VOX: sin miedo a ser de la derecha democrática
En abril de 2014 me hice cargo de organizar VOX en Salamanca, compromiso que adquirí por 2 años y, así, en 2016 dejé de ser el coordinador. En esos dos años, caía aceite hirviendo, tanto la derecha como la izquierda nos despreciaban, éramos cuatro, nos pagábamos hasta las pipas, teníamos nuestra ilusión, un manifiesto fundacional para engrandecer España y ganas de demostrar que se pueden hacer las cosas de otro modo. En la intervención que tuve en el acto de presentación en Salamanca, de la mano de Vidal Cuadras, definía a los hombres y mujeres de VOX como un grupo de pequeños, locos, paracaidistas. Pequeños por ser pocos, locos por tener una idea en la cabeza que era España y paracaidistas por venir con una mochila a la espalda a realizar un trabajo y dejar a otros seguir la senda sin perpetuarnos en los cargos.
Una vez que dejé la coordinación, cumpliendo mi palabra de no estar más de 2 años, no he dejado de ayudar, apoyar y defender los criterios de VOX, y cuando no he estado de acuerdo, no he hecho ruido, lo he dicho donde tenía que decirlo y he seguido ayudando. VOX debe, si quiere algo más que un testimonio, dejar de ser un partido “guerrillero” contra el independentismo, la corrupción, etc. y, sin dejar de actuar en esos campos, presentarse, porque puede, como un partido con vocación de gobierno, sin histrionismos, sin militarismos, transversal, unificador de los valores de la derecha democrática, demostrando, siempre, que la política se puede hacer de otro modo, honradamente, cumpliendo la palabra dada, respetando al adversario, desde la solidaridad y sin dar un paso atrás, defendiendo una idea de España.
VOX defiende la libertad individual y cumplimiento de la ley, la unidad de España con respeto a las costumbres singulares, tener un papel importante en Hispanoamérica y Europa sirviendo de nexo de unión, una nueva ley de partidos y electoral que expulse a los antisistema que buscan destruir la democracia, acabar con las autonomías en la concepción actual liquidando magra política y recuperando competencias vitales para el Estado, una radical separación de poderes dotando a la Justicia de recursos procesales y económicos y sacando la mano política de su seno, una auténtica economía de mercado con una reducción de la carga fiscal, un sistema educativo de calidad, una universidad de élites intelectuales sin diferencias económicas, la implementación de políticas en defensa de la vida… ¿Dónde está el fascismo? Otros claman, expresamente, una dictadura del proletariado o la destrucción del sistema democrático y hasta parecen ser la quintaesencia de la ética y la política, cuando no pasan de regurgitado ponzoñoso.
Defenderé esos valores dentro o fuera de VOX, en política o en la vida cotidiana, erraré en mis pasos; pero, mis convicciones son fuertes y si eso es ser de ultra derecha, ¿qué defienden otros? La gestión desde el Estado considerándonos “perros sin alma”, la división de España, abandonar Hispanoamérica o Europa, mantener el “status quo” que no funciona de unas autonomías que son la cuna de la corrupción, apoyar la liquidación del sistema democrático, una economía dirigida y devoradora con impuestos que pagan siempre los mismos “perritos sin alma”, una educación en la que se desconozca el pasado, el presente y el futuro haciendo bobos hipertitulados. Una universidad mediocre, una defensa de la muerte adelantada, el aborto y la despoblación que sirva de excusa para traer inmigrantes ilegales y acabar con los molestos, esto ¿no es fascismo? En la libertad de cada uno está la decisión, pero unos respetamos las decisiones y otros las imponen.
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