Opinión

A un tipo como este el PP tiene que mostrarle la puerta de salida

La historia es sencilla de contar: un líder del PP de Mallorca en la localidad de Manacor, de donde es Rafa Nadal, ha tenido la ocurrencia de presumir de una fotografía en la que aparece con el golpista Oriol Junqueras, durante la visita que este realizó recientemente a la isla. Dice Pedro Roselló -que así se llama el protagonista de esta historia- que mientras caminaba con un grupo de amigos se encontró en la calle con Oriol Junqueras y que, como él es una persona educada, se retrató con el dirigente separatista por «cortesía».  Roselló dice no compartir sus ideas y que tiene claro que lo que ocurrió en Cataluña fue un golpe de Estado.

Pues muy bien, señor Roselló. Escuchados sus argumentos, no resultan convincentes. Porque una cosa es ser educado y otra, bien distinta, hacerle el caldo gordo a un golpista. El señor Roselló ya es mayorcito para saber que prestarse a una foto a mayor gloria de un sedicioso tiene consecuencias, más aún si se es dirigente del PP. En consecuencia, Roselló es muy libre para fotografiarse con quien quiera, pero en política las estupideces, por muy educadas que sean, se pagan. Si al señor Roselló le hace ilusión retratarse junto a un delincuente, tendrá que entender que su partido, educadamente, le pida que renuncie a sus cargos, por razones obvias.

Cabe esperar del buen criterio y sentido común de la presidenta del PP de Baleares, Marga Prohens -seria alternativa a erigirse en próxima presidenta del Gobierno de Baleares-, que tenga a bien decirle a Pedro Roselló que su gesto es incompatible con su pertenencia a una formación que no puede consentir, bajo ningún concepto, que ninguno de sus cargos públicos presuma de salir en una foto con el golpista Oriol Junqueras. En otras palabras: que se vaya del PP. Todo muy educadamente, eso sí.