Nos gobierna el trilero de la urna escondida
Hay que recordarlo cada día de los que se prolongue esta legislatura agonizante. El actual presidente del Gobierno es el mismo que quiso dar un pucherazo en su partido del alma. El mismo que dijo “vamos a votar”, decidido a saltarse el procedimiento interno en aquel bochornoso Comité Federal del 1 de octubre de 2016. El mismo que, de la mano del oscuro Rodolfo Ares, quiso dar un golpe en la Casa de Pablo Iglesias —el auténtico— con una urna escondida detrás de una mampara. Ésta es la honestidad del individuo. Y de sus fieles Lastra, Ábalos y compañía… Por cierto, cómo le gusta a la portavoz parlamentaria el coche oficial…
Si Pedro Sánchez fue capaz de intentar engañar a sus propios hermanos políticos, a sus compañeros de militancia, en definitiva, a su propia sangre socialista, no sorprende lo más mínimo que ahora, desde su trono de La Moncloa, no tenga problema alguno en pasar por encima del Estado de Derecho, de las autoridades de Bruselas y de los españoles que no le votaron. Siempre recurriendo a sus artes de trilero. Un plagiador que se hace trampas a sí mismo, presentando un corta y pega de papeles ministeriales como una tesis doctoral, ya lo dice todo de la catadura moral del individuo. Podredumbre.
Así, nada extraña que primero vendiera que presentaba la moción de censura contra Rajoy para convocar elecciones “en unos meses” y que nada más llegar al poder dijera, en cambio, en su primera entrevista como presidente en Televisión Española que su objetivo era agotar la legislatura y llegar a 2020. ¡Toma del frasco, Carrasco! La bolita la enseñó meses después afirmando que lo de convocar elecciones en “unos meses” era sólo una estrategia para buscar el apoyo de Ciudadanos a la moción de censura. Doblemente mentiroso. Nunca pensó ni en ese anticipo electoral ni en atraer a los de Rivera, sus antiguos socios en la investidura fallida. Para tumbar a Rajoy ya tenía esta vez a los populistas, los nacionalistas, los separatistas y los filoetarras. ¡Casi ná!
Luego, trató de quebrantar el funcionamiento democrático de las Cortes con una treta parlamentaria para burlar el veto del Senado a un déficit excesivo. Así, planteó una reforma exprés de la Ley de Estabilidad vía enmienda en una norma sobre violencia de género. La mayoría de PP y Ciudadanos le frenó en la Mesa del Congreso. Por suerte, todavía esto no es la Asamblea Nacional Constituyente de la República Bolivariana de Venezuela, aunque muchos sueñen con ello.
Y lo último ha sido ver a Pedronono mandando a la Comisión Europea unos Presupuestos fake para 2019. Con dos sendas de déficit, la vigente y única válida del 1,3% y otra futura del 1,8%. Como si fuera un pollo con dos cabezas. Otra anomalía más. Y otro embuste. Aunque Bruselas ya se ha olido el pastel y ha puesto en cuarentena los inflados números del Ejecutivo socialista. Con este historial de tanta mentira en tan breve espacio de tiempo, ¿cuál será la siguiente trola? ¿Veremos a Sánchez decir que este Gobierno respeta la separación de poderes tras un eventual gesto de la Fiscalía con los presos golpistas? Ahora mismo, esta bolita, como aquella vergonzosa urna que le hizo caer en Ferraz, está escondida.
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