¡Cuidado con las dietas ricas en proteínas!: no están exentas de riesgos

El amoníaco es un subproducto normal de la descomposición proteica, que el hígado elimina a través de la acción de la enzima glutamato

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Una dieta con proteínas.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Las dietas altas en proteínas, conocidas como «dieta paleolítica», han ganado popularidad por sus beneficios para la salud, pero investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) han estudiado sus efectos y advierten que, aunque son útiles para el control del peso y la estabilización de la diabetes, estas dietas no están libres de peligros. El exceso de proteínas puede aumentar significativamente la producción de amoníaco, lo que podría desencadenar problemas neurológicos y, en casos extremos, llevar al coma.

La diabetes tipo 2 es una condición metabólica en constante crecimiento, impulsada por un estilo de vida sedentario y una dieta abundante en calorías. Cuando el páncreas está dañado, tiene dificultades para regular los niveles de azúcar en la sangre. Aunque los tratamientos disponibles ayudan a manejar la enfermedad, no logran curarla.

Las dietas con un alto contenido de proteínas, ya sea de origen animal o vegetal, y conocidas como «dietas paleolíticas», se han utilizado para ayudar a regular el peso y estabilizar la diabetes tipo 2. Según Pierre Maechler, profesor en el Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNIGE, quien dirigió esta investigación publicada en el ‘Journal of Biological Chemistry’, estas dietas se basan en los hábitos alimentarios carnívoros de la época preagrícola.

El amoníaco es un subproducto normal de la descomposición proteica, que el hígado elimina a través de la acción de la enzima glutamato deshidrogenasa (GDH). Sin embargo, cuando hay un exceso de proteínas, esta enzima se ve forzada a trabajar más intensamente. Para comprender mejor el impacto de las dietas ricas en proteínas, el equipo de Pierre Maechler realizó un estudio en ratones sanos y en ratones sin la enzima GDH en el hígado, alimentándolos con una dieta que imitaba la «dieta paleolítica».

En los ratones sanos, aunque el exceso de proteínas aumentaba la producción de amoníaco, el hígado lo manejaba eficazmente gracias a la acción de la GDH, que lo desintoxicaba antes de que pudiera causar daños. Sin embargo, en los ratones que carecían de la enzima GDH, el hígado no lograba eliminar el amoníaco tóxico derivado de las proteínas. Los efectos adversos podían observarse en pocos días tras cambiar la dieta, según Karolina Luczkowska, primera autora del estudio y exestudiante de doctorado en el Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNIGE.

Estos hallazgos indican que, en casos de disfunción de la enzima GDH, una dieta alta en proteínas puede llevar a una acumulación peligrosa de amoníaco, con graves consecuencias neurológicas. Un análisis de sangre podría ser útil para medir la actividad de la GDH y así evitar una sobrecarga proteica en personas con deficiencia de esta enzima. Por ello, Pierre Maechler concluye que es crucial informarse bien antes de iniciar una dieta rica en proteínas.

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