Opinión

Lo que faltaba, Otegi define a Sánchez: «Cree que la gente es tonta»

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Arnaldo Otegi fue miembro de la banda criminal ETA, participó en secuestros, nunca negó ser partidario de la secesión del País Vasco y se autoconfesó rojo, laico y republicano. Dicho por corto y por derecho: una prenda difícil de encontrar salvo en una sociedad enferma.

No es, en ningún caso, un tonto de la vaina, más bien un bilduetarra de mucho cuidado. Siempre se manifestó como lo que es; describiéndose a sí mismo con los calificativos antes reseñados. Es decir, ha dicho la verdad sobre su alma, los objetivos que persigue y ahora con nuevos métodos que, subraya, nada tienen que ver con las pistolas y los coches bomba.

Por ello, el que escribe estas líneas entiende como muy significativo su asombro ante el nuevo requiebro de Pedro Sánchez para desmarcarse de Bildu ante el 23J entregando sus pactos al viejo, caduco y falso Partido Nacionalista Vasco (PNV), el gran culpable de que a partir del 1 de junio del 2018 ocurriera en España lo que ha ocurrido.

«¿Cree que la gente es tonta?», le dijo a Sánchez un encorajinado Otegi ante el nuevo requiebro sanchista para aparentar lo que no es. «Llevamos cuatro años juntos y su poder se ha sostenido por nuestro apoyo en el Congreso de los Diputados…», añadió.

Otegi, la respuesta es «sí». Sánchez cree que la gente es tonta. Y como tal la toma. Con alguna razón porque apenas unas semanas después de su llegada a La Moncloa empezó a dejar evidencias respecto a su rara personalidad, sus objetivos personales y la puesta en juego de los generales en favor de su propia egolatría. Otegi parece ser el último de los españoles -le guste o no, español- que ha descubierto el alma en blanco y negro de un sujeto que llegó al poder de la nación mediante una moción de censura fake, facilitada, en cualquier caso, por un amorfo Rajoy, que dejó al albur de los conspiradores los intereses de una inmensa mayoría de españoles moderados, trabajadores y confiados.

Otegi está preocupado con el posible hecho cierto de que su socio Sánchez sea desalojado del poder próximamente. Difícilmente encontrará un socio más dadivoso, maleable y fungible, salvo que le sustituya Rodríguez Zapatero. Sin darse cuenta, le ha metido a su socio plomo entre las alas porque una mayoría de españoles -no, por cierto a través de RTVE- está informado de la declaración del líder bilduetarra. Gracias, Otegi. No te olvides que los españoles que quieren seguir siéndolo somos más. Incluso, y aunque no se note, en el País Vasco.