Rajoy tapa la boca a los golpistas con las urnas
La jugada maestra de Mariano Rajoy tapa la boca a los golpistas con un montón de urnas. Tantas como sean necesarias para celebrar unas elecciones autonómicas con plenas garantías el próximo 21 de diciembre. Carles Puigdemont y el resto de sediciosos habían oficializado la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) no porque creyeran en ella, sino como táctica para provocar que el Gobierno activara un 155 duro y sine die que pudiera justificar la demencia conceptual sobre la que se asienta esa república fantasma que ha tomado vida este viernes en un Parlament sin legitimidad alguna. Sin embargo, Rajoy ha puesto sobre la mesa unas medidas que dejan al aire las flaquezas argumentales del procés. En primer lugar, su victimismo crónico. Ante las constantes apelaciones a la «represión del Estado», el presidente ha respondido con un 155 pensado por y para la viabilidad de Cataluña, por y para el bienestar de los catalanes.
El objetivo es frenar «un secuestro inadmisible» pero haciéndolo de un modo pacífico y mesurado. En definitiva, con integridad y sentido de Estado. Para ello, el presidente ha convocado unos comicios en 54 días —tan rápido como permite la ley— y ha destituido al president y a todos los miembros del gobierno autonómico. La declaración presidencial, además de ser impecable en el fondo y en la forma, ha estado apoyada en todo momento por el resto de grandes fuerzas constitucionalistas. Supone una incontestable victoria de nuestro sistema parlamentario sobre el autoritarismo independentista y, por qué no decirlo, frente al populismo de Podemos. Los miembros del partido bolivariano han sido el gran apoyo de los rebeldes durante todo este proceso.
Este mismo viernes han posibilitado una vergonzosa escena al permitir que los golpistas voten la DUI en secreto para que así puedan eludir sus responsabilidades con la justicia. La cobardía como principio fundacional de esa república que no reconocen en ninguna parte. Ni en Europa ni en el resto de países donde la democracia es ley, caso de Estados Unidos. Rajoy y el constitucionalismo que representa la unión entre Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos dan esperanza a los catalanes. Han de saber que no están solos, que no estarán solos. España, su país, los apoyará ahora que vivimos uno de los momentos más delicados de nuestra historia reciente.
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