La Plaza de España vulgo Yamaa el Fna
Uno de los grandes proyectos que, ay, Palma pudo haber llevado a cabo habría sido unir la Plaza de España con el Parque de las Estaciones, creando un gran espacio en el centro de la ciudad. No pudo ser. Y cada lugar corrió por su lado mejor o peor suerte. La causa fue la construcción de un aparcamiento subterráneo en los tiempos del alcalde Fageda, que impidió el soterramiento de las avenidas para poder juntar los dos espacios.
El primer Parque de las Estaciones, proyectado por la arquitecta Carmen Pinós, databa de 1999 y ocupaba el espacio que antaño fueron las estaciones de los Ferrocarriles de Mallorca. Pero en el 2004 fue desmantelado para llevar a cabo las obras de soterramiento de las vías de tren y del metro, proyectándose un nuevo parque, obra del arquitecto Juan González de Chaves. El nuevo parque con otro proyecto fue inaugurado el 2007.
El primer parque no podría decirse que fuera un acierto de diseño, ya que en sus laterales existían unas dunas que impedían la llegada de los embats marinos, mientras su lado norte quedaba expuesto a la tramontana, con lo cual resultaba ser un parque frío en invierno y caliente en verano, justo lo contrario de lo que deberá haber sido. Es más, para cruzarlo tenía una pasarela elevada que resultaba una auténtica barrera que imposibilitaba su comunicación. El nuevo parque, con un diseño clásico, quizás no suponga tampoco un derroche de imaginación y, además le falta arbolado, pero resulta mucho más amable y practicable.
Y llegamos a la suerte que ha corrido el otro espacio, la Plaza de España, que bien podría llevar el nombre de Plaza de Yamaa el Fna, porque, aunque esta última plaza marroquí sea patrimonio inmaterial de la Humanidad, es un zoco como en la que por dejadez e incompetencia municipal ha llegado a convertirse la nuestra. Su nuevo proyecto consistió en, primero, poner la estatua ecuestre del Rei en Jaume en una jofaina y luego rodear la estación meteorológica con cuatro bancos. Y para usted de contar. No tiene espacios para el descanso ni una superficie ajardinada digna de tal nombre.
Pero esto no fue lo peor de su nuevo proyecto. Se pavimentó con losetas de pizarra y al poco tiempo la mitad estaban ya rotas, con lo que la genial solución fue cubrir los espacios con parches de cemento y pintarlos encima.
Por otra parte, en un espacio que debería ser emblemático acabaron permitiendo instalar chiringuitos de churrerías. Y para poner la guinda a este pastel, un carril bici atraviesa la plaza con lo cual debe ser la única plaza del mundo donde la bicis, y ahora también los patinetes, tienen prioridad sobre los viandantes.
Ahora, a la vista de que la plaza merecería el título de vergüenza inmaterial de la humanidad, se ha redactado un proyecto parcial para renovar la totalidad de su pavimento. Y con esta medida el Ayuntamiento de Palma pretende poner fin a la vergüenza actual, sustituyendo el pavimento de ahora por otro de color marés o de piedra.
Sea como fuere, y aunque se dignifique el pavimento, no cambiará sustancialmente un diseño que, ya desde su construcción, dejaba mucho que desear. Así las cosas, con su nuevo pavimento, sus churrerías, su falta de bancos y su pésima y escasa zona ajardinada, todo quedará prácticamente igual cuando lo que precisaría en realidad sería un nuevo diseño digno de su entorno como plaza central de la ciudad.
Le digo yo a usted señor guardia…
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