Lo importante y lo urgente
Hay razones de urgencia para echar a Sánchez y a toda su tropa del Gobierno de España. Pero no debemos permitir que lo urgente desvíe la atención sobre lo importante. Por eso les propongo hoy una reflexión de pedagogía democrática. De la misma manera que hay que distinguir entre táctica y estrategia –la táctica es el instrumento, la estrategia el objetivo- a la hora de organizar la resistencia contra este Gobierno social comunista que está sufriendo España conviene no perder de vista la distinción entre lo urgente y lo importante.
Como esta cuadrilla que gobierna España protagoniza cada día escándalos –desde la tarifa de la luz hasta la complicidad y el impulso del odio y la mentira- , como todo el rato hay que estar tomando posición frente a la última infamia perpetrada por la cuadrilla de Sánchez y su prensa concertada, corremos el riesgo de sepultar entre la hojarasca aquello que nos motiva a los demócratas para enfrentarnos a los enemigos reales y activos de la Constitución. Ocupados con lo urgente corremos el riesgo de olvidar lo importante.
Cesare Pavese dejó escrito que “en ocasiones la democracia es una cuestión de legítima defensa”. No es por lógica ideológica (la alternancia propia de cualquier sistema democrático) por lo que es normal que apelemos a un cambio de gobierno. Es urgente echar al Gobierno de Sánchez porque es una anomalía europea tener en España un Ejecutivo soportado en los apoyos de los enemigos mortales, literalmente, de la democracia. Es urgente echarles porque están arruinando a nuestro país, y no sólo ni principalmente desde la perspectiva económica, que también.
Es urgente expulsar a Sánchez y a los suyos del Gobierno– que no del país, como ellos quisieran hacer con la oposición democrática- porque cada día que pasa hay más personas que no pueden llegar dignamente a fin de mes, porque cada día que pasa hay más personas que requieren de Cáritas o de otro tipo de comedores sociales para comer caliente al menos una vez al día. Es urgente echar a Sánchez y a su tropa de indocumentados y sectarios porque hay centenares de miles de españoles que cada día han de elegir entre poner el ventilador –no ya el aire acondicionado…- o llevar un plato a la mesa, o comprar al niño zapatillas para el inicio del curso escolar.
Es urgente echar del Gobierno a estas personas sin escrúpulos que organizan campañas para emputecer el ambiente, para buscar la confrontación entre españoles, para dar una falsa idea de una España que dibujan como intolerante con los diferentes ya sea de origen, de credo o de orientación sexual. El urgente echar del Gobierno a unos tipos empeñados en degradar la imagen de España para poder así cuestionar el pacto de la Transición y avanzar hacia la liquidación de la democracia.
No me cansaré de decirlo –lo explico con detalle en mi último libro, La Demolición, La gran Traición de Sánchez a la democracia, que por cierto, firmo el día 18 en la Feria del Libro- pero todo esto comenzó con Zapatero, el primer presidente del PSOE que buscó la confrontación entre los españoles que habían protagonizado la Transición y construido la Democracia para debilitar lo que él llamaba primero “las derechas,” y después “la derecha extrema” y asegurar así una cómoda mayoría a un PSOE incluso en retroceso. Menos apoyo, menos diputados, más poder. Esa era la estrategia; la táctica, hacer todo lo posible por revivir el guerracivilismo y volver a enfrentar a los españoles.
Esa es la estrategia que ha seguido Sánchez Castejón con gran aprovechamiento y sin ningún tipo de límite. Y es que Zapatero le importaba lo que pensaran de él, eso de que tenía “talante”, que era un chico “dialogante” A éste se la refanfinfla lo que piensen de él lo demás; es lo que tiene la personalidad psicopática, que carece de empatía.
Bueno, pues establecidos algunos de los motivos que convierten en urgente echar del Gobierno a estos sectarios indocumentados- a los Sánchez, Marlaska, Belarra, Garzón, Montero (Irene y la otra) o al ínclito Ministro de Universidades que para igualar por abajo y que nadie pueda afear la conducta al presidente plagiador ha eliminado la sanción a los estudiantes que copien en los exámenes- permítanme una pincelada sobre lo importante.
Es por exigencia democrática por lo que es importante echar a Sánchez del Gobierno. España no se merece tener un Gobierno que se niega a investigar los 377 crímenes de ETA aún sin resolver. Y que nadie nos diga que esto no es nuevo, que antes que este hubo otros gobiernos y otros ministros del Interior que tampoco hicieron lo que debían para esclarecer estos crímenes. Porque es verdad que no es nuevo; pero sí es la primera vez que el Gobierno de España, a través de los partidos que lo componen y que lo soportan, votan en contra de una resolución en el Parlamento Europeo que ha decidido enviar a España una Comisión para investigar sobre las causas de que no se hayan esclarecido esos crímenes.
La negativa a esclarecer el 40% de los crímenes de ETA cometidos durante y contra la propia democracia (Franco hacía mucho que estaba enterrado en el Valle de los Caídos) convive en el tiempo con leyes llamadas de memoria histórica o democrática, leyes revanchistas promovidas por este Gobierno de sectarios y con las que la paleoizquierda española quiere provocar el enfrentamiento entre españoles. Y eso sí que es nuevo. También es nuevo que esa negativa del Gobierno coincida en el tiempo con la aproximación a cárceles vascas de decenas de presos terroristas que no han cumplido con un requisito fundamental: colaborar con la justicia.
Resulta pues urgente, por razones prepolíticas, no ideológicas, echar del Gobierno de España a esta gentuza, dicho sea con la acepción exacta del término que da la RAE: “Gente o tipo de gente que es considerada despreciable”. O sea, gente que no es digna de aprecio o estimación y que moralmente merece ser despreciado.
Los crímenes de ETA cometidos después del 2010 no prescriben; los anteriores lo hacen a los treinta años de su comisión. El goteo de impunidades es constante… mientras el Gobierno excarcela o acerca al País Vasco a terroristas que callan lo que saben.
La historia de ETA no acabará mientras haya centenares de crímenes sin juzgar a la vez que su brazo político es socio del Gobierno de España. La historia de ETA no acabará mientras los prescriptores de la banda y de sus crímenes sigan organizando homenajes y recibiendo como héroes a los terroristas excarcelados ante la pasividad –cuando no complicidad- del Gobierno de España.
Aunque no fuera más que por los 377 crímenes de ETA aún sin juzgar, por la exigencia moral y ética de que sus familiares puedan hacer el duelo y de que se haga justicia, hay que mantener viva la resistencia hasta que echemos del Gobierno a Pedro Sánchez, hasta que consigamos tener en España un gobierno decente, que tampoco es tanto pedir.
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