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Qué es la ELA y en qué consiste la nueva ley para mejorar la calidad de vida de los afectados

Las terapias génicas, los tratamientos basados ​​en células madre y los estudios de edición genética han abierto una nueva vía de investigación

El diagnóstico de ELA es complejo, ya que no existe una prueba específica para identificarla

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa devastadora que afecta a miles de personas en todo el mundo. En España, cerca de 4.000 personas padecen esta enfermedad, la cual ataca a las neuronas motoras encargadas de controlar los músculos voluntarios, generando una pérdida progresiva de la movilidad. Con el tiempo, los pacientes experimentan dificultades para hablar, moverse, tragar e incluso respirar.

Recientemente, la ELA ha ganado protagonismo en la agenda pública y política, gracias a la creciente presión de las asociaciones de pacientes y familiares. Esta movilización ha derivado en la creación de la Ley ELAde la mano del Partido Popular.

Pero, ¿qué es la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)? Es una de las enfermedades más devastadoras y desconcertantes del sistema nervioso. Desconocida para muchos hasta hace apenas unos años, hoy es un diagnóstico temido que afecta a miles de personas en todo el mundo. A pesar de los avances científicos, la ELA sigue siendo incurable, dejando a quienes la padecen en una carrera contra el tiempo, mientras sus cuerpos se deterioran, pero sus mentes permanecen lúcidas.

La ELA es una enfermedad que afecta a las neuronas motoras, las células encargadas de controlar los músculos voluntarios. A medida que estas neuronas dejan de funcionar, los músculos se debilitan y atrofian, afectando la capacidad de moverse, hablar o tragar.

La progresión de la enfermedad varía en cada persona, pero, en general, es rápida. En los primeros años, los pacientes pierden la capacidad de realizar actividades cotidianas, y la mayoría de ellos muere de insuficiencia respiratoria en un plazo de tres a cinco años tras el diagnóstico. A pesar de estos efectos físicos devastadores, la mente y los sentidos permanecen intactos, lo que significa que las personas con ELA son plenamente conscientes de lo que les está sucediendo.

Síntomas y diagnóstico

Los primeros síntomas de la ELA suelen ser sutiles y pueden confundirse con otras afecciones neurológicas o musculares. Entre los más comunes se encuentran la debilidad muscular, torpeza, calambres, espasmos y dificultad para hablar. A medida que la enfermedad avanza, los pacientes experimentan una pérdida significativa de masa muscular y movilidad. Eventualmente, la ELA afecta los músculos respiratorios, lo que lleva a la necesidad de ventilación asistida.

El diagnóstico de ELA es complejo, ya que no existe una prueba específica para identificarla. Los médicos dependen de una combinación de exámenes neurológicos, estudios de conducción nerviosa y electromiografías para descartar otras enfermedades y confirmar la presencia de ELA.

¿Cuál es la causa de la ELA?

A pesar de los esfuerzos de la comunidad científica, las causas de la ELA siguen siendo en gran parte desconocidas. En aproximadamente el 90% de los casos, la enfermedad es esporádica, lo que significa que no existe un factor hereditario evidente. Sin embargo, en el 10% restante, se ha identificado un componente genético, lo que se conoce como ELA familiar.

Algunas teorías sugieren que factores ambientales, como la exposición a toxinas o metales pesados, podrían desencadenar la enfermedad en personas predispuestas. También se ha investigado la relación entre la ELA y el trauma físico, ya que varios deportistas profesionales han sido diagnosticados con esta condición, aunque la evidencia no es concluyente.

La lucha diaria de los pacientes

La vida con ELA es un desafío tanto para los pacientes como para sus cuidadores. Dado que no existe una cura, el tratamiento se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Esto incluye fisioterapia, dispositivos de asistencia para la movilidad, apoyo nutricional y, en las etapas avanzadas, ventilación mecánica para ayudar con la respiración.

Las familias suelen desempeñar un papel crucial en el cuidado de los pacientes, pero esta responsabilidad puede ser emocionalmente y agotadora. Los cuidadores deben lidiar con la frustración de ver cómo la persona que aman pierde su independencia, mientras intentan mantener un entorno de apoyo y esperanza.

Los avances en la investigación

A pesar de las dificultades, hay razones para el optimismo. En los últimos años, la investigación sobre la ELA ha ganado impulso, con estudios que exploran tratamientos experimentales y la identificación de posibles factores genéticos y biológicos relacionados con la enfermedad.

Uno de los avances más prometedores ha sido el uso de medicamentos para retrasar la progresión de la enfermedad. El riluzol, un fármaco aprobado en muchos países, ha demostrado en estudios clínicos que puede prolongar la vida de los pacientes, aunque su efecto es limitado. Más recientemente, nuevos medicamentos como el edaravone también han mostrado resultados alarmantes, mejorando la función física en algunos pacientes.

Además, las terapias génicas, los tratamientos basados ​​en células madre y los estudios de edición genética han abierto una nueva vía de investigación. Aunque aún en fases tempranas, estos enfoques ofrecen esperanza para un futuro donde la ELA pueda ser tratada de manera más efectiva o incluso curada.

Ley ELA: marco legal para los pacientes

Uno de los mayores avances en la lucha por los derechos de los pacientes de ELA ha sido la aprobación de la Ley ELA , una legislación que promete mejorar significativamente la calidad de vida de los afectados. Esta ley incluye medidas como la atención domiciliaria las 24 horas del día, apoyo económico a los cuidadores, y la agilización de los trámites para acceder a ayudas de dependencia.

Para los pacientes, esta ley representa un paso crucial en la lucha por una atención digna y accesible, aliviando la carga financiera y emocional que la enfermedad impone tanto a ellos como a sus familias.

Un futuro lleno de desafíos, pero también de esperanza: así es la ley

Con el objetivo de responder a las demandas de los afectados por esta grave enfermedad, se ha impulsado la Ley ELA , una normativa que pretende aliviar la carga que la enfermedad. Éstos son los aspectos clave de esta legislación:

Cuidados 24 horas

Uno de los puntos centrales de la Ley ELA es la garantía de atención 24 horas para los pacientes. Dada la rápida progresión de la enfermedad, muchos afectados requieren asistencia constante para realizar actividades cotidianas como comer, bañarse o movilizarse. Esta ley busca asegurar que las personas con ELA tengan acceso a cuidados domiciliarios continuos, ya sea a través de servicios públicos o mediante ayudas económicas para contratar personal especializado.

Apoyo a cuidadores

Los cuidadores, generalmente familiares cercanos, son los principales sostenes de las personas con ELA, pero su trabajo suele ser extenuante, física y emocionalmente. La Ley ELA reconoce el papel fundamental de estos cuidadores y establece medidas de apoyo, tales como programas de formación específicas, ayudas económicas y servicios de respiro, que permiten a los cuidadores descansar sin desatender las necesidades de los pacientes.

Trámites más ágiles para la dependencia

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los pacientes de ELA es la burocracia. Las personas diagnosticadas con esta enfermedad, debido a la velocidad con la que progresan, necesitan acceso rápido a ayudas de dependencia, pero en muchos casos los trámites se alargan durante meses. La Ley ELA incluye mecanismos para agilizar estos procedimientos, permitiendo que los pacientes reciban la ayuda necesaria de forma inmediata tras el diagnóstico.

Terapias avanzadas

Otro aspecto importante de la ley es la mejora en el acceso a tratamientos y tecnologías avanzadas que puedan mejorar la calidad de vida de los pacientes. Esto incluye desde tratamientos experimentales hasta dispositivos de asistencia para la movilidad o la comunicación, como sillas de ruedas especializadas y sistemas de comunicación asistida para quienes han perdido la capacidad de hablar.

Investigación y financiación

La Ley ELA también aborda la necesidad de impulsar la investigación sobre esta enfermedad, promoviendo fondos específicos para proyectos que busquen avanzar en el conocimiento de sus causas y posibles tratamientos. Esta es una de las mayores esperanzas para los pacientes, ya que aún no se ha encontrado una cura definitiva.

Formación Sanitaria

El texto de la ley también incluye campañas de concienciación y la mejora de la formación sanitaria sobre la ELA. Los profesionales de la salud tendrán acceso a programas formativos para entender mejor cómo tratar y acompañar a los pacientes a lo largo de las distintas fases de la enfermedad, lo que puede traducirse en una atención más humana y eficiente.