La España rural en riesgo: 2.858 pueblos son más vulnerables al clima y a la despoblación

España rural
España rural. @FLC

En las próximas décadas, España experimentará una reducción de la precipitación media, así como un aumento de las temperaturas y de la frecuencia de las olas de calor. A los efectos del cambio climático se suman los propios de la despoblación en algunas zonas y la globalización del comercio agrícola, lo cual afecta al conjunto del país, aunque con especial incidencia en ciertas regiones. En concreto, 2.858 municipios españoles presentan, en términos comparativos, mayor vulnerabilidad a estos efectos, según el estudio Más allá de la ‘España vaciada’: cambio climático, despoblación y globalización en las zonas rurales del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.

Los investigadores Sergio Villamayor-Tomas, Daniel Gaitán Cremaschi, Beatriz Pierri-Daunt y Leticia Santos de Lima, del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), y Esteve Corbera, del ICTA-UAB y de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), han elaborado un índice socioambiental de vulnerabilidad ante el cambio climático, la despoblación y la globalización agrícola utilizando datos de 27 variables sociales y medioambientales que les ha permitido clasificar los más de 8.000 municipios españoles en uno de los siguientes cuatro clústeres territoriales: la España vaciada y económicamente marginalizada; la España que resiste económicamente, pero se seca; la España erosionada, y la España exportadora.

Las «cuatro Españas»

El primero de estos cuatro grupos es el que los autores han denominado la España vaciada y económicamente marginalizada, que es el conjunto más vulnerable y abarca 2.858 municipios, situados principalmente en el centro del norte de España (especialmente, las regiones de Castilla y León, y una parte de Aragón), los cuales representan el 21 % del territorio nacional.

Este grupo incluye las zonas con mayor descenso de la tasa de crecimiento natural y en las que se concentra la mayor proporción de personas mayores por cada joven. También aglutina la proporción más elevada de núcleos de población pequeña (menos de 500 habitantes). Desde un punto de vista económico, son los territorios más afectados por la disminución de los precios pagados a los productores agrícolas. Asimismo, son zonas en las que se concentra la menor presencia de empresas registradas y cuentan con infraestructuras sociales y viarias deficientes.

El segundo grupo, definido en el estudio como el de la España que resiste económicamente, pero se seca, comprende 1.112 municipios distribuidos especialmente en las cadenas montañosas y en el perímetro del primer grupo, y constituye el 13 % del territorio nacional. Este clúster territorial también presenta una elevada proporción de núcleos de población pequeños, municipios afectados por la disminución del crecimiento natural de la población y zonas con infraestructuras viarias deficientes. Además, registra una mayor disminución de las precipitaciones medias anuales. Pese a todo, posee la mayor proporción de zonas protegidas y el mayor número de empresas registradas.

El tercero es el denominado por los autores la España erosionada y está formado por 3.198 municipios repartidos por todo el territorio español que representan el 54 % del total. Se trata de municipios situados principalmente en las regiones de Galicia y Asturias, así como en el centro y sur del país. Según las mediciones del estudio, este clúster territorial no presenta graves problemas socioeconómicos, pero es el grupo más afectado por los incendios forestales y por la erosión del suelo.

La cuarta y última agrupación es la que los autores califican como la España exportadora, formada por 595 municipios (el 5 % del territorio español), situados en su mayoría en enclaves muy específicos cercanos a zonas costeras y a las grandes ciudades. Es el grupo menos vulnerable, según los parámetros analizados. Aun así, los autores señalan que su especial debilidad está relacionada con la exposición a la globalización del comercio agrícola, dado que depende en mayor medida de las exportaciones. Los autores definen el concepto de globalización del comercio agrícola como la consolidación de un sistema de producción y consumo alimentario dominado por empresas multinacionales, mercados y precios globales, y basado en la producción intensiva y altamente mecanizada de productos de exportación, y en la búsqueda de rentabilidad a corto plazo, entre otras características.

En este último grupo, los investigadores también destacan dos peculiaridades: es el que depende en mayor medida de la agricultura de regadío y el que presenta la menor proporción de zonas protegidas.

«Los municipios de España se pueden ordenar según si son más o menos vulnerables al cambio climático, la despoblación y la globalización. El grado en que se ven afectadas por aspectos específicos de esas tres amenazas es lo que nos ha permitido clasificarlos en las cuatro Españas», ha destacado Sergio Villamayor-Tomas, investigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB) y coautor del estudio.

Políticas de desarrollo rural

Los autores del estudio Más allá de la ‘España vaciada’: cambio climático, despoblación y globalización en las zonas rurales, del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, consideran que la adaptación al cambio climático, la mitigación de la despoblación y la defensa de las rentas agrícolas deben ir acompañadas de políticas agrícolas y de un desarrollo rural más integrado desde un punto de vista socioambiental.

«Tras este análisis, hay procesos que merece la pena seguir estudiando, como es la relación entre las olas de sequía y calor, el abandono rural, la desaparición de las explotaciones familiares, la concentración de tierras en grandes empresas, la intensificación agrícola y la desertificación», ha destacado ViIlamayor-Tomas. Y ha añadido: «Nuestro análisis alerta sobre la necesidad de revisar las ayudas de la PAC ([Política Agraria Común) desde el punto de vista de su capacidad para abordar problemas ambientales y sociales de manera integrada. El programa de incorporación de jóvenes agricultores, por ejemplo, contribuye al relevo generacional y por tanto a mitigar la despoblación, pero también promociona un modelo de explotación agrícola intensivo y mecanizado de gran escala, de dudosa capacidad adaptativa frente al cambio climático y la volatilidad de los mercados agropecuarios».

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