Sociedad
En Alemania

Liberada una niña de 8 años cuya madre encerró durante 7 para que no viera al padre

El calvario por el que tuvo que pasar la pequeña María es desgarrador. Su madre y sus abuelos la encerraron en una habitación de la casa de estos últimos sin acceso a la luz del sol desde que tenía 18 meses y hasta que ha podido ser liberada por la Policía con ocho años. Siete años de horror que le provocaron una debilidad muscular que le impedía hasta subir escaleras.

Todo ha ocurrido en la ciudad alemana de Attendorn. La pequeña, apodada como María por varios medios para mantener su anonimato, pasó siete años encerrada en una habitación de la casa de sus abuelos. La madre, Rosemarie G., la encerró justo después de separarse del padre y la escondió para que no la pudiera ver. Ahora se enfrenta a una pena de 10 años de prisión.

María nació en diciembre de 2013 y a los pocos meses sus padres se separaron. Durante unos seis meses el padre visitaba a la madre y al bebé hasta que desaparecieron. Él presentó una denuncia por la desaparición de su hija pero nunca la encontraron. Ahora sabemos que la madre la ocultó para que no la viera nunca más, según ha desvelado Bild.

La madre habría tomado esta drástica decisión cuando se enteró de que su ex pareja había rehecho su vida con otra mujer. Fue entonces cuando le dejó una nota en el parabrisas de su coche para avisarle de que se iba a mudar con su hija a la región italiana de Calabria sin su consentimiento. Y ahí también comenzó el calvario para el padre.

El padre durante los primeros meses mandaba cartas y regalos a su hija a la dirección de Italia que tenía, pero todo le era devuelto sin abrir. Tiempo después vio a la madre en la ciudad  y decidió informar a las autoridades de bienestar juvenil en septiembre de 2015, que interrogaron a los abuelos maternos de la niña que defendieron que sí que vivían en Italia.

Todo quedó paralizado hasta julio de este año. Una pareja que vivía en una ciudad cercana a Attendorn alertó a la Policía sobre el rumor de que la niña llevaba encerrada en casa de sus abuelos durante años. Las autoridades locales reactivaron la búsqueda y una fuente familiar les avisó de que un día llamó a la casa de los abuelos y Rosemarie G. cogió el teléfono.

Este detalle hizo que los agentes y trabajadores sociales pidieran al juez una orden para entrar en la vivienda y el 23 de septiembre descubrieron que madre e hija se encontraban allí. Tanto la madre como los abuelos han sido detenidos y se han negado a declarar. La menor permanece con una familia de acogida bajo supervisión psicológica mientras avanza la investigación.

La pequeña no presenta signos de maltrato físico o desnutrición pero sus músculos están tremendamente subdesarrollados por no moverse. Apenas podía andar o subir escaleras. Ella misma declaró ante la Policía que no había visto la luz del día, que no había visto un bosque, montado en un coche o paseado por el campo. No iba al colegio, no tenía relación con otros niños.