Los separatistas superan a Kafka
Los separatistas conseguirán que el surrealismo que caracteriza las tramas literarias del maestro Franz Kafka parezcan algo normal. Las asociaciones de floristas de Cataluña han parado en seco la última ocurrencia de los sediciosos, que pretendían repartir rosas amarillas —el color que identifica a los golpistas— en vez de las tradicionales rojas que acompañan la fiesta de Sant Jordi. Los profesionales de las flores se han opuesto porque el rendimiento económico de semejante dislate sería nulo. Una ocurrencia que resulta tan absurda como certera a la hora de explicar cómo se sienten los ciudadanos y qué efectos está provocando la perniciosa parálisis que se ha instalado en la región desde las últimas elecciones autonómicas. Los separatistas jamás han pensado en los ciudadanos, ya que están obsesionados con su deriva a ninguna parte.
No obstante, cada día lo demuestran con más impudicia a pesar de la aplicación del artículo 155. El comportamiento de Roger Torrent es la prueba de que sólo quieren “armar lío”, como dice de manera acertada Inés Arrimadas. El presidente del Parlament primero propuso a un fugado de la justicia como Carles Puigdemont y ahora se aferra al preso Jordi Sánchez. Si imposible era el primero, imposible es también el segundo. Más si cabe cuando el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha rechazado ponerlo en libertad por riesgo de reiteración delictiva. Al proponer a estos dos candidatos para la investidura, Torrent sólo quiere alimentar el sempiterno victimismo con el que tratan de justificar sus dislates ante el mundo. Propaganda y más propaganda que empieza a hacer aguas entre sus propios votantes.
Se nota demasiado que sólo buscan instrumentalizar a sus electores para seguir insistiendo en una fútil república catalana que nunca será nada. No será porque es una iniciativa ilegal y por tanto inviable, porque sería la ruina para Cataluña y porque, además, la Unión Europea no lo permitiría. Ante tales evidencias, y lejos de reconsiderar su postura, los sediciosos siguen adelante aunque sea a base de sumir a la región en la ruina. Con este panorama, las 3.208 empresas que salieron durante el golpe de Estado ni siquiera se plantean volver. Agencias de calificación tan prestigiosas como Standard and Poor’s advierten de que la crisis en Cataluña es el principal riesgo para los bancos españoles. Amén del turismo, principal fuente de riqueza de la comunidad autónoma, que sigue descontando visitantes. Con este panorama, al final, Torrent, Puigdemont, Jordi Sánchez y demás ínclitos catalanes dejarán en nada los dislates de Gregor Samsa.
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