No son Belarra, Montero o Díaz, es Sánchez

Rosa Díez

Es el secretario general del PSOE quien decidió en su día cerrar una alianza de gobierno con un partido populista de extrema izquierda y con la facción comunista que integra la coalición. Es Pedro Sánchez quien para ser presidente del Gobierno de España nombró ministra a Ione Belarra, vicepresidenta a Yolanda Díaz y ministra a Irene Montero. Es Pedro Sánchez quien las mantiene en su Gobierno a pesar de los indudables méritos que han acumulado a lo largo de la legislatura para ser suspendidas de sus cargos. Es Pedro Sánchez quien mantiene en el Gobierno a las citadas ministras a pesar del discurso del odio contra Israel que abanderan desde que Hamás atacó territorio israelí y masacró a centenares de inocentes. Los culpables de que el Gobierno de España aparezca como un socio no fiable ante los gobiernos y las democracias de todo el mundo no son Díaz, Belarra o Montero, meras figurantes; los culpables son Pedro Sánchez y el PSOE.

Ha sido Belarra quien ha exigido que el Estado de Israel sea juzgado por crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional por haber cometido el pecado de defender a su población masacrada por Hamás –centenares de civiles asesinados, niños, mujeres, ancianos, decenas de secuestrados…- Es Pedro Sánchez quien la mantiene como ministra en su Gobierno.

Ha sido Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España y diputado de Sumar, quien ha registrado en el Congreso de los Diputados una iniciativa en la que insta al Gobierno a denunciar ante la fiscalía la actividad de cuatro empresas ferroviarias por sus «negocios con Israel». Ha sido Yolanda Díaz, la jefa de Sumar y militante del PCE, quien ha callado ante tal señalamiento. Es Pedro Sánchez quien mantiene a Díaz en la Vicepresidencia del Gobierno de España.

Ha sido Belarra quien ha exigido «presión internacional y sanciones económicas para frenar el genocidio de Israel contra el pueblo palestino» . Es Sánchez quien la mantiene como ministra en su Gobierno.

Ha sido Irene Montero quien ha defendido que es «urgente pararle los pies a Israel» y actuar ante «el genocidio planificado» en Gaza. Es Pedro Sánchez quien la mantiene como ministra en su Gobierno.

A veces hay que recordar lo obvio; por ejemplo, que el Gobierno es un órgano colegiado y cuando hablan cada uno de sus miembros sus palabras son actos, actos que se convierten en actos de gobierno ni no son censurados de forma inmediata por quien Preside el Ejecutivo. Los morritos y mohines de Albares –»solo el presidente y yo mismo somos competencia en política exterior»- y ni una sola descalificación hacia las palabras pronunciadas por las citadas ministras no dejan de ser patéticas muestras de complicidad con quienes desde el propio ejecutivo se alinean con los terroristas. Claro que el silencio cómplice de los ministros del PSOE del Gobierno ponen en evidencia una lógica aplastante: si Sánchez blanquea a los herederos de ETA, ¿por qué los miembros de su coalición de gobierno no van a blanquear a los de Hamás? Es un sencillo reparto de tareas: el PSOE se dedica a defender al terrorismo de la boina y sus socios de coalición se encargan de los de la kufiya…

Como ya estamos viendo, el discurso de odio a Israel y de apoyo a los terroristas de Hamás emitido desde el Gobierno de España ya está teniendo consecuencias en las calles de nuestro país. Hordas pro Hamás –que gobiernan en Gaza desde 2006 tras ganar por mayoría absoluta las elecciones- han atacado un hotel del centro de Barcelona vinculado a capital israelí. Habrá quien diga eso de que «no se podía sabee»: pero que hordas defensoras del terrorismo con kufiya ataquen con violencia a judíos españoles es una reacción esperable tras el silencio cómplice de Sánchez ante el discurso de odio y señalamiento contra judíos que emiten sus socios de coalición y las ministras de su gobierno.

De ahí a que se generalicen los ataques denunciados por la comunidad judía en España -pintadas en el Barrio judío de Besalú (Gerona), pintadas en la puerta de una sinagoga de Madrid, pedradas en las ventanas de sus domicilios, ataques a una sinagoga de Melilla, irrupciones en comercios regentados por judíos…- queda un paso, un solo paso. Y también entonces dirían que «no se podía saber».

El silencio del PSOE es tan atronador como la complicidad de Pedro Sánchez con los ministros que difunden el discurso del odio hacia los judíos. Cómo vamos a estar tranquilos con las alertas anti terroristas mientras tengamos un presidente que mantiene en el Gobierno a ministros que defienden a los terroristas… Quienes representan el mayor peligro para la seguridad no son Belarra, Montero o Díaz. El mayor peligro para la seguridad nacional se llama Pedro Sánchez y su partido es el PSOE. Quien avisa no es traidor.

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