El índice de masa corporal no refleja la obesidad real: estos son los argumentos de los especialistas
Desde esta sociedad científica se entiende la obesidad "como una enfermedad en todas sus etapas"
En los últimos meses, se han publicado varios estudios científicos altamente relevantes en el ámbito de la obesidad, todos los cuales coinciden en enfatizar que se trata de una enfermedad crónica, multifactorial y recurrente que supone un riesgo para la salud física y mental de las personas que la padecen y que es, además, la causa de otras enfermedades crónicas graves.
De la misma manera, la SEEDO está alineada con estas recientes publicaciones en cuanto a la consideración del índice de masa corporal (IMC) como un parámetro que no refleja aspectos fundamentales para el diagnóstico y desarrollo de las comorbilidades de la obesidad, ni sobre la distribución y la funcionalidad del tejido adiposo o del músculo. Sin embargo, la sociedad defiende que la obesidad es una enfermedad progresiva y, por tanto, que debe ser considerada como tal en todas sus etapas. En definitiva, es el momento de reescribir la narrativa sobre la obesidad.
En los últimos meses, se han publicado diversos estudios científicos clave que refuerzan la idea de que la obesidad es una enfermedad crónica, multifactorial y recurrente, que pone en riesgo tanto la salud física como mental de quienes la padecen, además de ser la causa principal de otras enfermedades crónicas graves.
De la misma manera, la sociedad se alinea con estas investigaciones al cuestionar la efectividad del índice de masa corporal (IMC) como parámetro para el diagnóstico y manejo de la obesidad, ya que este indicador no refleja aspectos fundamentales como la distribución y la funcionalidad del tejido adiposo o del músculo.
Se subraya que la obesidad es una enfermedad progresiva y debe ser tratada como tal en todas sus etapas. Es momento de reescribir la narrativa sobre la obesidad. Para actualizar y consolidar estos nuevos conceptos, se ha desarrollado el documento, un decálogo con las actualizaciones esenciales para el manejo de esta enfermedad, que también define el posicionamiento de la sociedad ante las nuevas propuestas en este campo. Este decálogo, como destacan María del Mar Malagón y Diego Bellido, presidenta actual y presidente electo de SEEDO, «representa nuestro compromiso con las personas que viven con obesidad y con todos aquellos que apoyan la prevención, el abordaje y el tratamiento adecuado de esta enfermedad».
Decálogo MetaObesidad 2025:
1. La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente caracterizada por una acumulación anormal y/o excesiva de grasa corporal que supone un riesgo para la salud física y mental.
2. La obesidad es una enfermedad progresiva, que puede pasar de un estado asintomático a condiciones graves o discapacitantes. Una enfermedad en todas sus etapas.
3. La obesidad disminuye la calidad y esperanza de vida de las personas que la padecen. Es un factor causante primordial de otras enfermedades crónicas graves, como la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la esteatosis hepática o ciertos tipos de cáncer, entre otras.
4. La obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial en cuyo desarrollo intervienen factores genéticos y biológicos, además de alteraciones del sueño y el estrés, ciertos tipos de medicamentos, y factores ambientales y socioeconómicos. También contribuyen claramente a la pandemia de obesidad los hábitos de vida no saludables, incluyendo la vida sedentaria e inactividad y la ingesta excesiva de alimento, fomentada por la enorme oferta de comida altamente calórica, que se suma al efecto de los factores genéticos y biológicos.
5. El índice de masa corporal (IMC) no refleja ni la distribución ni la funcionalidad del tejido adiposo, dos factores que son fundamentales en el diagnóstico de la obesidad y en el desarrollo de las comorbilidades. Además, el IMC no permite establecer la masa muscular, que es fundamental no solo para la movilidad, sino también para el mantenimiento del metabolismo y la salud en general. En definitiva, EL IMC NO ES UNA MEDIDA DE SALUD.
6. La acumulación de grasa abdominal se asocia a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiometabólicas, y es un factor más determinante del desarrollo de enfermedades metabólicas que el IMC (incluso en individuos con un IMC inferior a los valores de corte estándar para el diagnóstico de obesidad).
7. En todo caso, cuando se use el IMC, éste se debe combinar con la circunferencia de cintura (CC) o el cociente cintura-estatura. La valoración conjunta de IMC y estos parámetros representan un mejor predictor del riesgo futuro para la salud. Se deben combinar, además, con el uso de técnicas específicas para evaluar la composición corporal, como la bioimpedancia eléctrica, ecografía nutricional, etc. Siempre que sea posible, hay que considerar también el uso de biomarcadores bioquímicos y moleculares en muestras de biopsias de tejido adiposo y en fluidos corporales.
8. La obesidad requiere un abordaje y tratamiento integral, que considere las complicaciones médicas, funcionales y psicológicas, realizado por equipos multidisciplinares y desarrollado de manera personalizada durante el tiempo que así se requiera para esta enfermedad crónica. Debe estar centrado en objetivos realistas, no siempre enfocados en la pérdida de peso, incluir la prevención, la resolución o mejora de las complicaciones relacionadas con la obesidad y estar también orientado a proporcionar una mejor calidad de vida y mejorar el bienestar mental de las personas que sufren esta enfermedad.
9. Las personas con obesidad sufren prejuicios, estigmatización y discriminación por parte de la sociedad, incluyendo a muchos profesionales sanitarios. Hay que usar un lenguaje correcto, no estigmatizante, al hablar de las personas con obesidad (lenguaje centrado en la persona); la enfermedad no define a la persona.
10. La SEEDO está comprometida con la mejora en la comunicación sobre obesidad y colabora activamente para que la sociedad, incluidos los profesionales sanitarios, los responsables políticos y los profesionales de la comunicación, tengan una mayor y mejor comprensión de la obesidad y su complejidad intrínseca, liberando a las personas que la padecen de la carga y del estigma social que las rodea.
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