¿Cómo puede afectar a un hombre un déficit de testosterona?
La pérdida de testosterona en los hombres es gradual, comienza a partir de los 40 años, y se conoce como andropausia
La testosterona es la hormona masculina por excelencia. Así ha sido catalogada a lo largo de los años, y aunque para nada es exclusiva de los hombres, sí que es vital para el mantenimiento de su salud y bienestar. Es clave en el desarrollo de los testículos y la próstata, pero también para el incremento de la masa muscular y ósea, el deseo sexual, la producción de espermatozoides y glóbulos rojos, el mantenimiento de unos huesos y músculos fuertes y el crecimiento del vello corporal.
Sin embargo, a partir de los 40 años los niveles de esta hormona comienzan a disminuir lentamente. Algo que sucede de manera natural, pero que puede estar causado también por efectos secundarios de algunas medicaciones (como la quimioterapia), lesiones en los testículos, problemas en el hipotálamo e hipófisis, y con la tiroides, o la obesidad.
Perder testosterona no produce síntomas en algunos hombres, sin embargo, en otros puede conllevar problemas de erección, pérdida de deseo sexual, insomnio, aumento de peso, e incluso depresión. Síntomas que nos explican desde Quirónsalud.
Andropausia, la ‘menopausia’ masculina
La pérdida de testosterona en los hombres es gradual y comienza a partir de los 40 años, y con una tasa de descenso anual entorno al 1-2%; en contraposición a la menopausia femenina que produce de repente y reduce drásticamente la producción de hormonas como el estrógeno y la progesterona.
Este proceso, conocido como andropausia o hipogonadismo relacionado con la edad, es más sutil, pero a largo plazo, puede llegar a tener implicaciones, incluyendo enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, obesidad y sarcopenia (pérdida de masa muscular).
Sin embargo, a pesar de que los pacientes con déficit hormonal acuden al médico con síntomas como la disminución de la libido, fatiga, pérdida de masa muscular o trastornos del ánimo, tan sólo el 20% reciben terapia de reemplazo con testosterona según datos publicados en el último congreso de la Asociación Francesa de Urología (AFU).
Una cifra, que señala el Dr. Miguel Sánchez Encinas, jefe del equipo de Urología del Hospital Ruber Internacional, y del Hospital Universitario Rey Juan Carlos «contrasta llamativamente con el aumento del consumo de andrógenos fuera del ámbito médico, como por ejemplo en el mundo del ocio y el fitness, donde se utilizan hormonas para mejorar la estética y el rendimiento físico».
«Tanto es así que un informe del Centro de Control y Prevención de enfermedades de EEUU (CDC) de 2013, ya revelaba que el 7% de los estudiantes de secundaria en el país había consumido suplementos de testosterona -sin prescripción médica- al menos una vez, lo que plantea preocupaciones significativas para la salud pública», añade el especialista.
¿A qué se debe esta doble moral?
Históricamente, explica el Dr. Sánchez Encinas, «la testosterona ha sido objeto de controversia, particularmente en lo relacionado con la salud cardiovascular y el cáncer de próstata», ya que diferentes estudios sugerían un posible riesgo a sufrir infartos de miocardio, o accidentes cerebrovasculares a consecuencia de las terapias con esta hormona, que ha sido categorizada, además, como impulsora del crecimiento de las células tumorales en el cáncer de próstata.
Causas probables, incide el especialista, por las que los niveles bajos de testosterona «no se suelen diagnosticar, y de la reticencia también a utilizar la terapia de testosterona en el ámbito clínico, que viene influida por el miedo a posibles efectos adversos».
Una terapia de reemplazo puede mejorar la vida del paciente
Ante un déficit de testosterona, el especialista recomienda a los pacientes que busquen siempre asesoramiento profesional: «la terapia de reemplazo, cuando se indica y se administra correctamente, puede mejorar significativamente la calidad de vida en varios aspectos, como la fatiga, el estado de ánimo y la función sexual», e insiste a su vez en desaconsejar los tratamientos de testosterona para fines estéticos o de rendimiento por los riesgos para la salud y la falta de evidencia que respalde los beneficios a largo plazo.
«Aunque recientemente se han publicado estudios como el TRAVERSE, que demuestran que en hombres con enfermedades preexistentes cardiovasculares, diabetes o síndrome metabólico, el tratamiento con testosterona no aumenta el riesgo de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, ni el riesgo de cáncer de próstata», concluye el Dr. Sánchez Encimas, «el seguimiento de niveles de testosterona sólo es relevante para pacientes con condiciones específicas, como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, o depresión, y en tratamiento con algunos fármacos como corticosteroides y antipsicóticos».
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