Cinco consejos para adaptarte al próximo cambio horario
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El cambio de hora es una práctica que ha sido adoptada por muchos países alrededor del mundo y que genera discusiones, debates y hasta controversias. Con el acercamiento del 31 de marzo, fecha en la que, como en muchos otros países, cambiaremos al horario de verano, es oportuno reflexionar sobre los diversos aspectos que rodean esta práctica. Durante la madrugada del domingo 31 de marzo a las 02.00 am serán las 03.00 am., todos dormiremos una hora menos al tener que adelantar la hora 60 minutos.
El cambio de hora, como lo conocemos hoy en día, tiene sus raíces en el concepto de horario de verano e invierno, el cual fue propuesto por primera vez por Benjamin Franklin en 1784, aunque no fue hasta el siglo XX que comenzó a ser implementado de manera generalizada. El principal propósito detrás de este cambio es aprovechar mejor la luz natural durante los meses más largos del año, lo que supuestamente conduce a un uso más eficiente de la energía y ahorros económicos.
Uno de los beneficios más citados del cambio de hora es el supuesto ahorro de energía. La idea es que al adelantar una hora los relojes durante los meses de verano, se reduce la necesidad de iluminación artificial en la tarde, ya que se aprovecha la luz solar por más tiempo. Esto, teóricamente, debería conducir a una reducción en el consumo de electricidad, lo que a su vez contribuye a la disminución de emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero. Además de estos beneficios económicos, el horario de verano puede permite a las personas aprovechar más la luz solar durante la tarde, lo que puede tener un impacto positivo en el estado de ánimo y en la regulación del ritmo circadiano.
A pesar de estos beneficios percibidos, el cambio de hora no está exento de críticas y controversias. Tal y como explican en la Sociedad Española del Sueño, este cambio puede tener impactos negativos en la salud de las personas. No es infrecuente que los primeros días después del cambio de hora algunas personas experimenten irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio.
Para afrontarlo mejor, te proponemos 5 consejos básicos:
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- Ajusta gradualmente tu horario: los expertos de la Clínica de Navarra aconsejan que unos días antes del cambio se vaya adaptando el horario poco a poco. Explican que, por ejemplo, a los niños les cuesta más adaptarse por lo que es bueno ir cambiando todas las actividades un cuarto de hora, para que cuando sea la hora entera ya estén adaptados.
- Mantén una rutina de sueño consistente: dormir adecuadamente las horas necesarias y mantener un ritmo regular del ciclo sueño-vigilia es uno de los pilares fundamentales de la salud, como constatan en la Sociedad Española de Neurociencia por eso para adaptarse a este nuevo horario, es básico, acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana porque es eficaz para regular tu reloj biológico y facilita la adaptación al nuevo horario.
- Exposición a la luz natural: la luz natural es un regulador importante del ciclo de sueño por eso aprovechar lo antes posible la luz por la mañana y realizar ejercicio matinal que nos active es muy útil en esos días del cambio, tal y como explican desde la Clínica Navarra. Según demuestra un estudio de la Universidad de Lieja de Bélgica, las personas que tienen contacto con la luz solar en el mismo momento de levantarse, demuestran tener más energía y una mejor capacidad cognitiva para llevar a cabo todas las tareas cotidianas.
- Evita la cafeína y la tecnología antes de dormir: limita la ingesta de cafeína y evita las pantallas electrónicas al menos una hora antes de acostarte. La cafeína puede interferir con tu capacidad para conciliar el sueño, mientras que la luz azul de las pantallas puede suprimir la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, como constatan los investigadores de la Sociedad Española del Sueño.
- Practica técnicas de relajación: antes de acostarte, practica técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga. Estas actividades pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, lo que facilita conciliar el sueño y mejorar la calidad del descanso durante la adaptación al nuevo horario.
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