Letizia se comportó como una gran reina
En mi ya larga y dilatada vida profesional, donde he visto tanto dolor y tanto llanto, aún pasando ya tantos años, la tragedia de la DANA valenciana me ha hecho revivir, como si hubiera sido ayer, los terremotos de Irán de septiembre de 1962 y que yo cubrí como enviado especial de Europa Press. Bajo cada piedra, una tragedia sabiendo que lo que quedaba bajo los escombros sólo eran muertos. Aquí 300; allí 500, hasta llegar, provisionalmente, a los 30.000 muertos.
Durante mucho tiempo conservé en mi piel, en mis ropas y en todo lo que llevaba encima el nauseabundo olor a muerte. Como me sucedió en Agadir, durante los terremotos de febrero de 1960, con el balance de 12.000 fallecidos. O los de Chile de mayo de ese año, con 1.655.
Pero, como anticipaba en mi crónica del pasado sábado, los 215 muertos de Valencia me duelen mucho más que los miles de iraníes y marroquíes o los cientos de chilenos, porque son mis muertos.
‘El vicio español del magnicidio’
El pasado domingo, los Reyes Felipe y Letizia viajaron a Paiporta, la zona cero de la DANA asolada por la muerte, siendo una visita obligada con el riesgo de que el pueblo encolerizado les partiera la cara. Sus dos metros de estatura, en contraste con la bajuna de Sánchez, «un blanco fácil para las piedras, los trozos de barro, los mangos de las fregonas que volaban por la rabia de la mala gestión y el desamparo» (Chapu Apaolaza).
Esta presencia me recordó el libro del criminólogo e investigador Pérez Abellán El vicio español del magnicidio (Planeta), en el que recoge atentados contra primeros ministros. Desde Prim, en 1870, hasta Carrero pasando por el que, en menor escala, sufrió Rajoy, el 17 de diciembre de 2015, en Pontevedra, cuando un joven de 17 años le dio un puñetazo rompiéndole las gafas y dejándole magullado. O el ataque sufrido por la primera ministra danesa socialdemócrata Mette Frederiksen, de 46 años, en diciembre de 2022, que la dejó gravemente conmocionada. Hasta Sánchez le hizo llegar su apoyo. O el sufrido en una manifestación en Bratislava, el 15 de mayo de 2024, por el primer ministro eslovaco Robert Fico, que le dejó entre la vida y la muerte.
La talla histórica de Felipe
El escritor Emilio Lara recordaba en La Tercera de ABC la visita que hizo el rey Jorge VI a los barrios de Londres después de uno de los bombardeos durante la II Guerra Mundial, acompañado de su primer ministro, el gran Churchill. «Aunque Felipe VI tiene la talla histórica de Jorge VI, Sánchez no es, ni mucho menos, Churchill, porque sólo sabe comportarse sumiso con los que odian a España y arrogante con quienes lo han perdido todo como los valencianos». Y encima cobarde huyendo a toda pastilla en su coche oficial. Mientras que el Rey mantenía sus dos metros con dignidad, como De Gaulle, a finales de agosto de 1944, cuando, desfilando por los Campos Elíseos, el silbido de unas balas contra su persona provocó que todo el mundo se arrojase al suelo, mientras él, como Felipe, mantenía erguidos sus dos metros de estatura, con dignidad. Sin inmutarse, lo recuerda Ramón Palomar.
Los sentimientos de la Reina Letizia
¿Y qué decir de Letizia? Con el rostro y el pelo manchados de lágrimas y de barro, completamente devastada y rota por lo que estaba viviendo, se abrió paso entre la indignada multitud para compartir con abrazos el dolor de quienes le contaban llorando lo que habían perdido, protagonizando unas imágenes que no habíamos visto jamás. «Consternada y casi en shock ante la mayor catástrofe que ha vivido nuestro país en los últimos tiempos, sólo se la oía repetir «lo siento, lo siento», como resumía la revista de mis amores y mis dolores. Yo añadiría, y no me duelen prendas reconocerlo, que se comportó como una gran reina, emotiva, conmovedora y sensible, siendo un ejemplo de entrega, entereza y humanidad.
Chsss…
Es de esperar que el hombre que fue capaz de regalar 65 millones de euros a la amante de turno, se retrate, económicamente hablando, con las víctimas de la DANA.
Dicen que ella no regresó a Madrid con su marido después de las lágrimas, el dolor y el barro en Paiporta. Prefirió marcharse a Murcia para encontrarse con su madre.
Y como escribe Álvarez «Las lágrimas sinceras de ella y la dignidad y el temple de él, hacen el Estado más decente». Como indecentes sus acompañantes.
La Familia Real en mínimos históricos. Y no me refiero a la española. El motivo: el marido de la hija del rey, el chamán de color Durek Verret, denunciado por unos ciudadanos por agresión sexual. Y ya van…
Un destacado ejecutivo de banca, Alberto Alonso Góngora, junto con otros compañeros, marcharon a Valencia al salir del trabajo para prestar su ayuda en la limpieza y distribución de alimentos. Como miles de españoles se suman al dolor del pueblo. Todo un ejemplo.
¡Cuidado! El que fuera presidente de Banesto y que acabó en la cárcel ha escrito una serie con el título Matar a Mario Conde sobre su apasionada, apasionante y polémica vida.
Una ahijada de Felipe VI, que será un día la primera reina del país nórdico después de más de 600 años, ha trabajado fregando platos en un restaurante de su país.
El rey Carlos III suprime la asignación de un millón de libras anuales a su hermano Andrés.
La declaración de amor de Juan Carlos a Sofía fue en inglés, según su profesora de español Julia Latridis y Bustinduy, de la que ofreceremos una entrevista la próxima semana con motivo del cumpleaños de la reina.
Hay que ser miserables para tildar de avaro a quien acababa de donar 100 millones de euros.
¿Galgos o podencos? En eso está empeñada toda su vergonzosa cohorte para salvar lo que es insalvable.
¿Y qué me dicen de nuestra ecologista entre las ecologistas? Missing total. Se encuentra en otros menesteres mucho más elevados.
Qué vergüenza cuando dejan correr aquello de que quienes interceptaron el coche y más tarde lo apalearon eran de «extrema derecha». Se ha demostrado que eran vecinos desesperados por la situación.
Excesivo señor juez… perdón ex juez y ahora ministro enviar a los servicios antiterroristas de la Guardia Civil para detener a estos vecinos por un acto de violencia. Pero ¡hombre de Dios! que no eran terroristas, ¿no ves la angustia de todos ellos que han perdido a sus seres queridos y todas sus pertenencias? Un poco más de sensibilidad, señor juez… perdón ex juez y ahora ministro.
Poco oportuna por no decir oportunista y despreciable la frase de la ministra de Desigualdad en un tuit a su equipo: «Este es nuestro momento». Tal escándalo se formó en las redes sociales, que, en apenas unos minutos y de forma inesperada, fue retirado con toda celeridad. Ya, ya, pero ahí queda redondo su tuit para la posteridad.
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