tabaco van en la buena dirección tanto desde una perspectiva económica como de salud pública. «Más datos y estudios siguen siendo necesarios y estoy seguro de que la legislación al final seguirá a los datos y se adaptará en consecuencia», precisó.

En su opinión, en el momento actual hay que diferenciar objetivos y definir qué es más importante: «¿que la gente deje de fumar o evitar que la gente consuma nicotina?». Ni las medidas ni los efectos para la salud pública son los mismos, remarcó.

El también médico, director del Instituto de la universidad Cardinal Wyszynski de Varsovia y presidente de la Sociedad polaca de salud pública, Andrej Fal, defendió una actuación integral frente al tabaco que incluya mejoras en la prevención, el tratamiento de la cesación, el incremento de los impuestos al cigarrillo y un sistema donde los productos que hacen menos daño tengan menos impuestos y menor precio, para impulsar el cambio en los actuales fumadores.

Además, criticó severamente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque en su opinión no se preocupa de quienes debería: «de los 250 millones de fumadores que están intentando dejar de fumar», alejándoles de mejores opciones para su salud cuando no son capaces de dejarlo.

Fal cree que esos que intentan dejar de fumar «deberían ser la prioridad de la OMS», pero dijo temer «que no lo es» y que, en cambio, con su posicionamiento favorecen «que sigan fumando».

El enfoque integral que Fal ha diseñado para Polonia consiste en crear al menos una clínica de prevención en cada municipio, reducir la disponibilidad de tabaco especialmente en zonas de acceso rápido, tales como gasolineras; hacer desaparecer el cigarrillo de la vista del público o incrementar progresivamente su precio.

También limitar el marketing y la publicidad de todos los productos con nicotina por igual, pero no así su régimen fiscal, que debería trabajar con el principio: «menos daño, menos impuestos». También estudiar desde la sanidad pública todos los productos de forma específica para poder diferenciar entre ellos de la mejor manera posible, así como financiar estudios independientes con fondos públicos.

Por último, concluye que «la prevención es la forma más efectiva de invertir en la salud futura» y confía en que «cambios de estilo de vida, la reducción de los factores de riesgo conductuales y las políticas de reducción de daños pueden reducir la cantidad de enfermedades» que actualmente provoca el tabaco.

Los expertos han expuesto casos de éxito como el de Suecia, que favoreciendo la venta de productos de nicotina libres de humo, ha logrado en 15 años reducir su tasa de tabaquismo del 15% al 5,6%, lo que lo convierte en el país europeo con la tasa más baja. También el de Reino Unido, que se apoya en el cigarrillo electrónico y el vapeo para reducir su tasa de tabaquismo por debajo del 5% antes de 2030, al constatar que suponen «una pequeña parte de los riesgos de fumar».

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