¿Qué son los trastornos sensoriales y cómo identificarlos?
Ceguera, sordera, y algunas situaciones más. ¿Qué tipo de trastornos sensoriales conoces? Aquí te contamos el origen y consecuencias de este tipo de trastornos. Toma nota.
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Los trastornos sensoriales o trastornos del procesamiento sensorial son una condición que afecta la forma en la que el cerebro procesa los estímulos que le envían los sentidos. Quien sufre este trastorno tiende a recibir datos erróneos sobre lo que ve, oye, huele, prueba o toca.
Es importante aclarar que no necesariamente los trastornos sensoriales afectan a todos los sentidos. Existen casos en los que sólo se ven alterados uno, dos o tres de ellos mientras los demás funcionan perfectamente y la persona no tiene problemas para interpretarlos bien.
La consecuencia de este problema es que el paciente es demasiado sensible a los estímulos. Sin embargo, hay evidencias científicas menos comunes en las que no hay sensibilidad alguna. Cualquiera sea el caso, la calidad de vida se ve reducida como resultado de esta afección.
¿Qué son los trastornos sensoriales?
Como el 95 % de la información sobre el mundo que nos rodea proviene de nuestra vista y oído, los trastornos sensoriales pueden afectar a la forma en que una persona recopila información del mundo que la rodea.
Trastorno del espectro autista (TEA)
El trastorno del espectro autista es una discapacidad crónica, afecta la forma en que la persona se relaciona con su alrededor. Se ha comprobado que afecta más a los niños que a las niñas, específicamente cuatro veces más.
Son muy variados los efectos que este trastorno puede producir, dificultades en la interacción social y por lo tanto en la comunicación, intereses, comportamientos restringidos y repetitivos. Es frecuente que en el TEA exista sensibilidad a las experiencias sensoriales como a ruidos, luces muy fuertes, tacto, entre otros.
Debido a que el autismo puede abarcar muchas variables, la palabra “espectro” describe la variedad de dificultades que puede experimentar una persona con esta afección.
Hasta ahora no se conoce con certeza el origen de esta discapacidad, es probable que se deba a una combinación de factores ambientales y genéticos.
Ceguera y baja visión
Una persona se considera legalmente ciega si no puede ver a una distancia de seis metros, lo que una persona con visión normal puede ver a sesenta metros o si su campo visual tiene menos de 20 grados de diámetro. La baja visión se considera, cuando una persona tiene una pérdida permanente de la visión que va en aumento día a día y no se puede corregir con gafas.
La ceguera y la baja visión, pueden ser el resultado que hayan dejado diversas enfermedades, afecciones o accidentes. Algunas afecciones son congénitas, en estos casos afectarán desde el nacimiento; mientras que en otras se producen en algún momento de la vida. Otras causas de pérdida de visión pueden ser: una lesión en un ojo, defectos oculares, albinismo, degeneración macular, diabetes, glaucoma, cataratas y tumores
Hipoacusia y sordera
La pérdida auditiva o deficiencia auditiva, es la incapacidad total o parcial para oír. Si una persona tiene muy baja la audición o nada se suele utiliza el término “sordo”.
La pérdida auditiva se puede producir por el daño del oído externo, medio o interno, causando una pérdida auditiva que puede ir de leve a profunda. Estos daños pueden variar, desde problemas en los huesos del oído, daño al nervio coclear, exposición a ruidos fuertes, trastornos genéticos, exposición a enfermedades en el útero, edad, traumatismos y por otras enfermedades.
Como sabemos, este tipo de trastornos sensoriales pueden ser congénitos, de nacimiento, de carácter genético o no. Y también pueden deberse al resultado de enfermedades y patologías.
En cuanto a su prevalencia, es más frecuente en niños que en adultos y la mayoría de los últimos suele recibir el diagnóstico en su edad adulta, pero ha convivido con los síntomas desde su juventud, disimulando con maniobras que desarrollan para ocultar dichos inconvenientes.
En la comunidad médica hay ciertas discrepancias sobre el estatus de los trastornos sensoriales. Mientras algunos consideran que son un diagnóstico en sí mismo otros argumentan que responden a enfermedades u otros trastornos como la ansiedad, el déficit de atención, etc.
Más allá de esas discusiones no hay una causa concreta de los trastornos sensoriales, una característica que dificulta el desarrollo de curas y que orienta los tratamientos hacia lo paliativo, ofreciéndole herramientas al niño o adulto para que controle esos estímulos inexactos.
Para los padres, reconocer las señales o los indicios de los trastornos del procesamiento sensorial también es complicado. Más que nada si el problema afecta sólo a uno o dos de los sentidos. Por eso deben consultar a un profesional si notas alguna conducta atípica en el niño.
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