Rézale a San José por papá
Valencia es la primera de las ferias importantes en el calendario taurino. Entre verbenas, cabalgatas, fallas y mascletás, la temporada de toros arranca en torno a la figura de San José, la feria que lleva su nombre.
No me parece banal ni una mera casualidad sino otra huella en el silencio de Dios. Una manera de dar importancia a la paternidad, en una fiesta que ha sido representada tradicionalmente por los hombres que se han puesto delante de la muerte para sacar adelante a sus familias.
Dentro de tres días se celebra San José. Muy probablemente será un día que pasará mediáticamente de puntillas tras los faustos del delirante día comunista de la mujer.
Papá (y no el varón en sí) es el enemigo a batir en la nueva estructura social, por lo que era necesario expulsar a San José del calendario festivo que había estado presente desde 1480. Pero seguro que en muchos hogares todavía se oirá, en coro, un sincero ‘felicidades, papá’ por los hijos de España.
Gracias a Valencia, el carpintero de Nazaret siempre se salva de la quema, al honrar a su patrón ante los ojos de medio mundo, que contempla atónito la locura de unos hombres que son capaces de hacer desaparecer, en el poderoso fuego de la noche, el trabajo de todo un año.
Un embelesamiento entorno a la cremà que es, en cierta manera, metáfora del misterio cuaresmal: «Recuerda, hombre, que polvo eres, y en polvo te convertirás».
¿Qué serían muchos toreros, ganaderos, aficionados sin papá? ¿Qué serían tantas familias sin ellos? Yo a mi padre (entre todas las cosas que le debo), le debo mi afición a los toros y la manera que tengo de contemplar esta fiesta. Sin él no sé qué habría sido de mi hermana y de mí porque, de feria en feria, de plaza en plaza, nos ha dejado una herencia viva que podremos transmitir honrosamente a nuestros hijos.
De hecho, aun todavía, cuando voy sin él a los toros siento una extraña sensación que no me acaba de convencer. Porque con mi padre los toros son mejor, los entiendo más. Tanto es así que recuerdo que la primera vez que fui sin él, me sentía pecando.
Papá en los toros es necesario. Y su presencia en el albero, en los tendidos, en el callejón, es importante. Papá es Manzanares, es Rivera Ordóñez, es Victorino Martín… Papá es el maestro Álvaro de la Calle y su hija Triana andando de la mano hacia la plaza demostrando que el amor es humildad y entrega. Papá es un eterno etcétera.
Papá sostiene con su mirada de guerrero y su corazón (más tierno que el pan) un mundo que nos quieren arrancar del seno materno. A papá no se le puede quitar mérito ni su sitio en la sagrada familia porque si no, nuestro hogar, se desvanece.
El papá que lleva a sus hijos desde pequeños a los toros, les enseña que la vida es el mayor bien que tienen, pero que uno no se puede aferrar a ella por no cruzar la línea que separa la nada cobarde del heroísmo. En las tardes de toros, papá enseña a su hijo, sin nombrarla, que la muerte existe, que no hay que taparla, que hay que mirarla y respetarla también.
Papá en la plaza también se hace más torero, y es el espejo donde se miran sus pequeños. ¿Ahora entienden por qué intentan evitar que los niños vayan a la plaza? ¿Por qué intentan censurar al pueblo y sus costumbres tratando de prohibir su entrada «por ser menores»?
Por todo ello, le pido a San José que esta temporada haya muchos más niños de la mano de sus padres yendo a los toros. Ojalá nos sumemos muchos a esta oración. No se me ocurre manera más rebelde de plantar cara a la revolución que están sembrando en las escuelas el progresismo. Ni mejor forma de sembrar la resistencia en el espíritu. Récenle, récenle a San José por todos los papás.
Lo último en Opinión
Últimas noticias
-
Jornada 28 de la Liga: resumen de los partidos
-
Adiós a hacer la declaración de la Renta 2025: si estás en esta lista Hacienda te va a perdonar
-
La herencia infinita: este escudo mexicano homenajea a España y se creó hace muy poco tiempo
-
Nuevo lío con los horarios de Tebas: el Barcelona no quiere jugar contra Osasuna en la fecha propuesta
-
Laporta guarda silencio a su llegada a la comida de directivas con el Atlético